El Podemos del PP

La trayectoria del Gobierno de «coalición progresista» entre el PSOE y Podemos nos ha dejado un modelo de actuación, del que Vox no ha tomado nota. El partido de Pablo Iglesias ha sido la fuente de exageraciones y salidas de tono, y el de Sánchez se ha dejado arrastrar por conveniencia para luego dejarlo caer. Los podemitas han protagonizado las medidas más frentistas y polémicas del periodo, al tiempo que los socialistas iban a rebufo. 

Los dirigentes de Podemos sabían que era ahora o nunca, que había que jugársela, y apostar todo por la guerra cultural. De hecho, Ángeles Rodríguez Pam, secretaria de Estado del Ministerio de Igualdad, habló de «diarrea legislativa» antes de que se acabara su tiempo. 

El PSOE, en cambio, sabe que tiene margen para el error y la procrastinación porque no bajan del 25% del voto. No se hundieron en la época de la corrupción felipista y el terrorismo de Estado, ni en los tiempos de la inutilidad de Zapatero, y tampoco ocurrirá con Pedro Sánchez. Así lo dice el ‘Votómetro‘ de César Calderón para esta casa, que otorga 99 diputados al PSOE, que puede retener del 28,3% al 26,5% del electorado. 

«El rechazo social que concita Podemos ha convertido a sus dirigentes en lastres para la política»

El desgaste de Podemos en el Gobierno ha sido brutal, hasta el punto de que al habitual vuelo de piolets para la purga se ha sumado la traición de Yolanda Díaz para sobrevivir como la cara humana de la extrema izquierda. El deterioro de la gestión, el desprestigio y el rechazo social que concitan ha convertido a sus dirigentes en lastres para la política. Se carbonizaron muy pronto. Esto no ha pasado con el PSOE, que es ignífugo. Sánchez incluso ha recuperado a José Luis Ábalos, el maletero de Barajas, al que presenta por Valencia. 

En definitiva, la experiencia de estos años nos muestra que cuando llega a un Gobierno de coalición un partido minoritario fuertemente ideologizado, empeñado en la guerra cultural a cara de perro, cuyos primates se consideran salvadores de la patria, se carboniza en beneficio del partido más moderado y mayoritario. 

La pregunta es si Vox hará para el PP lo mismo que Podemos para el PSOE. Las muestras que tenemos auguran algo parecido. El vicepresidente de Vox en el Gobierno de Castilla y León ha ocupado las portadas con cuestiones de la guerra cultural, sobre la educación sexual, el género y el aborto, que han conseguido centrar al PP. Porque fuera de las redes sociales, la gente vota opciones moderadas y de gestión. 

«Vox tiene que calmarse. El electorado es mucho más que los que aplauden el ruido y los exabruptos»

El otro ejemplo es reciente. El número dos de Vox en Valencia niega la existencia de la violencia de género al día siguiente de acordar el gobierno con el PP. No solo es una falta de inteligencia política, sino un error táctico grave. Con el bagaje atesorado de cómo hay que conducir el estilo populista, incluso con el ejemplo de Meloni en Italia, los dirigentes de Vox tienen que calmarse y calcular mejor sus declaraciones. El electorado es mucho más que los que aplauden el ruido y los exabruptos. 

Por este camino, si no se corrige Vox, acabará como Podemos. Es posible que en breve, a partir de este fin de semana con la formación de los gobiernos municipales, luego los autonómicos, y después del 23-J, comience un nuevo ciclo. Abascal y los suyos se empeñan en formar parte de los Ejecutivos, aspecto que necesitan para demostrar que sirven para algo más que para regalar los votos parlamentarios al PP, pero esto tiene un riesgo. 

Si los dirigentes de Vox que toquen poder se dedican a actuar como los de Podemos se carbonizarán en favor del PP. Si Vox distribuye en los Gobiernos a su Irene Montero, gritando y agriando la vida a los demás, a su Echenique, epítome de la antipatía, dando lecciones no pedidas, y al resto de consumibles, menguarán. No olviden que no hay un caso en la historia política democrática en el que el socio menor de una coalición salga del Gobierno mejor de lo que entró. Y en caso de deterioro, siempre el mayoritario sale mejor parado. ¿No me creen? Miren las encuestas: el PSOE ahí sigue y Podemos desaparece.