A los líderes mundiales: Palestina será vuestro Vietnam…
«Estos grupos que colonizan los campus, más que la causa palestina lo que les mueve es el antisemitismo disfrazado de antisionismo…»
Autoevocando (sin que quepa el más mínimo paralelismo) las protestas por la guerra del Vietnam, los campus de las más prestigiosas estadounidenses se han ido llenado estos días de manifestantes radicales que vociferan no tanto contra la (feroz, cierto es) respuesta de Israel a los ataques de Hamás del 7 de octubre o contra el (moderado, sin duda) apoyo del Gobierno de Biden al gobierno de Netanyahu, sino a favor del terrorismo de Hamás y sus brigadas de Al-Qasam. Hasta se pintan las manos de rojo en recuerdo del linchamiento en 2000 de dos soldados israelíes que por error entraron en Ramala. A estas alturas no cabe alegar que lo ignoran. La sed de sangre es clara. Y el eslogan: «A los líderes mundiales, Palestina será vuestro Vietnam…».
La situación es tal que se perfila como tema decisivo de la campaña electoral, afectando mucho a Biden pero apenas a Trump, a pesar de su brutalismo consustancial.
Entretanto, el meme del campus está colonizando (efecto contagio siempre en el mismo sentido transatlántico) las mejores universidades francesas, un polvorín con cierta presencia de alumnado de confesión musulmana y con un clima de antisemitismo previo.
So capa de la defensa buenista de las víctimas del mundo y enarbolando la bandera pacifista, a estos manifestantes se les da una higa, por ejemplo, los uigures asesinados en China, los civiles masacrados en Siria, o los cristianos exterminados en Nigeria, por no hablar de las mujeres afganas martirizadas por los talibanes o las iraníes que se juegan la vida por llevar la cabellera al aire. De los ucranianos, mejor no hablar: son rubios de ojos claros.
Pero estos grupos que colonizan los campus, más que la causa palestina lo que les mueve es el antisemitismo disfrazado de antisionismo (todos los judíos serían asesinos por cuanto cómplices de un estado genocida).
Y, por ello, en el fondo practican una suerte de negacionismo con el concepto de genocidio: Israel habría nacido de una Shoah cuanto menos discutible y altamente discutida. Para genocidio, el actual.
En Francia, Mélenchon, líder incombustible del wokismo podemítico, los aclama: «¡Sois el honor de nuestro país!»; no en vano el colectivo musulmán es uno de los principales caladeros de votos de la extrema izquierda.
En España ni siquiera existiría ese motivo electoralista: la izquierda es propalestina porque sí y antiisraelí como corolario. Y la cosa va más allá: hasta Feijóo pone ahora sus alicaídas barbas a remojar, resucitando una iniciativa de 2014 del Congreso que preconizaba la solución de los dos Estados. Que nadie piense que el PP apoya a Israel, eh. Ser antisionista no está del todo bien, de acuerdo, pero criticar, aunque sea un poco, a los palestinos eso… es un poco complicado.
Entretanto, Mohammed Moazzeni, director de la universidad iraní de Shiraz, lo tiene claro, y anuncia que los estudiantes e incluso profesores amenazados de expulsión podrán seguir sus estudios y sus carreras profesionales en la Universidad Shiraz.
Ojalá fueran para allá muchos, pero sin billete de vuelta…
Coda 1) Tras la tomadura de pelo. Todavía no hay explicación fehaciente sobre la falsa-cuasi-dimisión de Sánchez, que hasta obligó a deambular al rey por fuera de los cauces establecidos en la Constitución. Por mucho que el CIS de Tezanos goce siempre de una presunción de parcialidad, todo indica que, de momento, la jugada le saldrá rentable a Sánchez en Cataluña, desdibujando el protagonismo de Puigdemont y dopando las expectativas de voto de su plañidera Salvador Illa.
Sin embargo, ya se desliza en los mentideros que para amarrar los 7 Imprescindibles de Junts en el Congreso, el PSC podría gobernar con o dejar gobernar a Puigdemont (incluso si éste es segunda fuerza política, como apuntan las encuestas). Antes esto, en todo caso, que formar cómodamente un Tripartit que dejase fuera al fugado de la Cataluña Norte, convirtiéndolo en el Unabomber de la legislatura.
Pasadas las catalanas y las europeas, tiempo habrá de preparar el golpe de mano al CGPJ y una normativa anti bulos para someter a la prensa no afecta…
P.D. Sánchez alegó que en su decisión de quedarse pesó mucho la «manifestación social» vivida el fin de semana de reflexión en las calles. Concretamente: 12 500 militantes de autocar y bocadillo de Ferraz.
¿Cómo es posible que ni el PP (¡ni en Vox!) se le ocurriese a nadie convocar para ese fin de semana concentraciones multitudinarias en todas las plazas de España pidiendo la dimisión del Sánchez? ¿Se habría atrevido Sánchez a hablar en tal caso de la voz de la calle? La fortaleza de Sánchez es la debilidad de la oposición.
Coda 2) Victoria Prego. Bajeza moral de cierta izquierda al ningunear, en su despedida, a la periodista que mejor encarnó y contó el espíritu de la Transición. Que desaparezca ella es un jalón más hacia la negación de lo que fue aquel período fundador de la democracia.
Por ello su magno documental producido por TVE debería ser de visionado obligatorio en el bachillerato en todo el territorio nacional (durante la clase iba a decir de historia, pero mejor, visto lo visto, de ciencias).
Coda 3) Unanimismo Rico. Absoluto consenso laudatorio en torno al fallecimiento del profesor Rico. Nadie ha dudado nunca de sus excelsas competencias. ¿Pero su prepotencia? Los más críticos recordaban, cariñosamente, eso sí, el ocasional carácter agrio o airado del finado, apenas un rasgo de coquetería en él, celebrando incluso con complicidad esa desabrida faceta de su personalidad. La realidad del trato con él era menos amable…
Nadie ha querido tampoco poner el dedo en la llaga del usufructo de Cervantes, legado en el que no admitía legítima ninguna. (Trapiello lo ha insinuado púdicamente; Pérez-Reverte, otro intemperante, lo rajó en 2016 en una histórica trifulca).
Decía el académico ‘pe’ que los miembros de la Casa no debían mojarse políticamente en ciertos asuntos: Ortotipografía, tituló el capote que le echó a Sánchez y su plagio.
Aquí una ricura de enmienda al maestro, por parte de uno al que llamó «pollo». Y una versión de aficionados del Quijote, con 20 mejoras respecto a la de Rico.
Coda 4) Así muere Ciudadanos. La incorporación al PP de los últimos felones de Ciudadanos ilustra el más que probable fin del partido naranja en las catalanas y las europeas; pero lo que en verdad explica es que si los felones se hubieran quedado, el final del partido habría sido igualmente inexorable.
Que ni Rivera ni Arrimadas ni Villacís ni otros de los líderes auténticos hayan aceptado esta repesca, indica, sensu contrario, que el proyecto también nació para ir en contra de muchas de las políticas del PP. Y que la idea seguirá siendo necesaria, desaparezcan o no las siglas, mientras el PP ejerza de tal.