La alegre juventud de María Antonia Abad
«Pese a mi curiosidad sobre sus visitas a Ramón Mercader en la cárcel mexicana nunca me atreví a preguntarle a Sara Montiel por aquel episodio de su vida»
El sábado pasado de la mano de Emilia Landaluce me enteré de la publicación de un libro cuyo autor es un profesor llamado Israel Rodón-Barada. Sara Montiel. La mujer y la estrella más allá del mito (Editorial Almuzara) cuenta la vida de María Antonia Abad. Así lo explica el autor: «Tras una larga investigación biográfica y académica conseguí redefinir las cinco diferentes etapas de su larga carrera. Fue entonces cuando pude comprender mejor y más a fondo los logros de María Antonia Abad y su alter ego Sara Montiel».
Me ha interesado desde hace tiempo la vida de Ramón Mercader, el español que mató a León Trotski golpeándole en la cabeza con un piolet. Mercader fue detenido de inmediato, juzgado y condenado 20 años de prisión en la cárcel de Lecumberri.
Mercader era hijo de buena familia catalana por el lado paterno y de una madre comunista y sectaria, que arrastró a su hijo hacia el comunismo estalinista que lo condujo al asesinato. Era un hombre guapo que hablaba varios idiomas, capaz de atraer a una trotskista norteamericana que le introdujo en el entorno de León Trotski, cosa que le facilitó el asesinato del revolucionario ruso.
Traté con alguna frecuencia a Sara Montiel y asistí a su lado a la cena que ella organizó en el que fue su último cumpleaños. A pesar de mi curiosidad acerca de sus raras visitas a Ramón Mercader en la cárcel mexicana nunca me atreví a preguntarle por aquel episodio de su vida, y es ahora, tantos años después, cuando me llega la respuesta.
Fue Stalin quien dio la orden de matar a Trotski y quien se ocupó después de que al ejecutor no le faltara de nada en la cárcel. Para eso encargó a otro español un manchego exiliado en México llamado Juan Manuel Plaza.
«Mercader vio así a Sara: ‘Una vez vino un comunista español con la mujer más hermosa que he visto en mi vida'»
Se sabía que Sara Montiel, durante su larga estancia en México, había visitado en la cárcel a Ramón Mercader pero ella nunca dijo el porqué de esas visitas. Ahora queda claro que el enlace fue Juan Manuel Plaza, a quien Sara conoció al inicio de 1951. Plaza se había exiliado en México al terminar la guerra civil. Era escritor y director de cine y teatro; tenía en aquel momento 29 años y se convirtió en el amor de aquella joven actriz.
El propio Mercader vio así a Sara:
«Una vez vino un comunista español con la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Ahora es muy famosa por sus películas, se llama Sara Montiel. No te imaginas lo que es ver a ese bello animal a un metro de ti… Es de esas mujeres que dan ganas de comer tierra…».
Se cuenta que Sara Montiel encontró a Mercader también muy atractivo y cuando vio una película sobre el asesinato de Trotski protagonizada por Alain Delon exclamó: «Ramón era más guapo».
Según el autor del libro, «Plaza iba ganando terreno hasta ocupar una posición central en su vida. Además de gerente artístico, pronto sería mentor y pareja sentimental de Montiel. Fue la figura masculina que logró enamorarla y seducirla como nadie. Asumió sin ninguna pérdida de tiempo el rol de guía oficial para una chica de 22 años que se integraba de lleno dentro de aquel sistema artístico de la Ciudad de México. Además de poner en sus manos todos sus asuntos y compromisos profesionales, con él daba comienzo a una intensa relación».
Y Sara quedó embarazada de Plaza, pero el niño nació muerto. Una gran pérdida para la madre: «De pronto descubrí que esperaba mi primer hijo y el padre era Juan Plaza. Y el dolor anidó en mí cuando lo perdí».