El violento balance de Irene Montero
«Los resultados de su gestión al frente del Ministerio de Igualdad se resumen en más violencia e inseguridad para las mujeres»
Arranca la legislatura y, con ella, la formación de un nuevo Gobierno en el que, si bien se mantiene la histórica cifra de 22 ministerios, cambian las carteras y algunos de sus titulares. La baja más destacada es, sin duda, la de Irene Montero, la cara más visible y reconocida de Podemos, que ahora sale del Poder Ejecutivo para dedicarse, única y exclusivamente, a la labor legislativa con los cinco diputados que le quedan tras el ascenso de Sumar, con la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la cabeza.
Las huestes podemitas, que irrumpieron en la política nacional hace ahora diez años bajo la firme promesa de combatir y acabar con la denostada «casta política», origen de todos los males, han demostrado ser la peor casta de todas. Y no sólo por su inusitado y ferviente apego por pisar moqueta para ejercer el poder, cueste lo que cueste, sino por su absoluta incompetencia a la hora de gestionar las tareas encomendadas en la siempre compleja Administración Pública.
Montero es fiel reflejo de la inutilidad del comunismo en España. Pese a erigirse en cuerpo y alma del feminismo, su labor al frente del Ministerio de Igualdad, que apenas tiene funciones a desarrollar salvo la propagandística, ha sido calamitosa. Difícilmente se puede hacer peor, para desgracia de las mujeres. Y eso que ha contado con todos los recursos que ha querido y más para desarrollar su particular misión.
Igualdad, que en el cualquier gobierno medianamente serio no pasaría de ser una mera Subdirección General, cuando no, directamente, innecesario, tiene a su disposición un presupuesto de 573 millones de euros durante el presente ejercicio. Ni mucho ni poco, una barbaridad si se tiene en cuenta que semejante cantidad multiplica por tres el dinero destinado a «políticas de género» en 2019, por más de diez el de 2017 y por veinte el dedicado en 2003. Aún así, Montero, ni corta ni perezosa, se atrevió a exigir un presupuesto de 1.000 millones al año poco antes de ser cesada con la vaga excusa de combatir las «violencias machistas».
Pero, ¿para qué ha servido en realidad tal dispendio? Los resultados de su gestión al frente del Ministerio se resumen en más violencia e inseguridad para las mujeres. El número de delitos sexuales se ha disparado un 30% desde 2019, hasta un total de 17.389 el pasado año. Y, lejos de frenarse, ha seguido creciendo en 2023, puesto que la cifra rondó los 9.500 en el primer semestre, un 32% más que en el mismo período de 2019, antes de que Montero llegara al Gobierno.
«Podemos se ha hartado de abanderar la lucha contra el ‘machismo’, pero lo cierto es que las mujeres en España están hoy peor que antes en esta materia»
Y algo similar sucede con los condenados por violación, acoso y pederastia, tras crecer un 15% en los últimos cuatro años, hasta un total de 3.785 en 2022, según los últimos datos oficiales de criminalidad publicados por el INE. Asimismo, los resultados de su gestión al frente del Ministerio se resumen en más violencia e inseguridad para las mujeres, puesto que el número de víctimas ha crecido un 2,2% desde 2019, hasta un total de 32.644 mujeres maltratadas el pasado ejercicio, un récord histórico. Los condenados, por su parte, superaron la cifra de 36.000 en 2022 —aquí se incluyen asuntos incoados en años anteriores—, lo que supone un 19% más que al cierre de 2019. Y en lo que va de año se han contabilizado 52 mujeres asesinadas a manos de sus parejas, un dato similar al registrado en 2018 y 2019.
Así pues, pese a triplicar el presupuesto en la pasada legislatura, tanto la violencia sexual como el maltrato han aumentado de forma significativa, mientras que las víctimas mortales por violencia de género no se han reducido. Todo un éxito, sin duda, especialmente si se tiene en cuenta que Montero y su cuadrilla han reducido las penas de prisión a más de 1.000 agresores sexuales y han puesto en la calle a más de 100 con su ya funesta ley del solo sí es sí.
Tras semejante balance, no es de extrañar, por tanto, que España pasara del puesto 5 al 27 en el ranking mundial de mejores países para ser mujer, según el estudio que elabora el Georgetown Institute. Y uno de los factores que explican este drástico descenso es la inseguridad, puesto que el porcentaje de mujeres que dicen sentirse seguras cuando caminan solas por la noche ha bajado del 80,3% en 2017 al 78% en 2023, una caída significativa en comparación con otros países ricos.
El paso de Montero por el Ministerio deja varias lecciones valiosas que deberían ser tenidas muy en cuenta. Para empezar, que una cosa es el relato y otra muy distinta los frutos reales de la política en cuestión. Podemos se ha hartado de abanderar la lucha contra el «machismo», pero lo cierto es que las mujeres en España están hoy peor que antes en esta materia. Y, en segundo lugar, que no por gastar más se obtienen mejores resultados. La clave de una política exitosa no es el presupuesto, sino las ideas y su ejecución. Podemos, y en concreto Irene, ha sido un verdadero desastre en ambas, así que nadie los echará de menos. Tanta paz lleves como descanso dejas.