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Ricardo Dudda

El triunfo de la voluntad

«La inconsistencia no es gratuita, es estratégica. Es consecuencia del cinismo del presidente, que puede defender un día una cosa y a la semana la contraria»

Opinión
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El triunfo de la voluntad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Un problema es la inconsistencia. La inconsistencia no es gratuita, es estratégica. Es consecuencia del cinismo del presidente, que puede defender un día una cosa y a la semana la contraria. Es una inconsistencia y un cinismo públicos, en abierto. Por eso provocan incredulidad. El periodista Fernando Garea ha recopilado varias declaraciones del presidente y cercanos sobre la amnistía que ahora defiende el gobierno para obtener los votos de Junts. En noviembre de 2022, Pedro Sánchez dijo en una entrevista: «El independentismo lo que pide, y lo saben ustedes y los telespectadores, es la amnistía. Algo que, desde luego, este gobierno no va a aceptar y que desde luego no entra en la legislación ni en la Constitución». En julio de este año, es decir, hace dos meses, dijo: «El independentismo pedía la amnistía y pide un referéndum de autodeterminación. No han tenido la amnistía y no hay un referéndum de autodeterminación ni lo habrá». En 2021, Carmen Calvo dijo que «la amnistía no es planteable en un Estado constitucional y democrático. Sería suprimir un poder del Estado, el poder judicial».

Pero como la fiscalización vía hemeroteca no funciona, es decir, no penaliza, pues ahí siguen esas declaraciones. Hay un tuit de 2021 desde la cuenta oficial del PSOE con declaraciones del por entonces ministro de justicia, que dice que: ​«La amnistía no cabe. Porque la amnistía es el olvido». Es un monumento a la ignominia. 

La estrategia del PSOE no es negar, es otra, es decir que esas declaraciones son del pasado, y sobre todo que las pronuncian líderes del pasado. Da igual si el presidente hace apenas un mes defendía lo contrario que hoy. Como el expresidente Felipe González ha criticado la idea de una amnistía (ha dicho que «en la Constitución no caben ni la amnistía ni la autodeterminación») y Alfonso Guerra ha opinado lo mismo («Esta amnistía es la condena de la Transición, pido que no la hagan porque es muy grave»), la excusa está hecha. El argumento contra la amnistía lo representan viejos políticos que no aceptan que el mundo ha cambiado. El diputado del PSOE César Ramos decía exactamente eso en un tuit: «Con todo el cariño del mundo. Declaraciones de antiguos dirigentes de mi partido, demuestran eso, que se han quedado muy antiguos. La sociedad actual y los retos a los que nos enfrentamos no se parece en nada a los del pasado. No entienden a la sociedad actual». 

«Detrás de los intereses personales y partidistas del PSOE de Sánchez hay también un sustrato ideológico profundamente iliberal»

La amnistía es lo nuevo. Es el avance, el progreso. ¿Por qué? No hace falta explicarlo. Es muy sencillo. Todo lo que hace o propone el presidente es progreso. En realidad, es lo que propone la izquierda. El otro día Errejón dejó establecido que «la amnistía […] hoy ya diferencia a los partidarios del avance de los partidarios de la inmovilidad o el retroceso». No hay que entrar en los detalles. ¿Estás en contra o a favor del progreso? 

Pero esta inconsistencia, como decía, no es lo más grave. Es estratégica, una manera cínica de escurrir el bulto, de mantenerse en el poder. Hay algo peor, que es ideológico. Es una lógica que abunda en la izquierda contemporánea española. Es la idea de que la voluntad política lo puede todo; cualquier obstáculo entre mis ideas y la realidad se supera con voluntad política. No hay más límites que los que uno se pone. Es una idea iliberal, que desprecia los contrapesos, las instituciones mediadoras, incluso al electorado. Por eso en el debate sobre el independentismo catalán la izquierda habla de que es una cuestión política, no jurídica. Porque entienden la política solo desde el prisma de la «voluntad política». Si el problema es jurídico, tiene límites; si es político, no. Esto es lo más preocupante de la deriva iliberal de este gobierno. Detrás de los intereses personales y partidistas del PSOE de Sánchez hay también un sustrato ideológico profundamente iliberal.

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