THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

El subsidio que perjudica al empleo

«La reforma acordada por Yolanda Díaz y Sánchez, contra la propuesta de Calviño, desincentiva aún más que el perceptor del subsidio acepte un puesto de trabajo»

Opinión
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El subsidio que perjudica al empleo

Ilustración de Alejandra Svriz.

De nuevo el Gobierno de Sánchez ha optado por el populismo frente a la seriedad. Para una vez que Nadia Calviño se ha atrevido a plantear algo riguroso -en este caso, una reforma del subsidio de desempleo en la dirección razonable-, su jefe la ha dejado tirada a los pies de los caballos de Sumar y éstos la han pisoteado de manera inclemente. 

La propuesta de Calviño era más que lógica y pretendía atacar una realidad que resulta inadmisible. Es así, pues siendo casi tres millones la cifra oficial de desempleados, en realidad bastante más, los empresarios de la hostelería, los de la construcción o los del sector agropecuario manifiestan a diario que no encuentran trabajadores dispuestos a aceptar los puestos de trabajo que ellos ofertan. Según el acertado diagnóstico del equipo de la vicepresidenta económica, el problema trae en parte su origen por la regulación del subsidio de desempleo que, lejos de incentivar la búsqueda y aceptación de empleos, lo que favorece es la conformista permanencia en la condición de desempleado perceptor del subsidio. De ahí que la demanda y la oferta de puestos de trabajo no casen entre sí.

Pese a lo anterior, la ministra de Trabajo y la parte del Gobierno que ella ha designado han sido fieles a su ideología y a su praxis política apostando por el aumento del número de individuos que dependan del presupuesto. Pare ello, tirando a degüello contra Nadia Calviño han logrado abortar su proyecto de reforma y aún más, han conseguido la conformidad de Sánchez para aprobar una modificación que agrava el problema preexistente. Lo de menos es quién ha ganado o quién ha perdido dentro del actual Gobierno.  Lo relevante es que con la reforma aprobada se da una nueva vuelta de tuerca en el camino de la irracionalidad y la ineficacia de la regulación laboral española. 

En definitiva, la reforma acordada por Yolanda Díaz y Pedro Sánchez supone un aumento del subsidio de desempleo que se cobra durante el primer año de su percepción, aumento que será aproximadamente de un 20% en los seis primeros meses y un 12% en los seis siguientes. No es preciso ser un lince para percibir que con ello se desincentiva aún más que el perceptor del subsidio acepte un puesto de trabajo. Ergo, la actual e irracional concurrencia de empleos rechazados y de un alto número de parados se agravará aún más. Pero, eso sí, la ministra de Trabajo seguirá declamando orgullosamente que ha logrado una mejora en los derechos de los trabajadores españoles. 

«No otro es el objetivo de Sánchez, Díaz y los suyos, que la media España que no trabaja viva de la otra media que sí trabaja»

La inconsistencia de su argumentación es mayúscula pues el primer y el más relevante derecho de un trabajador, así debiera entenderse, es acceder a un puesto de trabajo. Y con la reforma de Sánchez y Díaz se provoca que más y más trabajadores rechacen la efectividad del citado derecho por ver aumentada la subvención que se les concede si lo rechazan. La ilógica no puede ser mayor y las consecuencias negativas para el mercado laboral español y por extensión para nuestra economía son evidentes. 

He mencionado en varias ocasiones la reflexión de Milton Friedman relativa a lo absurdo que supone exigir cada vez más impuestos a los que trabajan para regalar cada vez mas dinero a los que no trabajan. Pues la reforma que han aprobado Yolanda Díaz y Sánchez camina precisamente en la senda de profundizar en el absurdo descrito por Friedman. Pero hay que desengañarse, ése y no otro es el objetivo de Sánchez, Díaz y los suyos, que la media España que no trabaja viva de la otra media que sí trabaja. Y en términos electorales, la media España de los que no trabajan son muchos votos. No busquen otra explicación. No la hay. 

Con independencia del rechazo ético que en mi opinión merece la apuesta del presidente del Gobierno y de su ministra de Trabajo, el mayor problema es que el camino que llevan recorrido y que parecen dispuestos a seguir recorriendo puede provocar un efecto perverso pues los de la media España que sí trabajan, y financian así al resto, pueden optar por cambiarse de bando y decidir que frente a la creciente exigencia impositiva a la que se ven sometidos por estar trabajando, ellos prefieran dejar de trabajar y pasar a engrosar las filas de los subsidiados. Si así sucede no es difícil prever el final, basta con mirar la dramática situación actual en la que se encuentra Argentina por culpa del desbocado asistencialismo del populismo peronista.

Tan solo una cuestión puede invitar a un cierto optimismo. Si lo proyectado por Milei tiene éxito y logra dar la vuelta a la crítica situación económica que ha heredado, los populistas españoles hoy en el poder se quedarán sin discurso, completamente desnudos ante la evidencia del fracaso de las recetas populistas y del éxito de su reversión. 

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