THE OBJECTIVE
Francesc de Carreras

PSOE-PNV: pacto de imposible cumplimiento

«El acuerdo destruye el Estado mismo y sitúa al País Vasco unido por lazos confederales con España, como si fuera un Estado soberano»

Opinión
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PSOE-PNV: pacto de imposible cumplimiento

Ilustración de Alejandra Svriz

Lo más sorprendente de las pasadas elecciones vascas es la alegría por el resultado desatada en el PSOE. Desde luego éste no ha sido sorprendente, por una vez los sondeos han acertado. Pero si en este partido tuvieran un mínimo sentido de Estado quizás pensarían que, aún estando previsto, el resultado ha sido desastroso

Lo que sucede es que se ha interiorizado la funesta idea central de la actual política española: la división en dos bloques antagónicos que en ningún caso pueden pactar entre sí. Y, claro, no es que en el PSOE estén contentos por el resultado obtenido por su partido sino por su bloque. Y dentro de su bloque porque pueden formar gobierno con su partido preferido: el PNV. Y así no serán acusados de pactar con EH-Bildu, con los «herederos de ETA». 

Pedro Sánchez, en la noche del domingo pasado, seguramente pensó lo que había verbalizado el 23 de julio de 2023 tras conocer los resultados: «Somos más». Somos más el bloque, claro. Y al ser más, podemos suscribir un pacto de gobierno con el PNV por dos votos raspaos: 39 escaños cuando la mayoría se alcanza con 38. Pero eso le basta: la aritmética ha sustituido a la política. En las ciencias exactas, no hay ni flexibilidad ni matices: sino sólo, como la palabra indica, exactitud. 

Olvida, claro, que la política está llena de matices y el arte de la política se practica con razonamientos, no con aritmética ni estadística. Porque para comprender bien la realidad política lo decisivo es conocer historia, filosofía, política, derecho y economía. Pero los politólogos que le asesoran sostienen que la política es una ciencia exacta: los números mandan. Si tienes un voto más que el contrario puedes hacer lo que te dé la gana: las democracias, para ellos, sólo están regidas por la regla de la mayoría. Quizás no gobiernas, eso importa poco, pero mandas: es de lo que se trata. 

Le recomiendan estos asesores que el derecho, las leyes y las sentencias, están para incumplirlas mientras no se note: hay que sortearlas con disimulo. Al fin y al cabo, el derecho es un mero instrumento del poder y el poder es lo único que cuenta. Esta formulación absolutista y antidemocrática es la que suele enseñarse en las Facultades de Ciencias Políticas. Y así vamos: Kant es un don nadie, sólo fundamentó filosóficamente el Estado de derecho, apenas nada; Maquiavelo es el gran politólogo, definió el poder del Príncipe, es decir, del Estado entendido en la lógica de aquel tiempo absolutista, es decir, el poder ilimitado de quien manda. 

«Quien ganó el pasado domingo no fueron la suma de PNV y PSE sino el nacionalismo ya que suma 54 escaños»

Por tanto, desde la perspectiva de muchos politólogos, el PSOE obtuvo el pasado domingo un gran resultado: entre él y el PNV «son más», alcanzan los 39 escaños, la mitad más uno. Ciertamente estamos en tiempo de rebajas, exigimos muy poco y nos contentamos con menos. Pero desde la perspectiva de la política, no de la politología, quien ganó el pasado domingo no fueron la suma de PNV y PSE sino el nacionalismo ya que suman 54: eso sí que es un bloque. Y ese bloque se notará en la política española porque es capaz de aprisionar al Gobierno de Pedro Sánchez bien. Veamos.

EH Bildu pactó la investidura de Sánchez sin pactos escritos, como antes se hacía entre caballeros: con un apretón de manos. Pero el PNV no, el 10 de noviembre pasado suscribió un detallado pacto por escrito con el PSOE. ¡Y vaya pacto! ¡Cuánto cedió el PSOE al suscribirlo! Desde luego, se avino a todo, a lo posible, que fue poco, y a lo imposible, que fue mucho. Pueden leerlo fácilmente en Google: Acuerdo PSOE – EAJ-PNV. Diez páginas suscritas en Madrid por Pedro Sánchez y Andoni Ortúzar. Vale la pena. Pero no hay espacio para comentarlo in extenso. Sólo un breve apunte sobre una cuestión concreta, impropia de un Estado moderno, bien sea centralista, bien sea federal. Se trata del antiguamente denominado pase foral. 

En efecto, utilizando ese misterioso pozo sin fondo que son los «derechos históricos», en el punto 1.4.1 el Gobierno [de España] se compromete a que «todos los proyectos de ley que afecten a las competencias de la CAV [Comunidad Autónoma Vasca] contarán, en su caso, con una cláusula foral que se acordará previamente con EAJ-PNV».  Y para más inri, en el punto 1. 4. f) se establece que si el Gobierno utiliza la fórmula del decreto-ley [y sólo puede hacerlo en casos de extraordinaria y urgente necesidad], «con antelación a su aprobación, su contenido deberá ser conocido  y en su caso pactado con el EAJ-PNV». 

El disparate es colosal por muchas razones y casi sobran comentarios. Pero permitan que formule sólo alguno acotaciones en forma de interrogantes. ¿Las leyes estatales que afecten a las competencias del País Vasco deberán ser previamente pactadas con el PNV, ni siquiera con el Gobierno vasco sino con el PNV? ¿Cómo puede introducirse esta cláusula, fruto del pacto entre dos partidos, en un procedimiento legislativo que en sus líneas generales está regulado en la Constitución  y se detalla en los reglamentos de las cámaras, el Congreso y el Senado? ¿No significa que ello discrimina a los demás grupos políticos? Y, para terminar, ¿la urgencia, nota característica de los decretos-ley, dejará de serlo debido a un pacto entre dos partidos?  

«El pacto tiene otros puntos, no  sólo gravemente inconstitucionales, sino que cambian la naturaleza de nuestro Estado»

¡En qué cabeza cabe todo ello! ¡Quién es el jurista, o grupo de juristas, responsable de tal desaguisado! Es más, ¿algún jurista ha intervenido en tamaños disparates? El pacto tiene otros muchos puntos, no sólo gravemente inconstitucionales, sino que cambian la naturaleza de nuestro Estado, desbordan su carácter autonómico y exceden de su mismo carácter federal. 

En definitiva, este acuerdo destruye el Estado mismo y sitúa al País Vasco unido por lazos confederales con España, como si fuera un Estado soberano. Todo esto tendrá que aceptarlo Sánchez al sostener de la forma que sea un formar gobierno con el PNV: ha firmado un compromiso y, aunque él no suele cumplirlos, le forzarán a ello el PNV y, si este cede, EH-Bildu. En caso de incumplimiento, le negarán su apoyo en el Congreso de los Diputados, el apoyo que necesita de forma imprescindible

Pedro Sánchez está arriesgándose en muchos frentes. Este es sólo uno de ellos. Se ha metido en un laberinto y no encuentra la salida. Los equilibristas de la política, igual que los del circo, de vez en cuando tropiezan y caen. Me temo que esta caída está cercana. Pronto le abandonarán hasta los suyos. 

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