THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

Excepción y amnistía

«Al comprar el relato de la amnistía, el gobierno compra el marco independentista de la falta de democracia en España»

Opinión
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Excepción y amnistía

Pedro Sánchez. | Europa Press

Vivimos en la era de la excepcionalidad. Los gobiernos se arrogan poderes que no tienen, promueven medidas que son incapaces de llevar a cabo, desprecian los parlamentos y la rendición de cuentas, y gobiernan a golpe de decreto. En España, el gobierno de Pedro Sánchez ha cultivado desde el principio una ética de la excepcionalidad. Habla de urgencias morales, defiende que sus políticas no son solo lo más favorable para el país, sino lo único aceptable: la discrepancia es directamente disidencia, implica ir contra el progreso, está en juego la democracia y solo la dirección providencial del presidente Sánchez puede hacer que sobreviva. En algunas de esas ocasiones, sobre todo cuando su poder parlamentario era mucho menor, esa sobreactuación era un signo de vulnerabilidad; en otras es simplemente patrimonialismo, amor por el trono. 

En estas semanas, el debate sobre una «amnistía» ha entrado en el debate público. Lo han planteado los líderes independentistas catalanes y sus compañeros de viaje (muchas veces indistinguibles). El concepto es típico de la excepcionalidad: es una herramienta que se ha usado en cambios de régimen, en situaciones inusuales en las que una legislación es sustituida por otra. Los partidarios de la amnistía de 1977, como ha recordado en Twitter Carlota de Benito Moreno, coincidían en que era «un elemento que posibilita la transición entre un régimen autoritario y uno democrático». «La amnistía se da tras un periodo de represión, cuando se reconquista la libertad». La amnistía no se produce solo en un cambio de régimen, pero sí en una transición de la no-libertad a la libertad. 

«Amnistía significa desmemoria, pero también es la institucionalización de la excepcionalidad»

Al comprar el relato de la amnistía, el gobierno compra el marco independentista de la falta de democracia en España. Intenta venderlo como una herramienta para pasar página, como una manera de «recomenzar», de empezar de cero, como una manera de abrir el debate de la plurinacionalidad. Es un clásico del gobierno de Sánchez: los hechos de octubre de 2017 no ocurrieron, hay que mirar hacia adelante. Y la manera de mirar hacia adelante, aparentemente, es permitiendo a quienes subvirtieron el orden constitucional que vuelvan a hacerlo. Amnistía aquí significa indulto masivo, impunidad. Pero no es solo un cambio tangible y jurídico, es también simbólico. Amnistía significa desmemoria, pero también es la institucionalización de la excepcionalidad. Significa convertir la democracia liberal en una democracia agonista, cuyo objetivo principal es la búsqueda del conflicto, y no la del consenso. Y ese es el objetivo del independentismo, que no está solo en guerra contra el Estado sino contra la democracia liberal. 

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