Una posibilidad de que Sánchez deje el Gobierno
«No está España para dejar pasar la ocasión de acortar el Gobierno de Sánchez. Mientras, acariciemos la posibilidad de que presida el Consejo Europeo»
No es fácil, pero como este hombre, nuestro presidente, ha nacido de pie, es posible que, si se mueve un poco —que se moverá— deje el Gobierno antes del verano para ocuparse de otros menesteres.
No merece buen destino, pero los españoles que estamos hartos de sus mentiras, abochornados por sus alianzas y avergonzados de comprar votos a través de subvenciones y prebendas que no nos podemos permitir, recibiremos con aplauso perderlo de vista, aunque nos cueste aceptar que sea para un cargo europeo de tronío y salario que multiplica por mucho al de presidente de Gobierno.
Si sale bien la operación, tendría que agradecérselo a Charles Michel, que no es precisamente buen amigo de España —lo demostró cuando era primer ministro belga—, pero con suerte nos hace un favor infinito.
Michel ha decidido presentarse en la lista de los liberales al Parlamento Europeo, tendrá escaño en junio y estará obligado a dejar la presidencia del Consejo Europeo. Y ahí se inicia la operación relevo, en la que Sánchez tiene papeletas.
Nadie duda que la presidencia de la Comisión seguirá en manos de Ursula Von der Leyen en la próxima legislatura europea, entre otras razones porque su partido, el PPE, tiene mayoría en el Parlamento. En la tradición europea, los altos cargos se reparten entre socialistas y conservadores, y si la Comisión es para los conservadores, el Consejo recaería en un socialista. Y también por tradición, no por norma, la presidencia del Consejo la ocupa un jefe de Gobierno. Y no son tantos los socialistas que cumplan hoy ese requisito, Dinamarca, Portugal, Rumanía… y Pedro Sánchez.
Si no hubiera dimitido el portugués António Costa cuando fue acusado de corrupción, era el candidato con mayor respaldo, pero Costa —que ha sido absuelto de las acusaciones— no se presenta a las elecciones que se celebran en marzo. Así y todo, podría romperse la tradición, y que fuera Costa el elegido, por su prestigio y porque los portugueses tienen fama de buenos gestores. En ese caso tendríamos que seguir aguantando a Pedro Sánchez, pero la esperanza es lo último que se pierde. Seguro que millones de españoles están dispuestos a ponerle puente de plata para que deje La Moncloa.
«Los socialistas han asumido ya que el BNG les va a ganar nuevamente en votos y en escaños»
Funcionarios de larga trayectoria que han trabajado con diferentes gobiernos, cuentan que nunca habían visto tantos nervios en los despachos de las alturas. Se comprende: preocupa Galicia.
Los socialistas han asumido ya que el BNG les va a ganar nuevamente en votos y en escaños. Ha dolido reconocerlo pero es lo que hay, Sánchez hace mucho daño al PSOE y Besteiro no es un candidato excesivamente conocido. La única esperanza ya para Moncloa y Ferraz es que Rueda no consiga mayoría absoluta y el PSOE y BNG consigan un acuerdo de gobierno con Ana Pontón de presidenta y Besteiro vicepresidente.
La encuesta de El País —El País, el catecismo del sanchismo— advertía que Alfonso Rueda podría alcanzar los 42 escaños, mayoría absoluta más que sobrada, y el BNG cinco escaños más que el PSdeG. Sin representación de Sumar ni Podemos ni Vox. En Génova no dan saltos de alegría, no la creen. Sus números son muy distintos: Rueda puede tener mayoría absoluta pero de momento no está consolidada y creen que lo de El País tiene trampa, forma parte de la estrategia de Moncloa y Ferraz para empujar a los socialistas escépticos a acudir a las urnas. Aunque también puede ser que el PP muestre preocupación para alentar a los suyos a votar.
Y hablando de estrategia, no se entiende que en el PP continúen dando bandazos, no monten un equipo que sepa cómo funciona la cosa política, qué vende y qué no vende, cómo dañar al adversario y cómo potenciar al partido propio y a sus candidatos.
«A Feijóo, de lo mejor que hay ahora en una clase política de mediocridad constatada, le faltan buenos asesores»
No se comprende que Feijóo, con larga trayectoria política, necesite a alguien que le explique, por ejemplo, que en política no se pueden anunciar iniciativas que no hayan sido previamente analizadas por expertos —seguro que los tiene—, estudiadas del derecho y del revés, preparadas las respuestas a los adversarios que descalifican y critican la propuesta. No vale enviar a dirigentes y periodistas un argumentario con la lista de casos que hacen buena la iniciativa.
A Feijóo, de lo mejor que hay ahora en una clase política de mediocridad constatada, le faltan buenos asesores. Falló cuando no supo reaccionar al adelanto de elecciones en julio, falló cuando no tenía a nadie que le explicara cómo desarticular la campaña socialista de que PP era igual a Vox y ha fallado ahora al presentar una propuesta de ilegalización de partidos políticos que defiendan la independencia. Ni siguiera diferencia el PP entre defender la independencia —actitud perfectamente democrática— o promoverla… o declararla, como hicieron los condenados por sedición.
No está España como para dejar pasar la ocasión de hacer una oposición inteligente que acorte el periodo de Gobierno de un político desastroso. Mientras eso no ocurre, acariciemos la posibilidad de que consiga presidir el Consejo Europeo y lo perdamos de vista.