Pocos ministerios me parecen
«Ángela Rodríguez ‘Pam’ ha propuesto un Ministerio de los Cuidados para lograr ‘una transición económica feminista’. Me permito sugerirle otros fundamentales»
Ilustración de Alejandra Svriz.
Yo, la mayoría de las veces, cuando habla Ángela Rodríguez Pam (se escapa decirlo todo de corrido, como Torrevieja Alicante o José Luis Rodríguez El Puma), no la entiendo. Es decir, yo entiendo las palabras por separado, su significado. Pero el conjunto, todo el torrente verborreico y sin demasiado sentido, no mucho. Reconozco la construcción gramatical, la cadena sintáctica de vocablos, pero no comprendo qué quiere decir. Concretamente. El mensaje final, si lo analizo detenidamente, me parece vacuo pese a lo rimbombante. Huero. Lo que pasa es que asiento y paso a otra cosa para no parecer poco empática o poco transversal. Un poco nazi. Algo sensible, digo, con las causas justísimas que siempre defiende con el ceñito fruncido y como abroncando por algo que hemos hecho mal aun sin saber qué exactamente. Como cuando me llama mi madre (o mi jefe) y no me lo espero, que por defecto me sale contestar con un «¿qué he hecho ahora?». Pues igual.
Yo la escucho decir que es necesario «un Ministerio de los Cuidados que nos permita lograr una transición económica feminista en nuestra sociedad» y me surgen más dudas que certezas. Sé lo que es un ministerio, y una transición, y la economía, y nuestra sociedad. Pero no tengo ni idea de hacia dónde quiere llevarnos el feminismo en cuanto a lo económico mediante un Ministerio de los Cuidados. No entiendo ni cual es el problema que pretende solucionar, ni cómo, ni qué quiere lograr con ello. Llevo un rato, demasiado, dándole vueltas. He escuchado el vídeo varias veces. He tomado notas. Y nada, que no avanzo. Pero lo que sí creo es que un Ministerio de los Cuidados, uno que nos permita lograr una transición económica feminista en nuestra sociedad que esté al mismo nivel y no menos que la transición digital o la ecológica y que en esta crisis civilizatoria sea una forma de practicar esa ética tan necesaria en nuestras sociedades, me parece poco. Así que me permito sugerirle otros ministerios fundamentales, a mi juicio y, espero, que al suyo. Esta es mi lista:
Ministerio de la Empatía: muy necesario como motor de cambio resiliente en el marco de los derechos humanos para la necesaria transformación ecofeminista que acabe con el sistema marcadamente heteropatriarcal que dificulta la socialización transversal y la colectivización emocional.
Ministerio de la Descolonización de los Cuerpos Menstruantes: imprescindible para desactivar el entramado que sostiene la cultura patriarcal del acceso al cuerpo femenino y transicionar mediante la elevación de los gestos públicos hacia la reapropiación de nuestra identidad como sujeto político autónomo de pleno derecho con anclaje en la centralización del consentimiento sin diferencia de género.
Ministerio de Capoeira: Fundamental en el proceso de avance en la adaptabilidad desracializadora y reparadora de toda desigualdad étnica desde una perspectiva transfeminista, colectiva y autogestionada que colectivice la liberación disruptiva de las dinámicas eugenésicas victimizadas por el apropiacionismo cultural histórico.
Ministerio del Amor: Porque todos los cuerpos son deseables, son necesarias las políticas y leyes sexoafectivas que regulen la obligatoriedad libre, sentida y sincera de la atracción hacia todo ser viviente y sintiente que, desde una perspectiva ecoanarcofeminista y biomigratoria sexualmente divergente, haya sufrido (o sufra o se encuentre en proceso de sufrir) una persecución histórica basada en la estigmatización.
Y yo creo que con esto ya estaría.
