Aldama apuntala el trabajo de la prensa y de la Guardia Civil
«Casi nada de lo que dijo el empresario fue especialmente nuevo, pero escuchar cómo corrompió presuntamente a medio Gobierno pone los pelos de punta»
La declaración del empresario Víctor de Aldama ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha provocado una auténtica convulsión en España. En realidad, casi nada de lo que dijo durante las dos horas de comparecencia resultó esencialmente nuevo, pero el simple hecho de relatar en primera persona cómo corrompió presuntamente a medio Gobierno pone los pelos de punta.
Por supuesto, tanto el Ejecutivo como su ejército de propagandistas se han lanzado de inmediato a desmentir las acusaciones y a desacreditar a De Aldama con el argumento de que estaríamos ante un ‘nuevo pequeño Nicolás’; es decir, ante una versión moderna de Antoñita la Fantástica. E incluso algunos ingenuos miembros de la oposición han hablado con total cautela, subrayando que estamos ante un simple testimonio que ahora debe ser acreditado con pruebas concretas.
«Hay sobradas pruebas ya para tener claro que la visita de Delcy Rodríguez a España estaba perfectamente organizada por el Gobierno»
Ojalá que De Aldama aporte todo lo que pueda y cante por soleares durante muchas más veces, pero no conviene confundirse: su relato en sede judicial obedece a la necesidad imperiosa de colaborar con la Justicia para minimizar todo lo posible las consecuencias penales que para él acarreará esta causa, porque ya existen cuantiosas pruebas que le incriminan.
Hay que recordar, por si alguien se ha olvidado ya, que la declaración de Víctor de Aldama lo único que hace es apuntalar las innumerables informaciones periodísticas que se han venido publicando desde que destapamos el Delcygate el 23 de enero de 2020 y posteriormente las pruebas recabadas por la Guardia Civil tras la investigación abierta por Anticorrupción en marzo de 2022 tras una denuncia presentada por el Partido Popular de Madrid.
Hay sobradas pruebas ya para tener claro que la visita de Delcy Rodríguez a España estaba perfectamente organizada por el Gobierno (whatsapps, correos electrónicos, una carta de invitación del propio Ábalos…), que se favoreció descaradamente a la empresa Soluciones de Gestión en la compra de mascarillas por indicación del ministro de Transportes a pesar de que su precio era más caro (whatsapps, correos…), que el ex secretario de Organización del PSOE recibió prebendas a cambio (chalé de Cádiz, piso para la amante en Madrid)…
«Los hechos van dando la razón a los valientes periodistas que han ido destapando todas las corruptelas durante los últimos cinco años»
Por supuesto, queda aún por demostrar que se produjeran esas entregas de dinero en efectivo, como desveló THE OBJECTIVE hace unas semanas y ha ratificado ahora De Aldama, y el grado de vinculación que este tenía con la pareja presidencial, especialmente con Begoña Gómez, con la que consta que mantenía relación en el año 2020, que fue cuando la trama operó en toda su dimensión: Delcygate, mascarillas, rescate de Air Europa…
Una vez más, los hechos van dando la razón a los valientes periodistas que han ido destapando todas las corruptelas durante los últimos cinco años y que se han visto sometidos a una infame campaña de desprestigio por hacer su trabajo. Son varios los medios y no pocos los profesionales que han contribuido decisivamente a desvelarlo todo, pero pediría que en la medida de lo posible tratemos de ser justos. El Delcygate es mérito de Alejandro Requeijo, Antonio Rodríguez, Gabriel Sanz y Alberto Sierra; el caso Koldo de Alberto Sanz, Antonio Rodríguez y Gonzalo Araluce; y todo lo relacionado con los escándalos de José Luis Ábalos (desde Jésica a las bolsas con dinero en la sede del PSOE pasando por sus viajes y el descontrol de sus gastos) es de Ketty Garat y Teresa Gómez. A todos ellos he tenido la suerte de dirigir mientras hemos ido publicando esas historias, primero en Vozpópuli y luego en THE OBJECTIVE.
Como siempre sucede en estos casos, ahora muchos se tratan de apuntar los méritos, y otros tantos se llenan la boca asegurando que sabían de estos asuntos desde hace años, pero lo cierto es que hemos estado muy solos durante demasiado tiempo. Hasta el punto de que tuve que escribir un libro en enero de 2022 porque nadie nos hacía ni puñetero caso. Me alegro de que la verdad poco a poco se abra paso y de que el tiempo vaya poniendo a cada uno en su lugar. Queda aún mucho trabajo por delante hasta desentrañar la madeja de corrupción que tenemos entre manos, pero de lo que ya no hay duda es de que nos encontramos ante el mayor escándalo de corrupción de nuestra historia reciente.