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«El nombramiento como presidente de EFE de un exsecretario de Estado de Comunicación es otro ejemplo más de la ‘corrupción blanda’ del Gobierno»

Opinión

Pedro Sánchez junto a sus ministros. | Alejandra Svriz

  • Periodista y miembro de la redacción de ‘Letras Libres’ y autor de ‘Mi padre alemán’ (Libros del Asteroide, 2023).

«Es coherente», tuiteó el periodista Fernando Garea después de que el Gobierno anunciara el nombramiento de Miguel Ángel Oliver como presidente de la agencia de noticias pública EFE. «A su ministra de Justicia la mandó a la Fiscalía General del Estado, a su ministro de Justicia al Tribunal Constitucional, a su ministra de Trabajo al Consejo de Estado, a su ministro de Industria a la Embajada en la ONU…» El nombramiento de Miguel Ángel Oliver, que fue secretario de Estado de Comunicación entre 2018 y 2021, es otro ejemplo más de la corrupción blanda del Gobierno. Oliver no solo formó parte del aparato propagandístico del Gobierno; fue también muy criticado por los periodistas durante la pandemia por filtrar las preguntas en las ruedas de prensa del Gobierno y por impedir las repreguntas.

En una charla en 2019, se defendió de esas críticas diciendo: «Los periodistas son insaciables. ¿Todas las veces tienen que ser respondidas las preguntas? Políticamente, no. No debe haber un derecho a obtener respuestas». También hizo una crítica muy extraña a la labor fiscalizadora del periodista: «Nos estamos convirtiendo en fiscales que reconvenimos al político y le afeamos la conducta por cosas que a mí no me gustan». Eran palabras, en definitiva, de un político, no de un periodista. Resulta obvio que cuando un periodista (Oliver lo fue durante años en televisión) entra en un gobierno a liderar su comunicación deja de ser periodista. Pero hoy el periodista convertido en político vuelve a ejercer un cargo de periodista en EFE. En esa misma charla en la que criticó a los periodistas por insaciables dijo que los periodistas que cubren Moncloa son tertulianos y «actores políticos que trabajan como periodistas». La ironía es fácil.


El tuit de Garea sobre el nombramiento de Oliver tiene también un trasfondo. Garea fue nombrado presidente de EFE justo cuando Oliver fue colocado como secretario de Estado de comunicación, en julio de 2018. Y fue despedido por él 19 meses después, en febrero de 2020, en una supuesta reunión tensa en una cafetería Rodilla (lo que añade cutrez y ensañamiento al despido). Al despedirse de EFE, Garea recordó: «Una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno. Repito y subrayo, porque es oportuno: nos enseñan que una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno, ni siquiera una agencia oficial. En esta despedida, me reafirmo en que, como dice el Estatuto de la Redacción: ‘EFE es propiedad de la sociedad en su conjunto’». Si se despidió así, sería por algo.

4 comentarios
  1. SUASORIAE

    El desdoro profesional, la pérdida de crédito personal, la adulación del servil (que desprestigia doblemente: al adulador y al adulado…), el desprecio de los que son tus colegas… ¿por convicción? ¿por deber? ¿por amor? ¿por responsabilidad? Sin honor y sin gloria… ERGO…

    What makes all doctrines plain and clear?
    About two hundred pounds a year.
    And that which was prov´d true before
    Prov´d false again? Two hundred more.

    Samuel Butler

  2. Relatibo

    Todo esto que está pasando es tan evidente que hay que vencer la pereza que da tanta repetición
    en denunciarlo. Hay que denunciarlo, y reescribirlo y volver a escribir lo que está sucediendo con Sánchez

  3. Boltaire

    Pues claro que fue por algo: porque estaba contrariado por su destitución, porque ya se creía con derecho al cargo, porque respiraba por la herida. Cuando el Gobierno lo nombró (pues él, según Dudda, «fue nombrado», mientras que Oliver «fue colocado») ¿no se le ocurrió pensar que su nombramiento «era coherente «?

    Desagradecido y resentido.

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