Yo no voy a votar
«Al Gobierno dirigido por ‘el gran líder’ le importan un bledo los socialistas. Por eso someten a la bases del partido los restos de una bazofia negociadora»
Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz
A mi edad, 64 años, de los cuales 40 militando en el PSOE, no acepto tomaduras de pelo. Cuando leí la pregunta que los afiliados teníamos que responder lo primero que pensé, por las fechas, es que se trataba de la celebración de Halloween, ya saben: truco o trato. Incluso de haber sido así, el mal gusto estaba servido. Mezclar esa celebración con la jura de la Constitución de la Princesa Leonor convertía la misma en algo menor. Pero resulta que no había ni truco ni trato. La consulta a las bases del PSOE es la de una adhesión inquebrantable al líder supremo para hacer lo que le dé la gana a cambio de seguir en el poder.
El relato construido por los que aposentan su culo en terciopelo y tratan de asegurarlo durante muchos años, sea en las Cortes, administraciones o empresas públicas, televisiones y medios de comunicación afines al Líder es sencillo: el que no esté de acuerdo es un facha, el que ose criticar las decisiones de un gobierno repleto de mentirosos, perdón, que cambia de opinión, sirve a los intereses de la extrema derecha.
«En el nombre de España». Frase que nos retrotrae a los ideólogos del movimiento falangista en los años más negros de nuestra reciente historia. «Hay que hacer de la necesidad virtud», la necesidad de seguir siendo presidente del Gobierno y que el terciopelo siga acariciando vuestras partes, las de todos los que me seguís cual lamedores profesionales. Y la virtud: arrodillarnos ante xenófobos independentistas, filo-etarras y reaccionarios inventados por el carlismo, todos ellos muy progresistas, mirar hacia arriba y lo que es orín decir que es lluvia. «En nombre de España»: ¿por qué no votamos todos los españoles?
«Por seguir disfrutando un poco más del poder, dejará al PSOE como un erial»
Pero lo peor no es que piensen que España son ellos, como cualquier bolivariano, lo peor no es que nos arrodillen a todos y tengamos que decir que llueve, o que acepten que España es una democracia anómala en la que es necesario un verificador internacional para dar fe de que el chantaje se cumple exitosamente, o que se les condonen deudas económicas que sirvieron para financiar un golpe de Estado, y que pagaremos entre todos, o que se amnistíe a delincuentes condenados en firme, lo peor es que el Gobierno lo hace poniendo por delante al Partido Socialista Obrero Español.
Al Gobierno dirigido por «el gran líder» le importan un bledo los socialistas. Por eso someten a la bases del partido los restos de una bazofia negociadora, solicitando que los afiliados asuman un chantaje al que en ninguna otra ocasión se habría sometido el PSOE.
En los estatutos fundacionales del PSOE figura como principio esencial que justifica por sí mismo la existencia del Partido, la IGUALDAD entre todos los españoles. Pedro Sánchez, en su empeño por seguir en el poder, dinamita dicho principio, y con él gran parte de lo que distinguía a los socialistas del resto. Por seguir disfrutando un poco más del poder, dejará al PSOE como un erial. Harán falta muchos años para recuperar el orgullo de ser y decir socialista sin bajar la cabeza.
Él y su cohorte NO SON SOCIALISTAS.
