Variaciones sobre la foto de Colón
«El PP no repara en que el objetivo de los ilotas gubernamentales no es disuadirle de manifestarse junto a Vox, sino de manifestarse contra el Gobierno»
Dice Susan Sontag que la fotografía convierte a las personas en objetos que pueden poseerse simbólicamente. Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado. Las fotografías son también palancas de extorsión: «El pintor construye, el fotógrafo revela», dice Sontag. Pero la capacidad extorsionadora de la fotografía va más allá de la amenaza de revelación. La extorsión es posible tras la revelación, si la imagen revelada puede empuñarse como un arma que apunta a lo que muestra o esconde.
La política abusa del poder de la fotografía para retratar al adversario en su ademán más indeseable. El sintagma la foto de Colón se ha convertido en el comodín de la izquierda para amedrentar al Partido Popular ante cualquier amago de movilización contra el Gobierno. Se articula como una advertencia: «Cuidado no vaya a repetirse la foto de Colón»; pero funciona como un chantaje: «Si coincides con Vox en esa plaza, hablaré de una nueva foto de Colón». En realidad, aquel 10 de febrero de 2019 no ocurrió nada excepcional en la Plaza de Colón. Los líderes de los partidos de la oposición —PP, Cs y Vox— se manifestaron en contra de la negociación entre el Gobierno y el independentismo. Pero, ay, hubo foto. Y esa foto se utilizó para vender a las tres formaciones como un mismo ogro.
Desde entonces, el espantajo de repetir «la foto de Colón» resurge cada poco. Ocurrió en 2021, con la manifestación contra los indultos y ocurrió el fin de semana pasado, con la manifestación en Barcelona contra la ley de amnistía. Los medios oficialistas mencionan la foto de Colón como quien levanta el dedo índice en señal de advertencia. Y el PP, claro, ha interiorizado el mensaje y reacciona ante la foto de Colón como Supermán ante la criptonita. No repara en que el objetivo de los ilotas gubernamentales no es disuadirle de manifestarse junto a Vox, sino de disuadirle de manifestarse contra el Gobierno.
«Puede que Vox sólo sea la excusa para desautorizar, sin más argumentos, cualquier acción contra el Gobierno»
Pero la toxicidad de Vox es relativa. Cuando sus concejales se apartan de las fotos de repulsa a la violencia de género, su ausencia es criticada por los mismos que se escandalizan por su presencia en la foto de Colón. Empieza uno a sospechar que lo que hace perder fotogenia al PP no es la compañía de Vox, sino el mensaje de la pancarta. PSOE y Podemos pueden posar junto a Vox contra la violencia de género, porque allí (mágicamente) su toxicidad no es contagiosa. Como no lo fue hace dos días en la foto de solidaridad con Israel. Pero si el PP posa junto a Vox contra la amnistía entonces el veneno se contagia. Es curioso que haya pancartas que bloquean la ósmosis y otras que la potencian. O puede que Vox sólo sea la excusa para desautorizar, sin más argumentos, cualquier acción contra el Gobierno.
El pasado martes, Más Madrid se desmarcó del minuto de silencio organizado en los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid por las víctimas de los ataques de Hamás. Más Madrid no salió en la foto, y en redes circuló el mote de «Hamás Madrid». Injusto, sin duda, pero previsible en un entorno político donde las fotos sólo sirven para retratar el peor ángulo del adversario.