THE OBJECTIVE
David Mejía

Cosas que no entiendo

«Al parecer el progresismo del Gobierno reside en su capacidad de entenderse con todos, sean delincuentes, prófugos, supremacistas o insolidarios»

Opinión
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Cosas que no entiendo

Ilustración de Alejandra Svriz.

Para asegurar la independencia del Poder Judicial los otros poderes se han visto obligados a intervenirlo. El Ejecutivo y el Legislativo han trabajado juntos para suprimir las leyes que aplican, indultar a quienes condenan, amnistiar a quienes persiguen e incluso limitar las competencias de su órgano de gobierno. La judicialización de política sólo se resolverá politizando la justicia. Algo parecido ha ocurrido con el Tribunal Constitucional cuya imparcialidad era una incógnita hasta que no se incorporaron un exministro del Gobierno y una ex alto cargo de Moncloa. Debemos dar las gracias a la cohorte de políticos que está depurando nuestras instituciones.

La misma cohorte nos decía hace unos meses que la ciudadanía estaba muy preocupada por la necesaria renovación del CGPJ; según la ministra Llop, en el metro no se hablaba de otra cosa. 

Es curioso que esa misma ciudadanía sea, según la misma cohorte de políticos, la que se encoge de hombros ante la ley de amnistía. La gente está, dicen, a las cosas del comer. A las cosas del comer, y a la renovación del CGPJ. 

La renovación del CPJG les preocupa porque simboliza la apropiación del PP de un órgano vital de la democracia. Es curioso, pero cuando hago mis cálculos compruebo que el PP no tiene minoría de bloqueo; el PSOE podría renovar el CGPJ pactando con el resto de grupos parlamentarios. Pero eso es imposible porque Vox se niega a pactar con el PSOE. Y ya se sabe: cuando el PSOE no encuentra apoyos, el PP tiene la obligación de tender la mano. No entiendo por qué cuando el PP no encuentra apoyos parlamentarios el PSOE no tiene obligación alguna. Es más, suele señalarle y reírse: «Jaja, no pueden pactar con nadie».

«Sí, lo mejor para España es empoderar a quienes quieren que deje de existir. ¿No es evidente?»

España es un país fuerte, muy fuerte. Tanto que puede hacer depender su gobernabilidad de quienes desean destruirlo. Es más, hacerlo es lo mejor para España. Sí, lo mejor para España es empoderar a quienes quieren que deje de existir. ¿No es evidente? España no se rompe. La democracia española es fuerte, muy fuerte, capaz de resistir los más duros embistes de los socios del Gobierno. No entiendo por qué esta misma democracia entra en riesgo de derrumbe si el PP cede a Vox una concejalía de Cultura. 

El Gobierno progresista se sostiene sobre un partido insolidario y supremacista, cuyo líder espiritual es un prófugo de la Justicia. Yo no lo entiendo, pero al parecer ahí reside su progresismo: en su capacidad de entenderse con todos, sean delincuentes, prófugos, supremacistas o insolidarios. El PSOE abraza el país en toda su pluralidad. Aunque Pedro Sánchez no se reunió con Santiago Abascal, líder de un partido al que votaron 3.033.744 de españoles… No termino de entender ese extraño equilibrio entre el diálogo y el cordón sanitario. A Junts sólo lo votaron 392.634 ciudadanos, su proyecto político es antagónico al de cualquier partido progresista de ámbito nacional y su líder está acusado de graves delitos. No dudo que los 392.634 votantes de Junts merezcan ser integrados, pero no logro entender por qué los 3.033.744 que votaron a Vox, o los 8.091.840 que votaron al PP, merezcan ser marginados. Las razones de este Gobierno son tan sofisticadas y progresistas que no hay manera de entenderlas. 

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