Un sindiós con doble chantaje
«El sistema ha caído en un caos surrealista que es sólo el principio. Un gobierno gobernado desde Waterloo y un gobierno de izquierdas derrotado por Podemos»
No se tienen noticias de un estado soberano, autodenominado en su Constitución como democrático, social y de derecho, donde la soberanía nacional haya sido sustituida por el capricho de unos prófugos de la ley que tienen detrás un partido con un voto no mayoritario en el territorio del que se dicen propietarios, pero que sí tienen siete votos para chantajear a un presidente de Gobierno sin la menor dignidad o sentido de Estado y capaz de arrastrarse por el suelo para conseguir esos votos.
El deslizamiento de ese Estado democrático, social y de derecho hacia un Estado gobernado por un autócrata capaz de romper el Estado de derecho con una ley de amnistía que destroza el equilibrio de poderes e invade al poder judicial es imparable. Su sumisión al chantaje la tiene ya en vena. Asumida en todas sus consecuencias y actos.
La sensación de que las negociaciones entre Sánchez, Bolaños y acólitos con Puigdemont y sus prófugos de Waterloo se van a desarrollar durante cuatro años en medio de las más oscuras de las tinieblas democráticas es ya una evidencia. Veremos durante cuatro años amenazas, chantajes y pulsos hasta el último segundo, en las que el Gobierno sitúa a la ciudadanía como escudo humano para proteger sus propuestas. Y eso sin contar con los vengativos designios de Pablo Iglesias donde el daño a Yolanda Díaz primará sobre cualquier otra circunstancia. Eso sí, todo disfrazado de un falso progresismo que tape y esconda el tufo nacionalista más egoísta y xenófobo de Junts, el cainismo más stalinista de Podemos y el ansia de poder de Pedro Sánchez. Y el surrealismo total cuando se escucha a Bildu haciendo de amigo bueno del Gobierno y dando moralina a Pablo Iglesias.
El sindiós vivido en el Senado es histórico. No porque el Congreso estuviera en obras y se trasladara de sede parlamentaria. No porque el sistema telemático se bloqueara en el momento de las votaciones provocando el pánico en el Partido Popular que se vio obligado a lanzar un comunicado diciendo que treinta diputados suyos no habían podido votar que provocaba una ola de temor a un hackeo. Al final, la explicación era que el sistema de votos se había caído. «El sistema se había caído», una frase que resume el día a día de muchos problemas informáticos y también de lo que nos espera esta legislatura.
«Estamos viviendo una legislatura infectada por el caos y desorden provocado por el chantaje de los independentistas»
Un sindiós con doble chantaje porque estamos viviendo una legislatura infectada por el caos y desorden provocado por el chantaje de los independentistas al Gobierno y porque Sánchez ha decidido hacerlo también. Chantajear a los españoles gobernando a golpe de decretazos que empaqueta en leyes ómnibus que aprovecha para introducir medidas de todo tipo. De esta forma junto a medidas sociales, económicas y fiscales necesarias incluye también todo tipo de trágalas a todo el mundo.
Nadie se fía de la palabra de Sánchez y Junts lo ha demostrado. Han puesto en valor su poder sobre la adicción del ego de Sánchez. Puigdemont ahora puede jugar al capricho porque puede pedir cualquier excentricidad al Gobierno por muy ilegal que sea por el poder de sus siete votos sobre el alma de Sánchez. Le da igual pedir ilegalidades como el castigo a las empresas que se fueron de Cataluña durante el procés porque sabe que pidiendo esas locuras siempre conseguirá algo a cambio.
No han tenido ni que votar sí, con no votar les ha bastado para que Sánchez se arrodille de nuevo ante Puigdemont. Dice Junts que han conseguido del PSOE la cesión de las competencias de inmigración de la Generalitat, la supresión del artículo que supuestamente amenazaba la viabilidad de la futura ley de la amnistía y las tan ansiadas y manipulables balanzas fiscales con la que los independentistas han basado su victimismo financiero, confundiendo siempre ciudadanos con territorios. Y de paso las garantías a Junts de que el Gobierno central asumirá el 50% del coste de las bonificaciones al transporte público en Cataluña. ¿El resto de las comunidades seguirán en el 30/20? Ni Sánchez lo sabe.
Chantajes de Junts y chantajes de Sánchez con sus ómnibus al mezclar sus chantajes con medidas esenciales como los 10.000 millones de los fondos europeos, el funcionamiento de la Justicia, la organización del trabajo de los funcionarios o el decreto anticrisis fundamental para mantener el IVA cero en los alimentos de primera necesidad o la rebaja en el transporte público.
Sánchez nos venderá con toda la trompetería posible el progresismo de esas medidas y esconderá el chantaje independentista al que de nuevo ha cedido. Junts lo ha conseguido todo y ni siquiera ha tenido que votar. Sánchez les regala la supresión jurídica que hasta hace unas horas era una exigencia de Bruselas. Regala las competencias antiinmigración a un partido racista y xenófobo. Y nos dirá también que es puro progresismo.
Junts chantajea a Sánchez y Sánchez a los españoles. El sistema ha caído en un caos surrealista que es sólo el principio. Un gobierno gobernado desde Waterloo y un gobierno de izquierdas derrotado por Podemos.
Un sindiós.