El futuro de Siria
«Se debe permitir al pueblo sirio, junto con los revolucionarios y combatientes que han liberado el país, elegir su gobierno sin la intervención de la OTAN, Estados Unidos, Rusia u otros actores extranjeros»

Celebraciones en Turquía por la caída del régimen sirio. | Zakariya Yahya (Zuma Press)
En primer lugar, quiero dirigir a mi pueblo y a todos los pueblos del mundo una gran felicitación por la caída del régimen del dictador Bashar al-Asad. Ruego a Dios que este sea el primer dominó que caiga, para que pronto el mundo pueda vivir en paz.
En segundo lugar, basándome en mi experiencia de dos años en la guerra junto a diversas partes en el campo de batalla en Siria, y a través de mi conocimiento adquirido al interactuar con todos los componentes del pueblo sirio, tanto en el interior como en el exterior durante mi trayectoria de 12 años, sigo creyendo en el cambio radical de cada persona. No podemos juzgar a nadie antes de haberle proporcionado las condiciones y los elementos esenciales necesarios para su desarrollo.
En tercer lugar, lo que ha ocurrido en Siria en los últimos días es el resultado de años de injusticia y opresión sufridos por el pueblo sirio, así como por otros pueblos de la región, países vecinos, la Unión Europea, los Balcanes y muchas otras naciones del mundo, debido a su implicación en la guerra en Siria, ya sea económica, militarmente, a través de conflictos indirectos o al ser arrastrados al conflicto utilizando emociones, nacionalismos y otras necesidades humanas y estatales. Por ello, hemos sido testigos de una unificación total y general en las filas de los revolucionarios y combatientes.
No podemos negar que un gran número de ellos había participado o trabajado bajo diversas organizaciones, ya fueran liberadoras, islámicas, terroristas u otras. Como pueblo, nos aferrábamos a cualquier oportunidad, como un náufrago se aferra a un trozo de madera. A lo largo de los últimos 14 años, hemos visto cambios significativos en las personas: algunos comenzaron como activistas pacíficos, sin armas, pero con el tiempo se armaron y lucharon de manera desorganizada y sin afiliación a ninguna entidad. Posteriormente, se integraron en estructuras familiares, luego comunitarias y finalmente civiles. Más tarde, buscaron organizaciones más estructuradas y experimentadas, uniéndose a grupos afiliados al Ejército Libre Sirio, Al-Qaeda, el Estado Islámico, Turquía, la OTAN y cualquier otra entidad que ofreciera apoyo, con el único objetivo de derrocar al régimen. Incluso llegaron a aceptar la ayuda del sistema hegemónico global (Estados Unidos).
Sin embargo, en los últimos meses, se ha llevado a cabo una organización significativa por parte de muchos libertadores para unir filas, liberar Siria y reorganizar el país. Esto se ha hecho dejando en sus cargos a los empleados del régimen anterior para facilitar la transición y garantizar los servicios básicos a la ciudadanía, con miras a entregar el gobierno a través de un referéndum popular. Por lo tanto, la situación actual es prometedora.
«El futuro cercano de Siria será próspero siempre que no haya intervención externa en el país»
Es importante destacar que se debe permitir al pueblo, junto con los revolucionarios y combatientes que han liberado el país, elegir su gobierno sin la intervención de la OTAN, Estados Unidos, Rusia u otros actores extranjeros, como ocurrió en Libia. Además, no deben utilizarse pretextos irreales como la «protección de minorías», la «venganza», la «seguridad fronteriza» o la presencia de grupos islámicos o extremistas ideológicos. Todos hemos sido testigos de que, en los primeros días de la liberación de varias ciudades sirias, no se cometieron agresiones contra ninguna religión, secta o frontera. Cada provincia o ciudad fue entregada a trabajadores designados por el pueblo, liderados por personas de diversas religiones, incluidos cristianos y otros. Estas personas comenzaron a rehabilitar la infraestructura básica, como electricidad, agua, panaderías, telecomunicaciones y otros servicios esenciales.
Por ello, considero que el futuro cercano será próspero siempre que no haya intervención externa en el país. La rapidez con la que se logró la liberación puede marcar el ritmo del desarrollo. Muchos ciudadanos que emigraron y se formaron en las mejores universidades europeas regresarán. No olvidamos lo mucho que hemos aprendido gracias a ustedes: los fundamentos para construir un Estado libre de opresión e injusticia que garantice la justicia. También hemos aprendido de los errores de Europa, lecciones que difícilmente olvidaremos.
Finalmente, no podemos olvidar la gratitud que debemos a los pueblos europeos, árabes y otros que brindaron apoyo al pueblo sirio en el exilio. Este será el primer paso hacia la prosperidad, estableciendo tratados y relaciones económicas y políticas. Además, somos optimistas respecto a la posibilidad de alcanzar una unidad global parcial gracias a la solidaridad mostrada por los pueblos del mundo hacia Siria.