Es necesario crecer
«El crecimiento es fundamental para reducir la pobreza en el mundo, que actualmente afecta a 700 millones de personas, el 8,5% de la población mundial»
El Club de Roma, en 1972, publicó su famoso informe Los límites al crecimiento, más conocido como el informe del «crecimiento cero». Consideraba que los recursos naturales eran escasos y limitados, por lo que establecía la necesidad de detener el crecimiento mundial para evitar el colapso. Afortunadamente la Real Sociedad Geográfica del Reino Unido refutó científicamente sus argumentos; si estos se hubiesen probado ciertos, no se habría desarrollado la mitad de la población mundial.
En concreto el informe calculaba que, incluso no incrementando el dinamismo de la actividad económica mundial, el último barril de petróleo se agotaría antes de finalizar el siglo XX. Este tipo de planteamiento, claramente maltusiano, de mal agüero, no estima la capacidad del ser humano de resolver tecnológicamente muchas limitaciones. La realidad ha desmentido esta afirmación, puesto que han mejorado las técnicas de exploración y explotación de esta materia prima energética, se ha desarrollado la posibilidad de obtener crudo de las rocas bituminosas mediante la técnica del fracking y se han desarrollado otras energías complementarias.
El crecimiento siempre ha estado vinculado a la mejoría del bienestar social, si se produce adecuadamente y genera procesos de desarrollo.
La economía mundial apenas creció desde el comienzo de nuestra era y principios del siglo XIX, tan solo un 0,02% anual, lo que mantuvo en la pobreza, incluso en la miseria, a la mayor parte de la población del mundo, entre el 80% y el 90% de la misma, según el Banco Mundial.
La revolución industrial y los avances tecnológicos posteriores han permitido importantes ganancias de productividad que han multiplicado el crecimiento hasta un 2,1% anual acumulativo entre 1950 y el año 2000, lo que ha impulsado el desarrollo de una parte importante del mundo, y la aparición de las clases medias en la mayoría de estos países; y redujo la pobreza al 35% de la población del mundo en el año 1990.
«No parece lógico apoyar la teoría del decrecimiento, sino potenciar el desarrollo sostenible»
En los últimos años para tratar de contrarrestar la supuesta «emergencia climática» y la escasez de recursos naturales, se ha desarrollado la teoría del decrecimiento, encabezada por Serge Latouche. Dicha teoría afirma que «el decrecimiento rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí mismo, del liberalismo, y el productivismo». Sus defensores proponen una reducción del consumo y adaptar la producción al respeto del clima y los ecosistemas. Si se aplicase esta teoría se produciría la aparición de un nuevo modelo, no solo económico, sino de sociedad, que significaría menor bienestar, más pobreza y menos libertad individual.
No parece lógico apoyar la teoría del decrecimiento, sino potenciar el desarrollo sostenible, entendido como el equilibrio necesario entre crecimiento económico, cohesión social y protección del medio ambiente.
El crecimiento es fundamental para seguir reduciendo la pobreza en el mundo, que actualmente sigue afectando a 700 millones de personas, el 8,5% de la población mundial, y se concentra en los países del África subsahariana y del sur de Asia. Hay que impulsar el desarrollo de estas zonas, que se mantienen todavía, por desgracia, al margen de este. Impedirlo sería una injusticia histórica y una inmoralidad imperdonable.
El desarrollo de estos países les permitiría reducir las enfermedades y eliminar el hambre, con lo que se alargaría su esperanza de vida; asimismo mejoraría la formación de la mayor parte de la población. También aumentaría sus oportunidades y nivel de vida, con lo que se reducirían sus incentivos a emigrar.
«El creciente envejecimiento de la población hace necesario potenciar un crecimiento sostenido para financiar la cohesión social»
Impulsar el desarrollo supone favorecer el libre comercio ya que beneficia enormemente la actividad económica. Como establece David Ricardo en su teoría de «las ventajas relativas del comercio internacional», si los países se especializan en aquellas producciones para los que tienen ventajas comparativas y las exportan, todos los participantes en los intercambios pueden salir beneficiados.
El desarrollo sigue siendo necesario en todos los países, para solventar problemas de diversa índole. En los países actualmente desarrollados, el creciente envejecimiento de la población hace necesario potenciar un crecimiento sostenido para financiar la cohesión social. En España, actualmente los mayores de 65 años representan el 23% del total de la población y en el año 2050 se prevé que representen más del 35%. Esta situación provoca una demanda creciente de pensiones públicas, de sanidad y de ayudas a la dependencia, que solo se podrán financiar con altos ritmos de crecimiento del PIB.
La sostenibilidad futura de las pensiones públicas y del Sistema Nacional de Salud solo se conseguirá con reformas estructurales adecuadas y con un crecimiento importante de la economía y de sus ingresos. La presión fiscal ya es muy elevada y no se puede ni se debe incrementar, más bien todo lo contrario, bajarla para favorecer el potencial de crecimiento.
Si la economía no crece no se puede crear empleo, lo que cercenaría, a muchas personas, sobre todo a los jóvenes, la posibilidad de incorporarse al mercado de trabajo. La creación de empleo es fundamental para conseguir la plena realización de las personas. El crecimiento generador de empleo provoca un círculo virtuoso del que se beneficia la sociedad en su conjunto y por supuesto el individuo.
«La innovación y el desarrollo tecnológico son fundamentales tanto para mejorar la productividad como el bienestar»
La innovación y el desarrollo tecnológico son fundamentales, tanto para mejorar la productividad, como para aumentar el bienestar de la sociedad; los avances en la sanidad generan grandes beneficios sociales. La necesaria financiación de los proyectos de I+D+i necesitan de un crecimiento económico que genere los recursos necesarios para invertir en estos procesos. Los avances en los fármacos ha sido una de las causas que ha conseguido duplicar la esperanza media de vida de la población del mundo durante el SXX, que pasó de 35 años en 1900 a 70 en el año 2000.
Asimismo, es necesario seguir creciendo para mejorar el nivel de vida de las personas, para conseguir que el bienestar que ofrece una sociedad moderna aumente y se extienda al conjunto de la sociedad.
Los países más desarrollados, con clases medias potentes, son democracias liberales, puesto que el crecimiento económico favorece su aparición, y estas son las que suelen impulsar los procesos de transición política hacia la democracia, como ha sucedido en España.
Hay que resaltar que el necesario crecimiento económico debe ser compatible con la protección racional del medio ambiente, y tiene que provocar el desarrollo del conjunto de la sociedad.