THE OBJECTIVE
Antonio Caño

Código ético del Gobierno

«Si Sánchez tiene sincero afán regeneracionista, las organizaciones Hay Derecho y España Mejor ponen a su disposición el instrumento ideal»

Opinión
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Código ético del Gobierno

Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Hasta en su propio partido saben -en su partido mejor que en ningún otro espacio- que el anuncio de Pedro Sánchez de impulsar un plan de regeneración es una hipocresía mayúscula que sólo pretende ganar tiempo para diluir las graves sospechas que rodean al comportamiento de su familia más cercana. Quien no conoce la verdad, no puede intentar defenderla, y quien no ha respetado jamás límites éticos, no puede pretender ahora imponérselos a los demás.

En su partido le perdonan la mascarada, como le perdonan todo lo demás, porque mientras haya vida hay cargos para repartir. Pero, para el resto de la sociedad, para la que no hay más cargos disponibles que los que cada cual es capaz de ganarse con su esfuerzo, el hecho de que el plan de regeneración sea una burla constituye, en realidad, una desgracia.

«Sería demasiado extenso reproducir aquí las 99 propuestas que incluye el documento, pero vale la pena citar algunas de ellas»

España está verdaderamente necesitada de un programa de limpieza democrática que permita rehabilitar instituciones que han perdido legitimidad en los últimos años. Cualquier Gobierno que realmente quiera abordar esa misión debe empezar por sí mismo. Si Pedro Sánchez quisiera en serio mejorar la calidad de nuestra democracia tendría que empezar por mirar a su alrededor y limitarse después a aplicar el Código Ético del Gobierno que han elaborado las organizaciones Hay Derecho y España Mejor.

Ambas son entidades de indiscutible solvencia profesional e independencia política. Nadie podrá ponerles el menor reproche a sus actuaciones, siempre orientadas al bien común. Ahora han puesto en marcha juntas una iniciativa que es lo mejor que ha producido la sociedad civil desde Basta Ya. Su Código Ético del Gobierno, recién hecho público, es sencillamente la receta perfecta para intentar un país mejor.

Sería demasiado extenso reproducir aquí las 99 propuestas que incluye el documento, pero vale la pena citar algunas de ellas. Puesto que el presidente del Gobierno puso especial énfasis en su comparecencia reciente en el Congreso en la necesidad de vigilar -se supone que para potenciar- el papel de los medios de comunicación, aquí tiene algunas medidas que su Gobierno podría cumplir de inmediato:

  • «Los anuncios de decisiones y políticas públicas han de hacerse en las Cortes Generales. Se evitará el anuncio de decisiones y políticas públicas en redes sociales o en actos partidistas».
  • «Los ministros (incluido el presidente del Gobierno) se someterán periódicamente al escrutinio de los medios de comunicación por medio de ruedas de prensa con preguntas abiertas, sin que pueda favorecerse o vetarse a ningún medio o periodista».
  • «Los ministros (incluido el presidente del Gobierno) tratarán a los medios de comunicación de manera profesional y con respeto. En ningún caso amenazarán de forma directa o indirecta a medios de comunicación o periodistas».
  • «Las reuniones con propietarios de periódicos y otros medios de comunicación, editores y ejecutivos principales se publicarán trimestralmente independientemente del propósito de la reunión».
  • «En la página web de cada ministerio (incluida la presidencia del Gobierno) se indicará el montante global de publicidad institucional y cualquier otra remuneración o ventaja otorgada a cada medio de comunicación».
  • «Los ministros podrán tener cuentas personales en redes sociales, pero se asegurarán de que no vulneren la obligación de mantener un trato correcto con todas las personas».
  • «La comunicación realizada en un contexto político partidista no debe de ser comunicada o distribuida a través de medios o instrumentos oficiales».
  • «Los ministros (incluido el presidente del Gobierno) se abstendrán, mientras estén en el cargo, de escribir y publicar un libro sobre su experiencia».

Una vez que Sánchez, en su afán regeneracionista, haya cumplido con esas normas, podría animarse, para completar el trabajo, con otras dos que figuran en el Código citado. En primer lugar:

  • «Los ministros (incluido el presidente del Gobierno) deben de evitar un uso partidista de las estadísticas oficiales».

Y, sobre todo, esta última:

  • «Los ministros (incluido el presidente del Gobierno) eludirán adoptar decisiones o llevar a cabo actuaciones o comportamientos que puedan generar dudas razonables sobre posibles interferencias de intereses privados, familiares, partidistas o de cualquier tipo que generen sospechas de quiebra de la probidad».
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