THE OBJECTIVE
Joaquín Leguina

Una izquierda invadida

«Uno se pregunta de qué lado está el sanchismo, que se dispone a formar Gobierno con la extrema izquierda antijudía y quienes quieren cargarse la Constitución»

Opinión
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Una izquierda invadida

Ilustración de Alejandra Svriz.

Tras la masacre y los secuestros perpetrados en Israel por un grupo terrorista islamista llamado Hamás, en numerosos países occidentales, en lugar de condenar a los asesinos y homenajear a las víctimas, cierta neoizquierda se ha dedicado a hacer el número de la cabra. Por ejemplo, en Francia, el grupo autodenominado La Francia Insumisa (LFI), que lidera Jean-Luc Mélenchon, se ha negado a condenar como terrorismo decapitar recién nacidos, violar mujeres israelíes antes de rematarlas, fusilar en masa a los habitantes de las aldeas agrarias, secuestrar a 130 de sus habitantes. Según Mélenchon, no es terrorismo.

En Francia, el Partido Socialista francés, que mantenía una alianza política estable con LFI, bajo la denominación de NUPES, ha roto sus relaciones con el partido de Mélenchon. Pero también en España ha aparecido —una vez más— esa nueva y a la vez vieja izquierda comunista denunciando de paso «los asesinatos israelíes», que para, por ejemplo Yolanda Díaz, ejercían un inhumano apartheid sobre los heroicos patriotas palestinos. También ha pedido que los grupos terroristas puedan seguir siendo financiados a través de las «ayudas humanitarias» europeas y, por supuesto, españolas.

Parece que la Europa con la que Díaz sueña «debe liderar una acción internacional por la paz y no para castigar a un pueblo». Donde la angelical líder de Sumar dice «pueblo», tradúzcase Hamás, que es lo que, sin ambigüedad alguna, Israel ha anunciado que va a aniquilar.

Por otro lado, y siempre dentro de Sumar, Enrique de Santiago, que como Yolanda Díaz, milita en el PCE, ha dicho que no sabe «qué es un grupo terrorista», porque «cada quien lo define como quiere»; y, para él, tildar de terroristas a los de Hamás debe de ser una imposición imperialista.

En otras palabras, que hay gente que mata con buenas intenciones (los nuestros) y otra que es una asesina (los de enfrente).

«La izquierda europea y la latinoamericana llevan más de un siglo apoyando a regímenes mortíferos y antidemocráticos»

Para el catedrático Gabriel Albiac, De Santiago es «idéntico, en lo fundamental, a la infamia del desquiciado Mélenchon. Sólo que nadie, en el PSOE de Sánchez, ha exigido la ruptura con tal pasarela de antisemitismo guay. Díaz y Santiago pringan con su abyección al Gobierno español, mientras el Gobierno español no rompa toda relación con ellos».

Pedro Sánchez, el sábado 13 de octubre dijo lo que tenía que decir un presidente de un país democrático, condenando sin paliativos a los asesinos de Hamás. Pero uno se pregunta de qué lado de la valla está el sanchismo, porque se dispone a formar otra vez Gobierno con aquellos que no sólo están en la extrema izquierda antijudía sino también con quienes quieren cargarse la Constitución. Pero dejemos eso. Debería quedar claro que el yihadismo no sólo es racista y asesino, también representa lo peor de la Humanidad, especialmente contra las mujeres. Muy progresista todo.

La izquierda europea y la latinoamericana llevan más de un siglo apoyando a regímenes mortíferos y antidemocráticos. Se llamen Lenin, Stalin o Fidel Castro. Para demostrar esa permisividad bastaría con recordar a Jean Paul Sartre, un intelectual de primer rango que nunca denunció a los dictadores de la URSS. También pasaron por ese aro muchos otros intelectuales franceses, españoles y no digamos cuántos latinoamericanos. Y uno se pregunta cómo puede defenderse un régimen como el soviético o el castrista.

Por lo visto, buena parte de la izquierda de hoy sigue tocando la misma flauta antidemocrática que tocaba la izquierda de ayer, pero además esa izquierda, antaño obrerista, está muy a gusto viéndose invadida por movimientos identitarios. En España, en primer lugar, por el nacionalismo separatista y también por otros dos movimientos: el nuevo feminismo y el ecologismo disparatado.

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