Argumentos falaces
«La izquierda irresponsable ha mostrado su peor y más sectario rostro con ocasión del ataque feroz y asesino del grupo yihadista Hamás a Israel el 7 de octubre»
Ilustración de Alejandra Svriz.
El mensaje sanchista con ocasión de las elecciones de julio de 2023 («Mejor conmigo que con PP+Vox») llegó a mucha gente. A ese éxito se unieron los errores cometidos por Vox y por el PP. Un ejemplo fue el de la hoy presidenta extremeña, que en medio de la campaña electoral se enzarzó con Vox por cuatro gilipolleces para después pactar con ellos y montar un gobierno de coalición. Otro ejemplo fue la ausencia de Feijóo en el debate organizado en TVE. ¿Por qué? Quizá porque no lo vieran confluyendo allí con Vox. Total: el debate se desarrolló con Abascal frente a los dos líderes del PSOE y Sumar. Y después está el engaño de las encuestas, que daban ganador al PP con mayoría absoluta o casi.
En esa ocasión, la del 23 de julio de 2023, con las encuestas dando ganador al PP y muchas augurando mayoría absoluta de PP más Vox, el mensaje sanchista quedó reforzado: «Antes Frankenstein que Vox en el Gobierno». Si las empresas encuestadoras hubieran metido sus previsiones por salva sea la parte no estaríamos ahora en el desastre que está cociendo Sánchez.
Parece increíble que este argumento miedoso y mentiroso según el cual siempre valdrán más en el gobierno los componentes de Frankenstein que sus adversarios nos haya traído a la situación actual, donde unos pocos votos separatistas van a condicionar la vida política de España, comenzando por el riesgo cierto de que la división de poderes se vaya al carajo. Y es que nadie puede saber en este momento si Sánchez tiene algún límite moral y político o carece de tal cosa.
Pero esta izquierda a mi juicio irresponsable ha mostrado su peor y más sectario rostro con ocasión del ataque feroz y asesino del grupo yihadista Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023.
«Bescansa dijo que lamentaba las muertes de los israelíes pero se negó a condenar a sus asesinos»
El ataque de los terroristas de Hamás sobre los ciudadanos de Israel fue de tal tamaño que cualquier persona decente lo hubiera condenado. Pues bien he visto en la televisión a muchas personas que se dicen de izquierda denunciando a Israel y a su Gobierno. Todos hemos tenido ocasión de ver y escuchar a una ministra del Gobierno de España, Ione Belarra, desbarrar respecto a este asunto sin condenar los asesinatos cometidos por Hamás. Incluso he visto por televisión a una ex dirigente de Podemos, Carolina Bescansa, que fue profesora en la Complutense, denunciar por genocida al Ejército de Israel. Acorralada dialécticamente dijo que lamentaba las muertes de los israelíes pero se negó a condenar a sus asesinos.
Pero estos disparates de esa nueva y vieja izquierda no se circunscriben a España. Nos lo ha recordado Ramón González Férriz. Una señora norteamericana muy prestigiosa llamada Judith Butler escribió en el año 2006 lo siguiente: «Hamás y Hezbolá, en tanto que movimientos sociales son progresistas, son parte de la izquierda global, es extremadamente importante comprender esto».
Hace unos días, durante una manifestación en Londres, se vio una pancarta que afirmaba la solidaridad de la comunidad queer (formada por personas no heterosexuales o no cisgénero) con Palestina. En varias universidades estadounidenses se han visto manifestaciones a favor de los terroristas islámicos, presentados como activistas en favor de los derechos humanos y la comunidad LGTB.
Y tras los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 se está imponiendo una ambigüedad detestable. Me explico: la pregunta no es si Israel tiene derecho a defenderse. La pregunta es más cruda: ¿tiene Israel derecho a intentar acabar con Hamás?
Pues bien, yo creo que sí tiene ese derecho, y que así defenderá a todos los demócratas que vivimos en esta parte del mundo y que hemos sido atacados por asesinos yihadistas.
