Francia: la cosa puede arreglarse
«Será tan necesario como bueno para Francia que a la hora de formar gobierno se pueda dejar fuera de juego a Mélenchon, un enemigo de la democracia»
El partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN) fue, con gran diferencia, la fuerza más votada en la primera vuelta de las elecciones francesas (celebradas el 30 de junio). Obtuvo el 33% de los votos, seguida por la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular con un 28%. El macronismo, representado por Ensemble y dominante en la Asamblea Nacional los últimos siete años, quedó relegado a la tercera posición con un 20,8% de los votos.
La victoria de RN seguía a la obtenida en las europeas, cuyos malos resultados para el partido de Macron impulsaron al presidente de la República a convocar elecciones legislativas, que, como se acaba de mostrar, dieron en su primera vuelta unos resultados polarizados que preocuparon no sólo en Francia, también en la UE.
La segunda vuelta estuvo precedida por esa preocupación y la consiguiente movilización contra RN, y esos discursos llevaron a que en la segunda vuelta (celebrada el domingo 7 de julio) los resultados hayan sido muy diferentes. Esto es cierto si tomamos como referencia los diputados obtenidos por los diferentes partidos o, mejor dicho, por las coaliciones, pues, por ejemplo, el partido que más diputados ha obtenido en la Asamblea Nacional ha sido el Nuevo Frente Popular (NFP), que no es un partido, sino una coalición que incluye la Francia Insumisa que lidera Mélenchon, el Partido Socialista, el Partido Comunista y otros pequeños grupos.
Pues bien, el número de diputados obtenidos ha sido el siguiente: Nuevo Frente Popular 182; Ensemble (Macron) 168; RN (Le Pen) 143; Republicanos 45; Otros 39. La mayoría en la Asamblea está en 289 escaños, por lo tanto el centro (213) necesita 76 votos más.
Este número de escaños no es, ni de lejos, proporcional a los votos obtenidos en esta segunda vuelta: RN (Le Pen) obtuvo 8,7 millones de votos (143 escaños) y NFP con un millón setecientos mil votos menos que RN ha obtenido 37 escaños más que RN.
«Es posible que se pueda formar un gobierno, plural, sí, pero de centro izquierda, y se pueda alejar a los dos extremos»
Una contradicción entre votos y escaños que no se puede producir en las elecciones presidenciales, en las cuales una persona sí es un voto y ese voto vale lo mismo en París que en un pueblito perdido de las montañas.
De cara a la formación de un nuevo gobierno en Francia es más que probable que los socialistas de Glucksmann y Hollande (69 escaños), junto a los 143 republicanos tengan más que decir que los de Mélenchon o Bardella (Le Pen), de suerte que se pueda formar un gobierno, plural, sí, pero de centro izquierda, y se pueda alejar del gobierno a los dos extremos. Si es así, Macron pensará que la misión de su extemporánea disolución del Parlamento (Asamblea Nacional) se ha cumplido y el cordón sanitario contra Le Pen ha funcionado entre la primera y la segunda vuelta.
En RN no percibieron el trasvase que se les estaba produciendo hacia partidos más moderados y también ignoraron la movilización del voto inmigrante. En palabras del analista José María Ballester, «exceso de confianza, mala selección de candidatos y un cálculo erróneo de los trasvases de votos les han frustrado una victoria en la cual creían».
Ahora será tan necesario como bueno para Francia que a la hora de formar gobierno se pueda dejar fuera de juego a Mélenchon, un personaje antisemita, amigo de Putin y –lo diré con más claridad- un enemigo de la democracia. Para ello sólo hace falta que Macron tenga la inteligencia y la buena mano para reconstruir una mayoría razonable y democrática que sea el soporte de un Gobierno capaz de abordar los graves problemas sociales en los que vive Francia.