THE OBJECTIVE
Rosa Cullell

Sánchez, paladín de la verdad

«Dejen de inventar planes que suenan a maniobras de distracción. Sólo fomentan la autocensura entre periodistas jóvenes que ven peligrar sus puestos de trabajo»

Opinión
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Sánchez, paladín de la verdad

Ilustración de Alejandra Svriz

Pedro Sánchez nos ha tenido distraídos con su muy personal preocupación por los bulos de la prensa de derechas. Según el presidente, la regeneración de nuestra democracia pasa por «limpiar» los medios del fango, o sea de periodistas y propietarios independientes de Moncloa. Tanto ardor ha acabado en nada, en puras maniobras veraniegas para tapar corruptelas, subvenciones, negocios y pseudo cátedras familiares. Sánchez se limitó el martes a presentar ante el Congreso una lista de la compra con 31 ideas huecas sin fecha de caducidad. El nuevo proyecto (no llega a más) ha sido rebautizado como Plan de Acción para la Democracia. No se puede regular lo que ya ha regulado Europa y, como cualquier demócrata sabe, la mejor ley de prensa es la que no existe.

Tres años tiene Moncloa para que sus socios de Gobierno le compren algo. Por el momento, los independentistas de la izquierda catalana se hacen los muertos desde sus bien pagadas butacas (400 cargos institucionales mantiene ERC tras salir de la Generalitat) y los de la derecha nacionalista (Junts) le tumban leyes a la espera de una amnistía exprés y de algún ‘carguete’ más. Por otro lado, la izquierda de Sumar tiene pinta de no sobrevivir a más ocurrencias contra la empresa, la vivienda y los ricos de este mundo. Una entrevista más a Yolanda Díaz hablando atolondradamente de reformas que no consigue explicar, y hundirá lo que queda de ese grupo. 

Con su carta en X a todos los españoles, el presidente y su numeroso equipo asesor buscaban, simplemente, tapar titulares sobre la vida y obras de doña Begoña Gómez, también los negocios de ministros y cargos varios. Los más expertos gurús de la comunicación saben que hay que crear noticias buenas (hacer ruido, mucho ruido) para tapar las noticias malas, las que el jefe (el presidente, el director), no quiere ver en la portada de ningún medio, menos aún en el exitoso programa de Pablo Motos.

Ahora, toca decidir si nos gusta más Broncano (TVE) o Motos (Antena 3). Si hay que recortar el telediario de la pública, se recorta. Si hay que pagar 24 millones en un contrato de dos años sin salida, se pagan. Ambos profesionales son buenos, muy buenos, en lo suyo. Ahí andan, haciendo que el prime-time de sus cadenas crezca. A su alrededor, se cancela el programa de Latre en Telecinco y el Intermedio del Gran Wyoming (la Sexta), que casi nunca se ríe de Sánchez, es víctima colateral del fuego amigo.

De momento, el presidente-regulador no ha dicho ni una palabra de las televisiones públicas, subvencionadas y controladas totalmente por el Gobierno del Estado o de las autonomías. Con un modelo de gasto imparable, caída de audiencias y nula gestión, su futuro solo es el inmediato y absolutamente ligado a los intereses políticos. Tras la última investidura de Sánchez, se cambiaron los directivos tanto de RTVE como de la Agencia Efe, colocando al frente a militantes del partido socialista. La independencia y el currículum profesional son valores en caída libre. 

«Los catalanes constitucionalistas abandonaron TV3 hace más de una década, cuando se convirtió en altavoz del ‘procés’»

Los gobiernos autonómicos no actúan de forma muy diferente. Los catalanes constitucionalistas abandonaron TV3 y Catalunya Radio hace más de una década, cuando la corporación audiovisual se convirtió en altavoz del procés. De vez en cuando, siento curiosidad por esos medios que dirigí durante un corto período de mi vida y en los que siguen trabajando buenos profesionales. Casi siempre me arrepiento. Hace nada, escuché un debate radiofónico de esos que pretenden ser graciosos. Lo cerraron con un «Puta España». No pasó nada. ¿Qué ocurriría si en RNE alguien mencionara a la «puta Cataluña»?

Por el momento, Sánchez no va a transponer ninguna ley europea ni va a hacer un reglamento propio. Con la EMFA (Reglamento Europeo sobre la Libertad de los Medios), que empezó a redactarse en 2022 y se aprobó en mayo de 2024, basta y sobra. Alguien debería haber informado al presidente de ese detalle antes de lanzarlo a anunciar una norma propia.

La supuesta nueva ley de prensa -muerta antes de nacer- se ha convertido en café regenerador para todos, el gabinete del presidente incluido. Enternece tanta humildad. El plan por la democracia, según el astuto Bolaños, servirá para «reforzar la transparencia, el pluralismo y el derecho a la información». Olvida el ministro que la libertad de prensa está protegida por la mismísima Constitución en su artículo 20. No hay nada que reforzar. A la mayor parte de periodistas, tanto aquí como en Europa, nos es suficiente con que nuestras respectivas cartas magnas protejan el derecho a informar libremente.

«Dejen de crear consejos reguladores que acaban convertidos en lugares donde colocar a amigos y militantes»

Dejen de inventar planes que suenan a maniobras de distracción. Sólo fomentan la autocensura entre periodistas jóvenes que ven peligrar sus puestos de trabajo, ya de por sí precarios y mal pagados. Dejen de crear consejos reguladores que acaban convertidos en lugares donde colocar a amigos y militantes (ya casi militares). El Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) está actualmente presidido por el periodista Xevi Xirgó, autor con Puigdemont de estos dos libros: Me explico: de la investigación al exilio y La lucha en el exilio. Los socialistas catalanes votaron a favor de su nombramiento.

Si un periodista miente, se le lleva a los tribunales o se envía una carta al director o no se vuelve a confiar en él. Pero no volvamos a aquellos tiempos de la ley Fraga, esa que sirvió para cerrar el gran Diario Madrid. Desde la irrupción de internet y sus plataformas corren tiempos difíciles para el periodismo y las empresas periodísticas; sólo falta que Sánchez, -que siempre asegura una cosa y después la contraria- sea el paladín español de la verdad.

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