Pasar a la historia
«Sánchez puede ser recordado como el que traicionó el carácter institucional y solidario del PSOE y llevó al enfrentamiento civil para mantenerse en el poder»
Pedro Sánchez fue muy criticado cuando habló de que pasaría a la historia, pero no cabe duda de que lo hará. Ha sido el primero en ganar una moción de censura, consiguió repetir en el Gobierno en las siguientes elecciones, y es prácticamente seguro que lo conseguirá de nuevo esta misma semana. Si sumamos a esto que volvió del ostracismo para recuperar el cargo de secretario general del PSOE, ya ha hecho méritos de sobra para ser recordado como un político de enorme talento.
El problema es que esta vez es diferente. La necesidad de pactar con todos y cada uno de los partidos nacionalistas para llegar al Gobierno está tirando de las costuras de nuestra democracia. Por una parte, conceder una amnistía para lograr votos de los políticos que se benefician de ella supone un ejercicio arbitrario del poder que lesiona la igualdad, el respeto a la ley y la separación de poderes. Por otra, las concesiones económicas mil millonarias a las comunidades autónomas más ricas (Cataluña y País Vasco) supone un ataque a la solidaridad y un agravio que puede dividir la base electoral del PSOE. Además, la asunción en los acuerdos de ERC y Junts del relato independentista corrompe las bases de la democracia.
En el de ERC se reconoce una supuesta legitimidad democrática a un Parlamento que actuó al margen de la Ley y excluyendo a más de la mitad de los catalanes. Esto supone dar por buena la tiranía de una mayoría, sin límites en la Constitución o el Estatuto. En el de Junts se asume que el Tribunal Constitucional y los tribunales de Justicia actuaron de manera política y antidemocrática, deslegitimando así los órganos que deben controlar los posibles abusos del poder Legislativo y Ejecutivo. La gravedad de todo ello lo demuestran las críticas de todas las asociaciones de jueces y fiscales, de organizaciones profesionales que cuidan mucho la neutralidad e incluso de empresas privadas, preocupadas siempre de no ofender al poder.
«Unos acuerdos que excluyen no solo a la mitad de España, sino también a la mitad de Cataluña no pueden traer la paz»
Los efectos negativos ya se notan en la sociedad. El más visible es la polarización, reflejada en las protestas -que los extremistas se encargan de aprovechar y pervertir, pues de ese río revuelto esperan su ganancia-. Otro, más oculto pero grave, es la desmoralización, en un doble sentido. Muchos españoles no se sienten ya representados por ningún partido político, hartos de consignas, de cambios de rumbo y de una total incapacidad para tender puentes entre los dos grandes partidos. Mientras, los más fieles se inmoralizan, en el sentido de que son ya incapaces de exigir a su partido una actuación acorde con sus principios, pues han asumido que el fin justifica los medios. Todo ello, es evidente, no va a llevar a la concordia. Unos acuerdos que excluyen no solo a la mitad de España sino también a la mitad de Cataluña no pueden traer la paz.
Todo esto puede hacer que Sánchez sea recordado como el que traicionó el carácter institucional y solidario del PSOE y llevó al enfrentamiento ciudadano para mantenerse en el poder. En un reciente editorial, The Times decía que Sánchez «puede que se arrepienta de forzar sobre el pueblo español un acuerdo no deseado en lugar de convocar nuevas elecciones o formar una gran coalición con los conservadores».
No es fácil que Sánchez recapacite y opte por una de estas dos opciones. Quizás fuera más fácil si Feijóo tendiera la mano ofreciéndole sus votos para la investidura. No gratis sino para desarrollar los pactos de Estado que ofreció en su discurso de investidura. Empezando, por qué no, por una renovación del CGPJ -por sorteo y no repartiendo sillas- y una reforma de su sistema de elección que ha reclamado hasta la saciedad la Unión Europea.
Sé que estarán pensando que soy un iluso, o algo peor. Soy consciente de que es casi imposible que Feijóo ofrezca ese pacto que Sánchez no aceptaría.
El título del artículo en realidad no va referido a Sánchez, aunque podría pasar a la historia como el primer Jefe de Gobierno de una gran coalición en España (y no por la exhumación de un cadáver). Es un llamamiento a los diputados españoles, en particular a los muchos del PSOE que aborrecen las concesiones políticas y económicas de los pactos. Un llamamiento a votar de acuerdo con su conciencia, el carácter del moderno PSOE y el interés de España. Sé que es casi heroico pues acabaría su carrera política y serían tachados de traidores. Pero pasarían a la historia como personas que mantuvieron sus principios.