THE OBJECTIVE
Javier Díaz-Giménez

El PIB alemán: no es una recesión técnica, pero preocupa

«La tasa de crecimiento negativa del PIB alemán condiciona a la baja la tasa de crecimiento de la Eurozona y la de la economía española»

Opinión
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El PIB alemán: no es una recesión técnica, pero preocupa

Vista del distrito financiero de Frankfurt, Alemania. | Unsplash

El 25 de mayo descubrimos que el Producto Interior Bruto (PIB) alemán se contrajo un 0,3% en el primer trimestre de 2023. Como en el último trimestre de 2022 se había contraído en un 0,5%, el PIB alemán registraba dos tasas consecutivas de crecimiento negativo y por lo tanto Alemania había entrado en una «recesión técnica». Pues no. Esa no es la definición técnica de las recesiones. Es la definición mediática. Es un criterio numérico, fácil de entender por los lectores y, por lo tanto, del gusto de los periodistas. Las recesiones son más complicadas.  Son una aspecto de los ciclos económicos o, mejor dicho, de las fluctuaciones económicas, porque, al contrario que muchos ciclos en la naturaleza —el movimiento de un péndulo, por ejemplo— las fluctuaciones económicas no tienen ni periodos ni amplitudes constantes. La principal regularidad que presentan las fluctuaciones económicas es que son recurrentes. O sea, que el PIB crece a tasas variables. Estas tasas de crecimiento unas veces son mayores, otras veces son menores y algunas veces son negativas.  

Desde un punto de vista técnico, las recesiones se describen con relación con la tendencia de la serie del PIB, no en términos absolutos. Por ejemplo, el PIB de China crece a una tasa intertrimestral media del 1,62%, que equivale a una tasa anual del 6,6%. Técnicamente, para que China entre en recesión no tenemos que esperar a que la tasa de crecimiento de su PIB sea negativa. Bastaría con que su tasa de crecimiento intertrimestral fuera del 1,1% con lo que su crecimiento anual sería del 4,5%, más de dos puntos porcentuales menor que su tendencia.

«En 2022 Alemania recibió aproximadamente un 10% de las exportaciones españolas»

La definición mediática de las recesiones tiene su origen en el Business Cycle Dating Committee de la National Bureau of Economic Research (NBER), a la que el presidente de Estados Unidos Herbert Hoover le encargó que fechara los ciclos económicos de ese país. El NBER tiene en cuenta varios indicadores económicos incluidos los mediáticos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Pero el crecimiento tendencial de Estados Unidos es un 3,2 % anual o un 0,8% trimestral. Esa tasa de crecimiento es mucho menor que la del PIB de China, está mucho más cerca de cero y, por lo tanto, para Estados Unidos la definición mediática de las recesiones es una aproximación muy razonable a la definición técnica. Pero ese no es el caso en general y tampoco es exactamente el caso de Alemania. Concretamente, el crecimiento medio del PIB alemán es solo un 1,6% anual o un 0,4% trimestral. Por lo tanto, dos puntos menos de su tendencia es -0.4 por lo que su tasa de recesión técnica debería ser inferior a cero.

Pero, si nos olvidamos de las consideraciones técnicas, la tasa de crecimiento negativa del PIB alemán es preocupante porque condiciona a la baja la tasa de crecimiento de la Unión Europea y, especialmente, la de la Eurozona y la de la economía española. En 2022 Alemania recibió aproximadamente un 10 por ciento de las exportaciones españolas. Según el INE, en el primer trimestre de 2023 la demanda externa, o sea, las exportaciones netas, aportaron más de dos tercios del crecimiento interanual. Si el PIB alemán siguiera sin crecer, será más difícil que el PIB español lo siga haciendo. Y por eso, a pesar de que la contracción del PIB Alemán no sea una recesión técnica, la débil tasa de crecimiento de la economía alemana me preocupa.

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