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Votar en legítima defensa

«El PSOE fue capaz en poco más de dos meses de transformar a su melancólica y derrotista masa de votantes en un ejército de activistas»

Opinión

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. | Europa Press

  • Fundador y Director General de la compañía de consultoría estratégica Redlines.
    Ha dirigido campañas electorales tanto en España como en diversos países de América latina, y es analista político habitual en diversos medios de comunicación.
    Es autor de los libros : «Guía práctica para abrir Gobiernos» (Goberna, 2015), «Otro Gobierno» (Algón Editores 2012), y «Open Government – Gobierno Abierto» (Algón Editores, 2010).
    Le encantan los platos de cuchara, sufre con cada partido del Athletic de Bilbao y no se pierde un concierto de Los Planetas.

Tras las elecciones celebradas hace dos semanas, los medios de comunicación se han llenado de análisis taxonómicos sobre el voto de los españoles, todos ellos muy interesantes y coloridos, con los que los sociólogos tratan de explicar el inesperado resultado de las urnas.

Según los mismos -y esto admite poca discusión-, la principal conclusión es que el género ha resultado clave a la hora de determinar el sentido del voto, de tal forma que mientras entre los hombres la cosa ha andado muy pareja, las mujeres que se han inclinado por opciones progresistas habrían sido casi 12 puntos más que las que lo han habrían por opciones conservadoras. 

Las mujeres, ya saben, ese insignificante cincuenta por ciento de la población que se ha sentido atacado por las políticas contrarias a la igualdad propugnadas y (sobre todo) puestas en marcha en tiempo récord por Vox desde los ayuntamientos y comunidades autónomas en los que han conseguido alcanzar el gobierno.

El segundo elemento en grado de importancia habría sido el territorial, el lugar de residencia del votante, produciéndose los resultados más alejados de la media en dos territorios, Cataluña y Euskadi, en los que el PSOE se ha convertido en primera fuerza adelantando a las habitualmente hegemónicas fuerzas nacionalistas y permitiendo que los socialistas recortasen la diferencia establecida en otros territorios hasta prácticamente igualarse en el cómputo global.

«La propuesta electoral de Vox incluía acabar con el autogobierno y reavivar desde Madrid tensiones políticas y sociales»

Ya saben, Euskadi y Cataluña, dos insignificantes territorios históricos en los que viven en torno al 20% de los españoles, que además poseen sensibilidades políticas y culturales específicas y en los que la propuesta electoral de Vox incluía acabar con su autogobierno y reavivar desde Madrid unas tensiones políticas y sociales afortunadamente olvidadas en ambos lugares.

Y aún existiría un tercer elemento que serviría para explicar el resultado final de las elecciones, el voto de los más mayores, un grupo en el que a pesar de haber sido mayoritariamente conservador, durante la última semana de campaña se produjo un espectacular recorte de diferencias.

Los jubilados, ya saben, el despreciable colectivo que porcentualmente más participa en las elecciones y cuyas pensiones se beneficiaron de una imponente subida por parte del gobierno del gobierno y que, vaya usted a saber por qué, sintieron que un ejecutivo de signo diferente sería contrario a sus intereses.

Tres imponentes árboles: género, territorio y edad que sin embargo no deberían impedirnos ver el bosque en su conjunto, una selva en la que el PSOE fue capaz en poco más de dos meses de transformar a su melancólica y derrotista masa de votantes en un ejército de activistas que no se conformaron con acudir a las urnas, sino que ejercieron de verdaderos agentes electorales en sus entornos gracias a al bovino atolondramiento de la muchachada abascaleña, más ocupada en marcar paquete en los municipios y autonomías en los que lograron entrar en el gobierno que en consolidar el cambio político en nuestro país y que al fin y a la postre se convirtieron en el punto en el que el PSOE hizo palanca para tener posibilidades de formar gobierno a pesar de su derrota.

Un PSOE que de nuevo demostró que es la maquinaria electoral más eficiente de nuestro país y que convenció a los adormecidos votantes progresistas de que en estas elecciones, su voto era nada más y nada menos que un ejercicio de legítima defensa.

22 comentarios
  1. Campeonisimo

    Si copias y pegas la siguiente frase en Internet, verás toda clase de detalles de como fue el pucherazo del 23_J:

    YA sabemos donde se METÍO la MANO el 23J; 17% a favor de la izquierda en el VOTO por CORREO

  2. Carranclas

    Vaya farsante estás hecho. Durante toda la campaña electoral, estuviste insinuando un tsunami azul. El víspera de las elecciones, en un tuit escribiste «Game
    over», dando a entender que todo el pescado estaba vendido, y dando por hecho la mayoría absoluta de PP + VOX. Te las das de experto, y no tienes ni idea. Te has limitado a seguir lo que decia GAD3, y como ellos se cayeron por el barranco, tú fuiste detrás. Tu credibilidad es 0.

  3. Fedeguico

    El 23-J votaron en defensa propia… once millones de chapotes. Los chapotes de la vida siempre encuentran evasivas para justificar sus peores comportamientos. Seguro que incluso a Jack el Destripador no le faltarían retorcidas excusas para argumentar que sus asesinatos fueron en legítima defensa.
    Hoy día no existen límites morales ni manera de colmar la desvergüenza, pero es una peligrosa pendiente que a todos termina arrastrando, y a grandes males, grandes remedios. Si a la mitad de españoles no les importa destruir las bases de la convivencia –brutal evidencia que debemos aceptar-, ¿por qué ese afán de querer seguir compartiendo destino con tu enemigo? Divorciémonos de una vez, por Dios. Si todas las… no sé… provincias, por decir algo, fueran políticamente independientes no habría ni que votar: bastaría con mudarse a la zona donde tus afines políticos fueran mayoría.

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