THE OBJECTIVE
César Calderón

El endiablado calendario electoral de 2024

«Las elecciones europeas nos mostrarán la diferencia real entre PSOE y PP tras toda la ópera bufa de la amnistía»

Opinión
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El endiablado calendario electoral de 2024

El año que viene se celebrarán elecciones europeas, gallegas y vascas. | Ilustración: Alejandra Svriz

¿Pensaban ustedes que esto se había acabado con la agónica investidura de Pedro Sánchez y que 2024 iba a ser un año tranquilo y alejado de las tensiones electorales que hemos vivido en 2023? Nada más lejos de la realidad.

De hecho, si las cosas van como parecen, el próximo año va a ser uno de los más endiablados para los diferentes partidos ya que, además de las elecciones europeas, que ya están fijadas para el día 9 de  junio y a las que deberán concurrir todos ellos, para medir la potencia de sus musculaturas, los ciudadanos vascos, gallegos y posiblemente también los catalanes deberán acudir a las urnas para elegir sus respectivos parlamentos.

¿Y qué sabemos de cada una de estas elecciones? Pues como dijo el insigne politólogo británico Jack el destripador, vayamos por partes:

Elecciones europeas

Comencemos, si les parece, por las únicas que de momento ya tienen fecha fijada en el calendario, las elecciones europeas, que como ya hemos señalado se celebrarán el domingo 9 de junio (en el resto de países de la Unión lo harán entre el día 6 y el mismo día 9).

Unas elecciones que, además de mostrarnos la diferencia real entre PSOE y PP tras toda la ópera bufa de la amnistía cocinada por los socialistas para sus socios de la ultraderecha secesionista catalana, va a tener otras lecturas sumamente interesantes para el futuro de nuestro país como por ejemplo el estado de la pelea entre Sumar y Podemos después de su ruptura, el peso real de Vox tras su enésima crisis o el nivel de desgaste de los proyectos regionalistas.

Y todo ello marcado además por la participación. De situarse por debajo del 50%, como sucedió en las de 2014, va a poner realmente barato conseguir un acta en Estrasburgo, permitiendo que iniciativas como la que ya comienza a barruntarse de los llamados Jacobinos de la izquierda antinacionalista, puedan entrar en el Parlamento Europeo si superan los 300.000 votos o incluso doblar esta marca si superan los 600.000.

«Las elecciones europeas tendrán lecturas tan interesantes como el estado de la pelea entre Sumar y Podemos, el peso real de Vox o el nivel de desgaste de los regionalistas»

Elecciones gallegas

Galicia va a ser el primer territorio en el que el nuevo Partido Popular de Alberto Núnez Feijóo va a poner en juego un gobierno que ha sido tradicionalmente suyo en los últimos lustros.

Las elecciones deben celebrarse como muy tarde el verano de 2024, lo que deja abiertas dos posibilidades realistas: o bien un adelanto al primer trimestre del próximo año o bien que Alfonso Rueda haga coincidir las mismas con las elecciones europeas de junio, con mayores posibilidades para la segunda opción por razones tácticas evidentes: una campaña nacional polarizada entre el PP, por un lado, y los socialistas y sus socios de gobierno, por otro, aumentarían notablemente las posibilidades de una victoria holgada del PP que les permita conseguir una mayoría de gobierno en un territorio alérgico a las estridencias como es Galicia.

Algo que además se le pondría en bandeja si, como parece tras su ruptura a nivel nacional, Podemos va por su cuenta y monta sus propias listas dividiendo el voto nacionalpopulista y restándole escaños a la posible coalición.

Elecciones vascas

Las elecciones al Parlamento Vasco parten de la misma situación que las gallegas, no en vano llevan cuatro ejercicios coincidiendo en el tiempo, es decir, el defenestrado Iñigo Urkullu tiene hasta el verano para llamar a los vascos a las urnas.

Lo que sucede es que, al contrario que el PP gallego, al PNV no le conviene en absoluto que las elecciones en su territorio coincidan con una campaña nacional ya que en medio de la polarización de la misma sus rivales de Bildu podrían batirles con mayor facilidad que si los vascos votan exclusivamente por un gobierno para su comunidad por lo que lo más probable es que se adelanten las elecciones al mes de marzo, justo a tiempo para que no se mezclen churras con merinas.

«Al PNV no le conviene en absoluto que las elecciones vascas coincidan con una campaña nacional, ya que en medio de la polarización de la misma sus rivales de Bildu podrían batirles con mayor facilidad»

El cálculo del PNV es poder aguantar en este contexto como primera fuerza sobrepasando a Bildu por la mínima para reeditar su inveterado pacto de gobierno con los socialistas vascos de Eneko Andueza. Lo harían, además, apoyándose en la ley electoral vasca, por la que el candidato más votado es nombrado lehendakari automáticamente en segunda votación e independientemente de si consigue mayoría de la cámara, lo que dificulta las situaciones de bloqueo y las repeticiones electorales

Un cálculo que puede saltar por los aires si el PP vence en Álava con cuatro o más diputados de ventaja sobre el PSE y los socialistas no pasan de ser tercera fuerza en los otros dos territorios históricos.

Y de Cataluña hablamos otro día, ¿no les parece?

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