THE OBJECTIVE
Juan E. Iranzo

Argentina puede resucitar

«Para revertir la situación actual es crucial llevar a cabo políticas institucionales que acaben con la corrupción y reformas económicas de corte liberal»

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Argentina puede resucitar

Ilustración de Alejandra Svriz.

El próximo 10 de diciembre toma posesión de su cargo el nuevo presidente de Argentina, Javier Gerardo Milei. Con su victoria en las pasadas elecciones, los argentinos han apostado por un cambio radical, para romper con el pasado y buscar un futuro mejor. Los retos que afrontar y las decisiones de todo tipo a tomar están a la altura de las ilusiones que ha generado su victoria.

Al comenzar el S. XX se discutía en el ámbito económico, quien sería el país líder mundial durante el nuevo siglo. La mayor parte de los analistas, apostaron por Argentina por su magnífica riqueza natural, agrícola, ganadera, minera, etc. Sin embargo, ha sido EEUU el líder indiscutible, fundamentalmente por sus políticas económicas incentivadoras del mercado y de las empresas privadas.

Argentina era un país muy rico a mediados del siglo XX. En los años cuarenta, con una España aislada internacionalmente, envió miles de toneladas de trigo y maíz a nuestro país, ayudando a evitar una posible hambruna. Sin embargo, con sus políticas populistas Argentina de perdió el tren del progreso, con el consiguiente empobrecimiento como país y de sus ciudadanos.

El país tiene una población de 45,8 millones de personas, similar a la española, si bien su extensión es más de 5 veces superior a la de nuestro país, con lo que su densidad de población es muy baja, tan solo de 16 habitantes por km2. Ocupa el número 23 del mundo, por su PIB. Sin embargo, su renta per cápita de 13.162€ frente a los 27.870€ de España, le sitúa en el puesto 66 del ránking mundial de 196 países, por lo que su población padece un bajo nivel de vida.

Su principal desequilibrio es la inflación que actualmente se situó en el 142,7% en octubre de este año, lo que constituye un mal endémico estructural desde la época de Juan Domingo Perón. El peso argentino ha sufrido históricamente una continua depreciación y los tipos de interés actuales son superiores al 130%.

«Uno de los grandes problemas de Argentina es la inseguridad jurídica»

Los desequilibrios de sus cuentas públicas son oficialmente inferiores a los españoles. El déficit público se situó en 2021 en el -4,3% del PIB, la deuda pública que representaba el 81% de su PIB y su paro es similar al de la UE un 6,2%, muy inferior al nuestro, un 11,8%

Sin embargo, uno de los grandes problemas de Argentina es la inseguridad jurídica. En concreto se encuentra en el puesto 126 de 190 del ránking Doing Business, que clasifica a los países por sus facilidades para realizar negocios. Además, la inseguridad jurídica favorece una alta corrupción, Argentina ocupa el puesto 94 del ránking de percepción de corrupción, en este caso, calculado para 180 países. En la mente de todos esta el proceso de nacionalizaciones completamente improcedentes, como le sucedió a Repsol con su filial petrolera en ese país, YPF.

En definitiva, Argentina tiene un grave problema de inseguridad jurídica y de corrupción que penaliza las posibilidades de inversión y de competitividad empresarial, que junto con la inflación lastran las posibilidades de crecimiento y de mejora de calidad de vida de los ciudadanos argentinos.

Para poder revertir la difícil situación resulta fundamental llevar a cabo políticas institucionales rigurosas que acaben con la corrupción, sobre todo delimitando claramente la separación de poderes y restaurando el Estado de derecho. La lucha contra la inflación y el incremento del potencial de crecimiento solo se conseguirán mediante políticas económicas y reformas ortodoxas de corte liberal.

La formación del nuevo presidente Milei y sus convicciones son fundamentales para poder iniciar e instrumentar el cambio radical que se necesite. Se licenció en Ciencias Económicas por la Universidad de Belgrano, y estudió sus posgrados en el Instituto de Desarrollo Económico y Social y en La Universidad Torcuato Di Tella, en las que se formó como liberal clásico.

El descubrimiento, en gran medida, a través de las enseñanzas del profesor Jesús Huerta de Soto de La Escuela Austriaca afianzó su ideología. Las obras de Hayek Camino de servidumbre y Los fundamentos de la libertad y de Von Mises La acción humana, ratificaron su rechazo al intervencionismo estatal, que puede provocar totalitarismo y se fortaleció en el principio de la libertad, como factor fundamental de desarrollo personal y colectivo.

La dolarización de la economía argentina, es decir la sustitución del peso por el dólar como unidad monetaria, representa su principal instrumento para luchar contra la inflación. Esta medida puede favorecer una fuerte reducción de los tipos de interés, al desaparecer la prima de riesgo cambiario; lo que impulsaría la estabilidad y la inversión; si bien a corto plazo se puede contraer la actividad. Este instrumento ya se ha aplicado con éxito en Panamá y Ecuador, con resultados muy favorables para impulsar el potencial de crecimiento.

«El nuevo presidente ya ha prometido que aplicará una política fiscal restrictiva»

La eliminación del peso en la circulación fiduciaria y su sustitución por dólares limitará el crecimiento de los precios; al renunciar voluntariamente a la política monetaria propia, con lo que el incremento de la cantidad de dinero en ese país dependerá del aumento de los dólares en su sistema monetario. Estos pueden proceder de préstamos, sobre todo del FMI, de las exportaciones y del incremento de la inversión extranjera, así como de la repatriación de capitales.

Inicialmente se necesitarían un mínimo de 40.000 millones de dólares para evitar el estrangulamiento del crecimiento, que podrían proceder de la privatización de empresas públicas, especialmente de YPF. Además, la inversión, procedente de los países cercanos, puede aumentar significativamente.

El nuevo presidente ya ha prometido que aplicará una política fiscal también restrictiva que igualmente apoyará la lucha contra la inflación, y que prevé un ahorro en el gasto público del 15%, mediante la reducción del tamaño de la Administración, y la eliminación de una gran cantidad de subvenciones; como por ejemplo a Aerolíneas Argentinas, empresa que ha ofrecido a los trabajadores.

El potencial de crecimiento podría incrementarse significativamente mediante la también anunciada liberalización del comercio exterior, tanto de importación como de exportación.

El proceso será largo, complejo y se enfrentará a muchos obstáculos, sobre todo a los movimientos sindicales. Sin embargo, la contrastación empírica en otros países pone de manifiesto que solo a través del impulso de la libertad, incluida la vertiente económica mediante la implementación de políticas económicas ortodoxas, se logra el bienestar del conjunto de la sociedad.

Argentina, que tiene una riqueza más propia del siglo XIX en base a recursos naturales agrícolas, merece por fin políticos que le permitan evolucionar hacia una riqueza más propia del siglo XXI. Sus ciudadanos lo agradecerán.

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