THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

El miserable silencio sindical ante el 'caso Koldo'

«Ni Comisiones Obreras ni UGT, ni Unai Sordo ni José Álvarez han tenido a bien comunicar nada a la sociedad sobre el caso de corrupción que nos ocupa»

Opinión
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El miserable silencio sindical ante el ‘caso Koldo’

Ilustración de Alejandra Svriz.

He ocupado mis últimas 24 horas en intentar conformar una idea global de las reacciones que se están generando en España a consecuencia del tsunami provocado por el caso asociado al ciudadano Koldo. El principal objeto de mi intento era observar con detenimiento las posiciones públicas que vienen adoptando unos y otros ante el aluvión de los datos, a cada cual más escalofriante, que brotan a borbotones del manantial de la investigación. Y realizada la observación me dispongo a compartir mis reflexiones.

Tras saltar el escándalo a la opinión pública, la oposición y el Gobierno han hecho lo que respectivamente debían hacer. Tras oler la sangre, la primera se ha lanzado a degüello a por los responsables directos del caso, a por todos los que aparecen como colaboradores o beneficiarios y, por elevación, a por el Gobierno al que hace responsable de lo sucedido. No es mi finalidad ahora valorar si son adecuados o no el ritmo y la intensidad aplicados en la estrategia del PP, solo constato que sus movimientos son los esperados y esperables en cualquier oposición política en una situación como la actual, atacar al Gobierno.

Por su parte, el Gobierno hace también lo que le corresponde en el escenario presente, defenderse. Otros valorarán, no es mi objetivo aquí y ahora, si su defensa es o no la adecuada. Yo me limito a resaltar que se está defendiendo en dos direcciones. Una, intentando minorar el alcance de lo sucedido y el número de los posibles responsables. Y dos, contraatacando contra la oposición acusando al PP de ser más corrupto y de reaccionar con menor intensidad ante la corrupción que a él le salpica.

Cambiando de tercio, paso a los medios de comunicación y a los comunicadores, entre los que cabe mi inclusión. En esta esfera se observa un general alineamiento detrás de las posiciones de los partidos antes expuestas según se tenga mayor o menor simpatía por una u otra de las formaciones políticas en lucha. Si que es cierto que entre los alineados alrededor del PSOE es de justicia reconocer una línea ética divisoria que separa a los que utilizan argumentos defensivos razonables y los que, sin más, utilizan de manera ramplona los simplistas argumentarios emanados de Ferraz y Moncloa. Entre éstos se encuentra el antiguo «diario independiente de la mañana» que ha acabado convertido en instrumento orgánico del PSOE ¡Qué pena!

Por último, finalizo el repaso deteniéndome en la posición mantenida por los sindicatos aunque, a fuer de ser sinceros, debería referirme a su no posición. Es así, pues salvo que haya yo sufrido un ataque de amnesia, en relación con el escándalo no recuerdo haber escuchado ninguna declaración oficial de las entidades sindicales ni tampoco ninguna manifestación de sus dirigentes. Ni Comisiones Obreras ni UGT, ni Unai Sordo ni José Álvarez han tenido a bien comunicar nada a la sociedad sobre el caso de corrupción que nos ocupa. A lo que se ve, para ellos no es de incumbencia sindical que se haya abusado del poder que otorga la ocupación de puestos de responsabilidad en el Gobierno para lucrarse ilegalmente en la adquisición pública de las mascarillas. Aunque parezca mentira, éste es el único mensaje implícito que puede extraerse del silencio sindical ante este caso de corrupción.

«Llama la atención el silencio sepulcral que mantienen ante lo perpetrado por el ciudadano Koldo y sus compinches»

Ciertamente, llama poderosamente la atención la celeridad con la que nuestros sindicatos montan o se suman al montaje de cualquier marea de protesta —sea blanca, verde o multicolor— y el silencio sepulcral que mantienen ante lo perpetrado por el ciudadano Koldo y sus compinches, sean éstos el ministro que le nombró asesor en el Ministerio de Transportes, otros titulares de diversos ministerios, o presidentes de Comunidades Autónomas, todos de la esfera de la izquierda política a la que pertenecen los dos sindicatos antes aludidos, CCOO y UGT. Esta circunstancia obliga a calificar el silencio sindical de miserable pues resulta evidente que su estrategia general responde siempre a motivaciones ideológicas y partidistas. No hay otra y ahora se está volviendo a comprobar.

Por cierto, que el conocimiento de una conversación telefónica obrante en el sumario viene a arrojar luz sobre el panorama laboral español. Me refiero a la mantenida por Joseba, el hermano del ciudadano Koldo, con su hijo. Tras informarle que, estando a la esfera de una oferta de trabajo proveniente de los amigos de su hermano, no aceptará nada menor a 60.000 euros pasa a justificarlo. Y en la justificación argumenta que si le ofrecen un puesto retribuido con 1.500 euros mensuales, 500 se los queda Hacienda y le llegarían solo mil, concluyendo que para eso prefiere no trabajar y cobrar el subsidio de desempleo.

Joseba ha dado con la clave. Primero, acierta al señalar lo elevado de la brecha fiscal sobre el empleo que existe en España. Los 500 euros que según él se quedaría Hacienda —en realidad, Hacienda y Seguridad Social— constituyen el mayor gap o diferencia entre lo pagado por una empresa y lo percibido por un trabajador entre los existentes en la Unión Europea. Esta cuestión perjudica la creación real de empleo en nuestro país al margen de la burda ficción que suponen las estadísticas oficiales con el ejército de parados-discontinuos que figuran como trabajadores con empleo. Segundo, expresa con total crudeza el efecto provocado por el boom de los subsidios que ha desatado el Gobierno y que se materializa en la preferencia de Joseba por seguir siendo subsidiado antes que aceptar un puesto de trabajo.

Solo así se explica que España siga manteniendo el elevado nivel de desempleo que mantiene mientras los empresarios de los sectores agropecuario o de hostelería no consiguen cubrir los empleos que ofertan. No busquen otra causa porque no la hay. En los subsidios está la explicación. Y en esta ocasión no lo han dicho los malvados empresarios, tampoco los economistas liberales –brujos y chamanes para Sánchez—. No, ha sido Joseba, el hermano del ciudadano Koldo, el que ha revelado la clave del arco. Que tomen nota los sindicatos y que reflexionen sobre ello mientras guardan miserablemente silencio sobre el escandaloso caso de corrupción que asola hoy a la política española.

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