MyTO

La izquierda que quiere la derecha

«La izquierda que conviene a España es la constitucionalista. Todo guiño o acercamiento a sus enemigos es una traición o un riesgo para la democracia»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

La Nueva Política no ha terminado. Creíamos que la muerte de UPyD, Ciudadanos y Podemos, y el estancamiento y declive lento de Vox habían dado la puntilla a la moda, pero no es así. El fenómeno del nacimiento de verdaderas izquierdas y derechas sigue entre nosotros. Ahora bien, es lógico que aparezca ahora en el espectro izquierdista con varias formaciones dado el camino que ha tomado el PSOE de Sánchez. 

Tenemos entretenimiento para rato porque Edmundo Bal fundó Nexo, una agrupación de centro-izquierda para ocupar el espacio entre el PP y el partido socialista. Tomó del brazo a Francisco Igea, el último superviviente de Cs en Castilla y León, y creó una plataforma «reformista y progresista». A esto apareció también un movimiento político, La Tercera España, patrocinado por intelectuales y escritores, con la misma vocación que Nexo, aunque menos leguleya y administrativista. 

A estos dos se ha sumado Izquierda Española, constituyendo el grupo que más ha molestado al PSOE y a sus medios de comunicación. No obstante, entre esa formación y La Tercera España hay diferencias notables, algunas apuntadas indirectamente por Savater, que avaló La Tercera España. La reconstrucción de la izquierda, escribió, no pasa solo por alejarse de los nacionalismos, sino por renunciar a la cultura woke, a los «populismos posmodernos». Porque a la espera de un manifiesto fundacional, Izquierda Española no dice nada sobre la religión woke que identifica hoy al progresismo, en especial lo relativo al sexo, género, LGTBI, raza y otras identidades, más allá de una declaración feminista corriente. Este asunto es importante porque todo este identitarismo se filtra en la legislación para deshacer la igualdad, recortar la libertad y, por ejemplo, borrar a las mujeres tal y como ha perpetrado el ministerio de Irene Montero. 

Da la sensación de que limitarse a la centralización pura y prometer la práctica eliminación del libre mercado, como hace El Jacobino en sus 30 puntos, no gusta ni convence a La Tercera España. De hecho, el manifiesto de estos últimos reivindica la economía liberal como el «medio más eficaz para promover el desarrollo económico», y alerta sobre el «prejuicio contra la empresa privada». De hecho, Savater dijo en el citado artículo que Izquierda Española debe «comprender que su papel eficaz hoy es colaborar con el resto de la oposición de derechas (…) en el derrocamiento del régimen actual». ¿Con Vox también? He de decir que esto me desconcierta por varios motivos, el más importante es el voto. ¿Van a pedir que se vote a PP y Vox en las circunscripciones que sea conveniente? No hay que ser Claudine Gay, la politóloga experta en victimizar, para saber que el sistema electoral favorece a los que concentran el voto, y que algunos escaños se deciden por un puñado de papeletas. 

«Parece que repudiar al PSOE pero no votar a la alternativa constitucionalista es un anatema o provoca sarpullido»

Si el objetivo prioritario y urgente de estas izquierdas nuevas es echar a Sánchez, ya saben cuál es el camino. Joaquín Leguina dijo en la tertulia de Herrera en COPE este 8 de enero que la solución es que los electores de Vox voten al PP, aunque sea con la nariz tapada. Con la misma idea, quizá esos socialdemócratas desesperados por Sánchez y desesperanzados por la marcha del PSOE tengan un remedio exprés para acabar con el Eje del Mal: votar a los populares.

Además, el PP tampoco es una fiera liberal y conservadora, nacionalista y clerical, sino más bien una agrupación socialdemócrata, a menudo tecnocrática, constitucionalista cabal, reformista con reparos y bastante predecible. Vamos, que Feijóo no es Milei ni Meloni. Ese voto racional no va a tener lugar, lo sé, pero no está de más anotarlo aquí porque parece que repudiar al PSOE pero no votar a la alternativa constitucionalista es un anatema o provoca sarpullido. Hacer asquitos ideológicos o sentimentales a la razón nunca ha sido buena solución. 

