La opacidad del mercado de trabajo
«La realidad es que la reforma laboral del Gobierno ha sido un auténtico fiasco que ha perjudicado a los trabajadores y ha impulsado la economía sumergida»
La evolución reciente del mercado de trabajo en España es muy positiva a primera vista por la generación de empleo y la reducción del paro. Un análisis riguroso y veraz de la realidad obtiene conclusiones mucho menos optimistas. El Gobierno ha distorsionado enormemente la realidad de nuestro mercado de trabajo, sobre todo durante la campaña electoral.
En una primera aproximación a los datos estrictamente oficiales, se puede concluir que el año 2022 y el primer semestre del 2023 han sido magníficos para el mercado de trabajo. Los afiliados a la Seguridad Social han superado los 20,9 millones de ocupados y, según la EPA, el empleo es de algo más de 21 millones. El paro se ha reducido a 2,7 millones de parados registrados y la temporalidad en el empleo ha disminuido significativamente; sin embargo 1,7 millones de ocupados oficiales, según el INE, no trabajaron una sola hora debido sobre todo al fuerte incremento del absentismo, y en conjunto se trabajan menos horas que en 2019.
Si comparamos los datos oficiales españoles en el contexto de la Unión Europea, los datos muestran nuestra triste realidad. La tasa de paro media en la UE, a mayo del 2023, era de tan solo el 4,8% y en la zona euro del 6,5%. La tasa de paro en España en el mismo mes se situó en el 11,6%, según la EPA, y del 12,7% de acuerdo con el paro registrado, la más alta de la Unión Europea. La cifra de paro juvenil alcanza en España el 32,2%. A efectos comparativos, las tasas de paro más bajas son las de Alemania 2,9% y Polonia 2,7%
Si a los números oficiales se le añaden los ajustes necesarios por la intencionada confusión creada por Gobierno, el nivel de paro en España superaría el 17% de la población activa de acuerdo con los datos facilitados por el Gabinete de Estudios de USO, en su informe de junio.
«Las cifras de paro han sido maquilladas por el Gobierno de Sánchez desde el comienzo de la pandemia»
Las estadísticas tienen como objetivo cuantificar lo mejor posible la realidad que se trata de medir. Vamos a intentar entender cómo las cifras de paro han sido maquilladas por el llamado Gobierno de progreso del señor Sánchez desde el comienzo de la pandemia.
El empleo en España se derrumbó en los primeros meses de restricciones por la covid-19; al igual que en el resto del mundo. Sin embargo, ya en ese momento, las estadísticas de paro no reflejaban la realidad del número de trabajadores sin actividad. Un gran número de trabajadores se encontraban en ERTE, personas que no trabajaban, pero que no se consideraban técnicamente parados. La cifra de empleados acogidos a ERTE llegó a 2,7 millones durante los primeros meses. Asimismo, muchos autónomos se encontraban en la situación de «cese de actividad», que también generaba el mismo efecto estadístico de encubrir las cifras reales de paro.
Superada la covid, se aprobó la reforma laboral impulsada por la ministra de Trabajo. La eliminación de los contratos temporales y contratos de obra, y su sustitución por los de fijos-discontinuos, provocó que las comparaciones sobre el mercado laboral quedaran distorsionadas significativamente, disminuyendo cosméticamente el número parados reales.
Según el informe del sindicato USO cuando menos 550.000 personas se encuentran actualmente sin actividad, cobrando el paro, pero con contrato fijo discontinuo, por lo que a efectos estadísticos no computan como parados. A finales de junio de 2023, 3.791.844 personas estaban inscritas en el servicio público de empleo; sin embargo, el número de parados registrados oficialmente eran tan solo de 2.688.542 personas, es decir no computan oficialmente como parados 1.103.302 personas que realmente lo son. De estos últimos, el 52,5% corresponde a trabajadores fijos discontinuos sin actividad cobrando el paro y el 25,7% a parados buscando empleo con disponibilidad limitada.
Junto a la confusión de las cifras hay que tener en cuenta la calidad del empleo que se ha creado desde la llegada de Sánchez al Gobierno. Según la EPA, se han generado en el sector público más de 400.000 empleos, lo que demuestra la atonía del sector privado, auténtico motor de las economías más pujantes. Las horas trabajadas se han reducido por la proliferación de empleos a tiempo parcial. Asimismo, la temporalidad se ha reducido por la transformación de los contratos temporales y contratos de obra en fijos discontinuos, de los que una parte importante se encuentran sin actividad e incluso en algunos casos sus empleadores han cerrado, cifra que el Gobierno se ha negado siempre a difundir.
«La realidad es que se está utilizando el periodo de prueba como tiempo máximo de duración de muchos contratos»
Algunos trabajadores regresarán a su puesto temporal la próxima campaña; pero en otros casos, con las expectativas económicas negativas, posiblemente la pyme que los ocupaba habrá cerrado. También se considera que del orden del 40% de los nuevos contratos indefinidos tienen este carácter de fijo discontinuo. La realidad es que se está utilizando el periodo de prueba como tiempo máximo de duración de muchos contratos.
Frente a esta situación es sorprendente es que una parte de los puestos de trabajo que se ofertan no se cubren. La falta de cualificación profesional, el abandono de la formación profesional y los desincentivos que provocan las diferentes subvenciones explican esta aparente contradicción. Factores que además impulsan la economía sumergida.
La auténtica realidad del mercado de trabajo en España pone claramente de manifiesto que la reforma laboral del Gobierno social-comunista ha sido un auténtico fiasco que ha perjudicado a los trabajadores y ha impulsado la economía sumergida.
Sin duda una de las reformas más urgentes, aunque quizá imposible con el escenario político actual, es la reforma del mercado laboral. Resulta imprescindible flexibilizarlo para favorecer la creación de empleo. También es necesario reducir el empleo público y favorecer el entorno que permita el desarrollo de las empresas privadas, que son las que crean puestos de trabajo sostenibles y productivos.