Lo que se viene encima
«Sánchez, además de un desequilibrado, es un incompetente a quien desprecian incluso los separatistas, así que es capaz de reinventar el odio de los años 30»
El psicópata de la Moncloa nos ha devuelto al siglo pasado acompañado por un rebaño de progresistas que le sigue balando en un coro a capella. Será otra vez como durante los años de la Andalucía subvencionada y corrupta. Sin olvidar que hace un siglo los socialistas prepararon el camino para un enfrentamiento civil que acabó en guerra. Hoy puede parecer imposible que tal cosa suceda, pero hay que contar con que Sánchez, además de un desequilibrado, es un incompetente a quien desprecian incluso los separatistas, de modo que es capaz de reinventar el odio absoluto de los años treinta.
El deterioro que se avecina es colosal. Los socialistas tienen en contra a la mayor parte de la población y a casi todas las instituciones, desde la judicatura hasta la policía, pasando por los empresarios, los abogados, los inversores y buena parte de los sindicatos. En cada uno de esos lugares estratégicos Sánchez ha ido colocando a sus empleados, pero sus hombres de confianza son unos desesperados como Pumpido, o a la manera del amiguito de Correos que ha dejado una deuda milmillonaria. De modo que todo se va a venir abajo.
Para muchos que tuvieron edad para conocerlo, es un regreso al franquismo, dulcificado con la atmósfera contemporánea que lo tiñe todo de color rosa, un franquismo a lo Barbie. Es franquismo el enriquecimiento de una casta corrupta de parásitos que somete a la mayoría de la población, apoyada por unos medios de formación de masas que sólo pueden sobrevivir gracias a las enormes cantidades que les da el gobierno. Antes nos ha sacado del bolsillo esos millones con un sistema impositivo propio del feudalismo más despiadado. Con esos impuestos también paga a su ejército, que es un ejército de funcionarios.
«Desdichadamente al autócrata Bruselas sólo le interesa para visitar a los delincuentes catalanes»
Nos aproximamos a gran velocidad a la Venezuela de Maduro, que es la escuela de Sánchez, y acabaremos agradeciendo que no vayamos también hacia el Irán de los clérigos, que es el modelo de Iglesias. Como decía un amigo mío, «¡Menos mal que Sánchez no necesita los votos de Hamás!». Porque veríamos a Irene Montero, a Yolanda y a las vicepresidentas vestiditas con el burka. Sería una mejora, pero la única.
Mientras tanto, sin duda, la oposición apelará a Bruselas. Desdichadamente al autócrata Bruselas sólo le interesa para visitar a los delincuentes catalanes. Las resoluciones que vengan de Europa serán, para él y sus empleados, manifestaciones de la ultraderecha.
No. No se atisba una salida del infierno civil. Quienes vivimos bajo la bota franquista hemos desarrollado tácticas de supervivencia que volveremos a aplicar. Y mientras tanto, como en los terrenos volcánicos, la acumulación de masa ígnea se irá concentrando hasta el estallido final.
El nuestro es el destino de un país inconcluso, inacabado, una nación fracasada, similar a las latinoamericanas. Hemos de ir prestando atención a lo que suceda en Argentina porque ese va a ser nuestro futuro.