El PSOE pierde la calle
«La mayoría social está contra el pacto de amnistía, un hecho que va a llevar a muchos votantes del PSOE a situarse contra un Gobierno que les ha traicionado»
Hace unas semanas y antes de conocer los detalles más escabrosos del pacto entre el PSOE y la ultraderecha secesionista catalana escribí aquí mismo que la amnistía incluida entre sus capitulaciones iba a suponer a medio plazo el fin de Sánchez y probablemente y de no producirse una inesperada reacción por parte del PSOE, el fin del propio partido socialista como formación hegemónica del centro-izquierda, una posición que ha ocupado con comodidad desde nuestras primeras elecciones democráticas.
Era un análisis basado en eso que los filósofos clásicos llaman los «primeros principios», es decir, en las insalvables contradicciones en las que el proceso de negociación y el texto del acuerdo iban a poner a los votantes del PSOE, alejándoles emocional e irreversiblemente del partido al que han votado toda su vida y haciendo imposible que muchos de ellos puedan volver a introducir en una urna la papeleta con sus siglas.
Un proceso que de forma abrupta e inesperada, sobre todo para el aplausódromo en el que se ha convertido el aparato de la calle Ferraz, ha devenido en el más gigantesco proceso de protestas callejeras nunca soportado por un Gobierno en nuestro país, muy por encima del que tumbó a José María Aznar tras sus mentiras respecto a los atentado del 11-M o del que llevó al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero después de su lamentable manejo de la crisis económica de 2008.
«Las grandes movilizaciones son el disparador de cambios sociales, políticos y finalmente electorales»
Porque coincidirán conmigo en que absolutamente nadie había previsto hace unas semanas que, a pesar de la gravedad de las cláusulas del pacto entre el PSOE y los independentistas, este supusiera necesariamente que la sociedad española, de normal somnolienta y narcotizada, saliera a la calle como lo ha hecho para poner de manifiesto su cabreo ante lo que mayoritariamente se considera como poco menos que una traición por parte del PSOE a la sociedad que le ha otorgado históricamente mayoría tras mayoría de gobierno.
Y es que miren, las grandes movilizaciones como las que se han producido recientemente tienen enormes efectos en el imaginario colectivo y son el disparador de cambios sociales, políticos y finalmente electorales.
A partir de las imágenes producidas en las movilizaciones repetidas en medios y redes, los que protestaron en las calles no solo saben que son mayoría, algo que ya intuían, sino que además refuerzan esa certeza mientras que los que aún dudaban, gracias al milagroso efecto conocido como efecto bandwagon o «efecto arrastre», ya son plenamente conscientes de que la mayoría social de nuestro país está ahí, en las calle y contra el pacto de amnistía, un hecho que va a llevar incluso a los más tibios y desideologizados, muchos votantes históricos del PSOE incluidos, a situarse en el mismo lugar en el que la mayoría de sus vecinos. Es decir, contra un Gobierno que les ha traicionado.
El cambio ha comenzado.