THE OBJECTIVE
Fernando Savater

Sí se puede

«Ante cualquier empeño por cuestionar lo establecido y asentado, siempre alza su protesta alguno de los que tienen su sillón puesto en la dirección de lo vigente»

Opinión
49 comentarios
Sí se puede

Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Alejandra Svriz

En el libro Pases y pases, las memorias taurinas de Simón Casas que les comenté el otro día, se dice algo que en cierto modo ha sido el lema de mi vida: “cuando uno combate a veces gana, hecho que fastidia bastante a los que no luchan nunca”. En efecto, ante cualquier empeño por cuestionar lo establecido y asentado (no de boquilla o para llamar la atención, sino implicándose de modo que uno puede dejar pelos en la gatera) siempre alza su protesta alguno de los que tienen su sillón puesto en la dirección de lo vigente (Albert Camus dixit) para decir  con sabiduría perezosa “no vais a conseguir nada, no hay nada que hacer”. 

Es un vocerío derrotista que se escucha especialmente en las regiones infectadas de nacionalismo obligatorio, donde se impone su hegemonía por medio de dos formas de coacción a cual más tramposa: una historia descaradamente falsificada y una lengua minoritaria impuesta como la única auténtica a toda la población. Luchar en su propio terreno contra el separatismo político y cultural, que a mí me parece un indudable deber ético, presenta ciertamente muchas dificultades y asegura bastantes sinsabores a los rebeldes, porque el nacionalismo siempre sabe formar una red clientelar que soborna incluso –especialmente- a los que no convence y descarta socialmente a los demás. A pesar de eso, han surgido luchadores y asociaciones en defensa de la libertad ciudadana (esa libertad que en nuestro país se llama “España”) que han arrostrado durante años muchas dificultades en espera de un Gobierno estatal que les respaldara definitivamente. Por desgracia lo que ha llegado es un Gobierno indigno, un autoritarismo personalista que se dice socialista, y que finalmente respalda al separatismo por afán de poder a corto plazo. Podría decirse que los derrotistas tenían razón, que de poco o nada han servido tantos arriesgados desvelos.  Y sin embargo, sin embargo…

Asociación por la Tolerancia forma parte de la fachosfera desde mucho antes de que se inventara ese término realmente encomiástico, muy a la contra de lo que quisieran sus inventores

La Asociación por la Tolerancia se fundó en 1992 y es por tanto la entidad constitucional y antiseparatista más antigua que funciona en Cataluña. A lo largo de décadas ha luchado por el derecho del castellano a ser reconocido también como lengua propia de los catalanes, en la educación, el comercio, el trato con la administración, etc…Cada año de su larga trayectoria ha concedido un premio para distinguir a una persona que haya destacado en la defensa de ese propósito de estricta justicia social y política. En el palmarés de los galardonados figuran los nombres de ciudadanos y ciudadanas, algunos ya desaparecidos, que más se han esforzado por hacer realidad la promesa de libertad e igualdad que formula nuestra Constitución. No hay una nómina de españoles decentes más honesta y menos pretenciosa que esa (lo digo con rubor porque más por generosidad que por merecimientos yo figuro en ella). No busquen sus nombres entre los distinguidos con las mayores distinciones sociales que deslumbran cada año en nuestro país: la mayoría –salvo excepciones de mérito inocultable como Mario Vargas Llosa- han padecido más ostracismo que homenajes por su afiliación a una de las causas más justas que se ofrecen a los socialmente generosos de nuestra comunidad. Que la Asociación para la Tolerancia –la Tole para los amigos- te bese en la frente es un regalo de incomparable valor para algunos de quienes lo hemos recibido pero también un ósculo envenenado en los demás y muy anchos ámbitos. Como otras instituciones cívicas de este país, las oficiales son desdichadamente muy distintas, la insustituible, valerosa y perseverante Asociación por la Tolerancia forma parte de la fachosfera desde mucho antes de que se inventara ese término realmente encomiástico, muy a la contra de lo que quisieran sus inventores.

Hoy en España quien no pertenezca a la fachosfera, es un oportunista y un pringao, sea director del Instituto Cervantes o catedrático de la Universidad Carlos III… Venga, hombre, que hay premios que son acusaciones de escaqueo social para quienes no los reciben… Este año, el XXX premio de la  Asociación por la Tolerancia lo has merecido Alejo Vidal Quadras, una figura pública siempre distinguida contra el abyecto nacionalismo obligatorio que hasta ahora sólo ha recibido como reconocimiento de tener razón el repudio de su propio partido –¡los populares, ay!- y recientemente un  atentado de fanáticos islamistas que casi acaba con su vida. Muy bien premiado, oportuno y valiente, como debe ser. Imposible hablar de la Tole y no mencionar a Marita Rodríguez, que fue quince años presidenta de la entidad y hoy sigue siendo presidenta vitalicia y honorífica para siermpre jamás, amén. ¡Qué gran mujer empoderada y comprometida! Y afortunadamente (para ella, lástima para nosotros) ni ha sido ministra ni nada: solo útil socialmente. Porque ha demostrado que antes de preguntarse si se puede hay otra cuestión: ¿se debe? Y si se debe, seguro que antes o después se podrá. De modo que venga, adelante, sin miedo al rechazo de los borregos: ¡vamos a la fachosfera!

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D