Lo que subyace a todo esto es qué izquierda conviene a España. Los posmodernos dicen que España es un constructo cultural y que, por tanto, podemos hacer con ella lo que nos salga del decreto. Este país lo aguanta todo, cierto, desde burgueses metidos a bolcheviques bolivarianos hasta racistas periféricos. Y los normaliza. Aceptamos lo podrido como animal de compañía y seguimos tan contentos; aunque no todos, vista la proliferación de organizaciones que reivindican la vuelta a la «verdadera» izquierda o derecha. 

La izquierda que conviene a España es la constitucionalista, no porque la Constitución sea un libro sagrado, sino porque es nuestro código de convivencia. Todo guiño o acercamiento a sus enemigos es una traición o un riesgo para la democracia. Esto es lo que ha hecho el PSOE, romper el consenso político para formar una nueva mayoría con los nacionalistas y la extrema izquierda. Por eso el PP lo que quiere es tener enfrente a un partido mayormente fiable y leal a las instituciones y a las reglas de juego, no lo que hay ahora. Un PSOE, digamos, que no chantajee al PP con la llegada de los 10.000 millones de euros para que apruebe sus autoritarios decretos ómnibus. Entonces, partiendo de la responsabilidad y del sentido de Estado, que las izquierdas construyan el partido que consideren oportuno. Allá cada uno. 

38 comentarios
  1. esthercita

    Efectivamente, el PP es socialdemocrata. Por eso, no podemos votarle, gracias a VOX hemos podido dejar de votar socialdemocrata y votamos a la derecha. Es asi de sencillo.

  2. Ciudadano_Keith

    El voto por correo… no pudo ser. El recuento de los votos anulados… otro chasco. La apelación al patriotismo a la pocilga psoera para catalizar page-desertores… tu gozo en un pozo.

    Pero el think-tank pp-ero es mucho think-tank y aquí que ha cocinado de urgencia otro potaje que provoque el que se vayan de varilla los sucesores de Felipe González. Ya tenemos chicle para portadas hasta las europeas, como poco.

    Y así pasa la vida. Aún los hay y son mayoría, pero mayoría de la de verdad no de la de las encuestas, que están empecinados en que para perder de vista a Lod Sánchez hay que procurar que pierda el PSOE como si la última píldora no hubiese hecho efecto. No se enteran de que para echarlo hay que ganar con avaricia y eso traducido a la realidad significa que hay que convencer a una mayoría aplastante del electorado de que se es la mejor opción de gobierno o… sí, más coherente, la menos mala.

  3. kj26_

    Y dale con la copla: ‘ VOX debe hacerse el araquiri para echar a Sanchez’.

    Pero Sánchez es el síntoma, el problema es más profundo. Qué hemos hecho mal para que un Sánchez sea posible y destroce nuestro futuro? Por ahí encontraremos el problema.

    De qué sirve quitar a Sánchez y poner a un PP que dejará los destrozos de Sánchez intactos, si a caso mejorará el déficit y le aseara las cuentas para otra temporada.

    No votaré al PP por qué no me representa y si esto se tiene que ir a la mierda que se vaya.

    Los problemas se acumulan y no se busca solución.
    El PSOE es un problema muy grave. No es un partido democrático, como debería. No es un partido respetuoso y defensor de la Constitución y por eso es extremadamente peligroso y desestabilizador.
    Pero las autonomías no son menos peligrosas y desestabilizadoras como los hechos y los telediarios de los últimos 20 años así lo presentan.

    En este marasmo de cosas, las instituciones invadidas funcionan para proteger intereses espúreos, los partidos son máquinas de colocar y enriquecerse, la mentira no necesita ni siquiera de hipocresía para circular por política, ni se esconde.

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