THE OBJECTIVE
Esperanza Aguirre

La 'fachosfera' o el odio como ideología

«La ideología que une a Sánchez y sus socios, además de los objetivos totalitarios que algunos de ellos tienen, es, únicamente, el odio a la derecha»

Opinión
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La ‘fachosfera’ o el odio como ideología

Ilustración de Alejandra Svriz.

Sánchez está actuando, desde que llegó a La Moncloa, con una estrategia que, hay que reconocerlo, le está dando muchos éxitos. Y ahí está empezando otra legislatura con el apoyo incondicional de la mayoría del Congreso.

¿Y cuál es esa estrategia? Se basa en dos ideas que podemos considerar profundamente aberrantes, pero que están en el origen de todas sus decisiones.

La primera es descalificar sin paliativos a todas las fuerzas políticas que no forman parte de su coalición Frankenstein, esto es, los sanchistas, comunistas, golpistas, xenófobos, racistas, independentistas y filoterroristas, o sea, lo mejor de cada casa. Lo acaba de expresar, sin complejos y con su habitual soberbia, cuando ha calificado de fachosfera a todos los que no estamos incondicionalmente con él. Por supuesto, después de calificar de esta forma insultante a los que no pensamos como él, ha afirmado, sin ruborizarse, que los que estamos en esa fachosfera no paramos de insultarle a él y a su proyecto porque no tenemos otro objetivo que derrocarle.

Esta primera idea de su discurso político lleva a Sánchez y a los sanchistas a repetir a todas horas que, gracias a él y a su coalición Frankenstein, España se está librando de, y aquí coloca todas las palabras que sabe que en la corrección política reinante son tenidas por nefastas: la derecha, la ultraderecha, la derecha extrema, la extrema derecha o el neoliberalismo. Es decir, descalifica de raíz a todo lo que no sean él y sus socios.

Esta primera idea, que parece muy simple pero que le está dando muchos frutos, le lleva a una segunda, aprendida de sus socios comunistas bolivarianos, que también rige sus políticas: la negación de la alternancia, atacando frontalmente el pluralismo político, que es uno de los cuatro principios en que se basa nuestra Constitución, junto con la libertad, la igualdad y la justicia. Ninguna democracia que se precie puede negar la alternancia. Sánchez, desde el primer momento, actúa como si nunca nadie fuera a desalojarle democráticamente del poder.

«El odio a la derecha es ahora una ideología capaz de agrupar a una mayoría de ciudadanos que le ha dado el poder»

Es verdad que, cuando llevó en mayo pasado a su partido a una catástrofe electoral sin precedentes en las elecciones municipales y autonómicas, un escalofrío le recorrió la espalda, pero se apoyó en estas dos ideas para su estrategia y el 23-J consiguió que Frankenstein tuviera más diputados que lo que él llama la fachosfera.

Ahí demostró que el odio a la derecha es ahora una ideología capaz de agrupar a una mayoría de ciudadanos que le ha dado el poder. Y que se lo va a seguir dando hagan lo que hagan. Por eso ayer los sanchistas votaron lo que votaron y seguirán votando lo que se les ocurra a sus socios golpistas sin miedo a que la mayoría de los españoles les eche del poder.

A no ser que los que formamos esa fachosfera reaccionemos adecuadamente y les plantemos cara con valentía y sin complejos. Y eso pasa, en primer lugar, por buscar y fortalecer la unión entre PP y Vox. Seremos dos partidos distintos y tendremos diferencias en algunos de nuestros objetivos políticos, pero en el PP tenemos que saber que cada vez que los sanchistas descalifican a Vox nos están descalificando también a nosotros. Porque ni ellos ni nosotros tenemos nada que ver con proyectos totalitarios, como sí pretende hacer creer Sánchez con sus descalificaciones. Él, precisamente él, que está aliado con totalitarios sin disimulos.

Tenemos que tener muy presente que la ideología que une a Sánchez y sus socios, además de los objetivos expresamente totalitarios que algunos de ellos tienen, es, únicamente, el odio a la derecha. Y nos odian por lo que hemos defendido siempre: la libertad y la unidad de España como nación de ciudadanos libres e iguales. Dos principios que provocan sarpullidos en Sánchez y Frankenstein. Pero que los que somos insultados desde su arrogancia no vamos a dejar de defender.

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