La foto histórica de Sánchez
«Es el primer presidente de España que se fotografió, estrechó las manos y se sentó a claudicar con los camaradas de los asesinos de sus compañeros»
A la pregunta obsesiva de Pedro Sánchez ¿cómo pasaré a la historia? La respuesta es que ya está. Ya ha pasado a la historia. Seguro que nunca pensó que iba a ser por una fotografía que no tiene ningún valor estético. La fotografía produce arcadas. Sánchez es el primer presidente de España que se fotografió, estrechó las manos y se sentó a claudicar —más todavía— con los camaradas de los asesinos de sus compañeros. Un humillado miserable que se presta a lo que sea, y más, por intentar mantener el poder. Sánchez no pudo evitar la fotografía con Gorka Elejabarrieta y Mertxe Aizpurua porque necesita sus votos. Todo vale por su poder. Los elementos de la fotografía no son cualquiera. El senador Gorka Elejabarrieta, otro de los blanqueados por Zapatero en su cesión a ETA, homenajeó a Alex Akarregi Casas, miembro del comando de legales que atentó contra el socialista Eduardo Madina.
El centro de la imagen es para Mertxe Aizpurua. Ella sólo se dedicó a ser la editora del Punto y Hora, el semanario más favorable a ETA que haya existido nunca, y pasó a redactora jefe del diario Egin desde el que, en rincones inolvidables, Pepe Rei se dedicaba a poner «puntos de mira» a periodistas, políticos y quien osara entorpecer los objetivos etarras. La vida de Mertxe Aizpurua está marcada por el punto y hora, o de mira. Pero ella insiste en que en EH Bildu defiende los derechos humanos.
Las fotos históricas son aquellas que se diferencian de las demás por los personajes. Franco tiene su fotografía histórica con Adolf Hitler en Hendaya. Pedro Sánchez la tiene con Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta en Madrid. En la fotografía también aparece el amanuense de Santos Cerdán cumpliendo su rol de estorbo.
«A la cesión, claudicación, sumisión y humillación Pedro Sánchez le llama ‘gobierno progresista’»
Los tiempos actuales son fotografía y vídeo. Un factor más de reírse de todos fue comprobar cómo ninguno de ellos llevaba pinganillo. Hablaron como españolazos en el más puro español. Nada de traductores. Había que consolidar la unidad de destino en lo universal. Era imprescindible que Sánchez entendiera muy bien lo que tiene que seguir pagando a EH Bildu. Ventajas a los presos de ETA, medidas de gracia, abandono de Euskadi de la Guardia Civil, paralización de cualquier acción de la justicia sobre causas etarras pendientes y lo que se les ocurra. Sánchez es un sí a todo. Sánchez lo que no sabe es que la fotografía era el precio de su apoyo. Lo demás eran peticiones para disfrutar de la sumisión y entrega del presidente asintiendo a todo. A la cesión, claudicación, sumisión y humillación Pedro Sánchez le llama «gobierno progresista».
Un efecto secundario de la fotografía es el sorprendente papel de palmero segundón al que Pedro Sánchez tiene relegado al PNV. Es evidente que la apuesta del PSOE para lehendakari es el muy terrorista y sincero Arnaldo Otegi. Lo que les une es el poder. Pero Sánchez ha abrazado el proyecto de Otegi: «Para que España sea roja, republicana y laica, anteriormente tendrá que estar rota». A eso Pedro Sánchez le llama «gobierno progresista». ¿Ese es el proyecto de España de todos los diputados del PSOE en el Congreso?
Sánchez ningunea a un PNV de traidores y recogedores de nueces. Sánchez se siente seguro y cree que el muy cobarde EAJ-PNV de Ortuzar no va a ser capaz de cambiar el paso. El PNV no tiene lo que hay que tener para salirse del consenso mayoritario. Todavía creen que son progres. Sánchez y la izquierda se ríen de ellos y el electorado ya ha empezado a darles la espalda.
«Apoyar a Sánchez es aceptar el engaño»
Desde que el PNV apoya a Sánchez su balance no puede ser peor. Ha pasado de ser la fuerza más votada a la tercera. Y para mantener diputaciones y ayuntamientos ha necesitado del voto del PSOE y el PP sin importar, para eso, que tenga pactos con V0x. Si hay jornada de investidura de Pedro Sánchez y el PNV vota lo mismo que EH Bildu, que vayan empaquetando todas las pertenencias de los despachos del Gobierno vasco y demás txiringuitos. Que no pierdan un día en poner en marcha las destructoras de documentos y que comiencen con el formateo de los discos duros. Como no lo han hecho nunca es importante recordarles que, para borrar bien la información y que no sea recuperable, es necesario formatear cada disco duro un mínimo de siete veces. Es bastante más fino que liarse a martillazos como se hizo en el Partido Popular de Cospedal. ¿Por mantener a Pedro Sánchez van a dejar caer al régimen peneuvista?
La fotografía de Miriam Nogueras, la portavoz de Junts, representante del prófugo de la justicia no tiene el peso político e histórico que tiene la fotografía con Aizpurua y Elejabarrieta. Es verdad que coinciden con EH Bildu en una cosa: tampoco utilizaron el pinganillo. Su conversación con Sánchez también en español. Qué ridículos. Ojalá sea cierto lo que dijo al salir de que Junts no apoyará la investidura «si se trata de hacer lo mismo que en los últimos cuatro años». Con Sánchez es imposible que no haga lo mismo de siempre. Va a mentir, mentir y mentir en régimen de desayuno, merienda y cena. Apoyar a Sánchez es aceptar el engaño. Mentir y engañar es lo que Sánchez llama un «gobierno progresista».
Esta semana es decisiva en la negociación para que Pedro Sánchez consiga esa mayoría de investidura que desde el 23-J, día de su derrota en votos y escaños, sigue sin conseguir. Pedro Sánchez, el de la fotografía con Mertxe Aizpurua y Elejabarrieta, tiene secuestrado —costumbre adquirida de la gente con la que se junta— al Congreso de los Diputados a través del Comando Francina Armengol que sigue sin poner fecha al intento de investidura.