THE OBJECTIVE
Laura Fàbregas

Europa avanza hacia la integración. ¿Y España?

«En Europa, y pese a todo, cada crisis es también una oportunidad para reforzarse, pero España avanza como nunca antes en la dirección opuesta»

Opinión
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Europa avanza hacia la integración. ¿Y España?

Ilustración de Alejandra Svriz

España es un país al que le preocupa tanto la igualdad que un madrileño que viva en Cataluña, o una catalana en Canarias, no puede usar una receta médica en todo el territorio. También es un país que valora hasta tal punto la educación que carece de una prueba homogénea para evaluar al alumnado en sus 17 comunidades autónomas… Por no hablar de cómo incentiva el empleo y la movilidad de los trabajadores. Todo ello con duplicidad de regulaciones, un hecho que la OCDE señala cuando pide reforzar la unidad de mercado.  

Lo más grave es que no parece que esta dinámica vaya a menos. Llevamos años en los que los dos grandes partidos, PP y PSOE, son incapaces de alcanzar consensos -como una reforma educativa de calado-, y los regionalismos periféricos imponen su agenda disgregadora. Con la paradoja de que el Gobierno de Pedro Sánchez llegó a priorizar que la historia clínica se comparta antes en la UE que entre autonomías, y sus socios ya piden una Hacienda propia y la descentralización de la Justicia.

Decía Fernando Savater que la educación pasó de estar en manos de los curas a la de los caciques regionales. Y que ha faltado una revolución ilustrada, como en Francia, donde la educación o la sanidad fueran el centro de la igualdad de oportunidades entre ciudadanos libres e iguales. Es decir, se ha pasado de un oscurantismo a otro.

Mientras España refuerza su reino de taifas, Europa busca avanzar hacia la integración en fiscalidad o defensa. Si el Brexit enterró las veleidades euroescépticas en otros países, como en Países Bajos o Italia, la pandemia se convirtió en una oportunidad para mutualizar gran parte de la deuda. Ahora, en plena guerra de Ucrania, se habla de reforzar el sistema de Defensa comunitario. 

«Se ha acabado el tiempo de las mayorías entre populares y socialistas»

En Europa, y pese a todo, cada crisis es también una oportunidad para reforzarse, pero España avanza como nunca antes en la dirección opuesta. Es cierto que algunos empiezan a despertar. El PP pidió hace unos días una selectividad única, aunque limitada en las autonomías donde gobiernan. Ciudadanos, que el 9-J tiene posibilidades de sacar escaño, hizo en su día bandera de la tarjeta sanitaria única. E Izquierda Española pide la unión fiscal europea, que acabaría con el cupo vasco y navarro. El PSOE, en cambio, ni está ni se le espera; supongo que ve más rentable alarmar contra el auge de la «extrema derecha».

En el centro de las políticas de aquellos partidos que se llaman europeístas debería haber el propósito de emprender reformas guiadas por la racionalidad. Y que los gobiernos autonómicos no interpreten a su entero beneficio el principio de la subsidiariedad europeo, un concepto de racionalización de las políticas públicas que no puede ser tergiversado con un afán fragmentador. 

Todo apunta a que el próximo gobierno comunitario contará con unos apoyos políticos hasta ahora inéditos. Se ha acabado el tiempo de las mayorías entre populares y socialistas. Los liberales y los conservadores tendrán un papel relevante en los equilibrios de poder de Bruselas. La excepción será aquellos que rechazan involucrarse en el conflicto de Ucrania para frenar la invasión de Moscú y los que plantean más fragmentación comunitaria. Es decir, todos aquellos que sirven a Sánchez para mantenerse en la Moncloa.

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