The Objective
Jasiel-Paris Álvarez

¿Moriría usted por la Unión Europea?

«La UE nos da la turra con «los valores europeos». Esto lo hace porque pretenden embarcarnos en una guerra contra la Rusia de Putin, la China de Xi Jinping e incluso los EEUU de Trump»

Opinión
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¿Moriría usted por la Unión Europea?

Ilustración: Alejandra Svriz.

Uno está dispuesto a matar (esto se dice muy alegremente) y está dispuesto a morir (esto se asume menos) por una lista muy pequeña de cosas. Idealmente por la familia y los camaradas, por tu comunidad nacional o religiosa y, a lo sumo, por unos valores. Basta con unos pocos ideales: «Hay que creer sólo en dos o tres cosas fundamentales y burlarse de todo lo demás», dejó dicho Pemán. La larga enumeración pública de valores que uno dice defender suele ser señal de tener pocos o ninguno. Nada más ridículo que ver a alguien alardear de seriedad, ni más infantil que vanagloriarse de madurez, ni más sospechoso que jactarse de honorabilidad. Lo dice el refranero español: «Dime de qué presumes y te diré de lo que careces».

Quien más presume de todos es la Unión Europea, que de un tiempo a esta parte nos da la turra con «los valores europeos». Esto lo hace porque pretenden embarcar a los europeos en una guerra económica, política y quizás también militar contra la Rusia de Putin, la China de Xi Jinping, incluso los EEUU de Trump y buena parte del planeta que los eurócratas tachan de ser «la jungla», «el caos», «las autocracias» o «la barbarie», mientras que nosotros seríamos -dicen ellos- «el jardín», «el orden basado en normas», «la democracia» y «la civilización».

Gracias al excelente artículo de Teresa Freixas ¿De qué hablamos cuando hablamos de valores europeos?, he podido enterarme de que el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea menciona los 13 «valores europeos»:

1.- Dignidad humana: la de los desahucios y desalojos de personas sin hogar en Francia. La de los europeos del Este trabajando en condiciones infrahumanas en mataderos de Alemania. La de la cultura eugenésica-eutanática en los países nórdicos y Bélgica.

2.- Libertad: la de comunicarse bajo el espionaje masivo que reveló Snowden en Alemania o Francia. La de movimiento bajo restricciones ilegales y confinamientos y toques de queda durante el covid. La de reunión en la Francia de la reforma laboral que prohibió en 2016 las protestas, o la de los manifestantes pro-palestinos perseguidos actualmente en media Europa. La de expresión con el número creciente de leyes contra «discursos del odio», «desinformación» y otros palabrejos para hablar de la disidencia.

«El artículo 2 del Tratado de la Unión Europea menciona los 13 ‘valores europeos’. Y usted, ¿por cuál de ellos preferiría morir?»

3.- Democracia: la de los cargos que nadie ha elegido directamente de la Comisión Europea y el Consejo de la UE, como órganos máximos por encima del Parlamento Europeo. La de obligar a los irlandeses a votar dos veces hasta que saliera el «sí» al Tratado de Lisboa. La de imponerle el austericidio a Grecia en los 2010s, votasen lo que votasen los griegos y dijesen lo que dijesen en referéndum. La de dar un golpe de Estado tecnócrata para poner a Monti al frente de Italia en 2011. La de inhabilitar a los principales candidatos presidenciales cuando son euro-escépticos, como Le Pen y Georgescu.

4.- Igualdad: la del centro y norte de Europa con los países del sur y del este. La del reparto de los fondos europeos que llegan en menor cantidad a los países que molestan a Bruselas (como Hungría). La del pago de impuestos en Luxemburgo, Bélgica o los Países Bajos.

5.- Estado de derecho: el de burlarse de la justicia española con «el fugado de Waterloo». El de un Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) cuyas decisiones son inapelables. El de permitir que Reino Unido haga su «brexit» sin abordar el derecho español a la descolonización de Gibraltar, o que daneses y holandeses se queden con las mejores cuotas pesqueras en contra de portugueses, españoles o irlandeses.

6.- Respeto a los Derechos Humanos: los DDHH de los activistas anti-G20 en Alemania en 2017, los «chalecos amarillos» en Bélgica y Francia en 2019 y tantos otros ciudadanos que han recibido balas de goma y gases lacrimógenos. Los derechos digitales coartados por leyes como la NetzDG de Alemania. Los de cámaras y tecnologías de reconocimiento facial que empezaron a instalarse en países como Finlandia durante el covid y que se extienden por todo el continente.  

7.- Derechos de las Personas Pertenecientes a Minorías: los de ciudadanos europeos pobres expulsados por ser «una carga» para los estados más ricos: desde búlgaros y rumanos de Bélgica hasta portugueses de Luxemburgo. Los de los greco-chipriotas del norte de Chipre, abandonados por la UE ante la discriminación turca porque Bruselas prefiere llevarse bien con Ankara. Los de descendientes de alemanes de Europa del Este y de italianos de los Balcanes que han perdido sus derechos a reclamar vivienda, tierra o compensación porque sus abuelos fueron «los malos» en la Segunda Guerra Mundial. Los de los rusos en los países bálticos que han perdido su derecho a trabajar o a votar porque sus primos son «los malos» en la actual guerra.

8.- Pluralismo: el de la concentración mediática en grandes monopolios (como Axel Springer en Alemania). El de las grandes empresas comprando estaciones de televisión (como Bolloré en Francia). El de la censura a medios de comunicación rusos (como RT), iraníes (como PressTV) o chinos (como CGTN).

9.- No-discriminación: la de los mayores, condenados al desempleo sistemático a partir de los 50 años (con su máximo exponente en Alemania), combinado con retrasos generalizados de la edad de jubilación por orden de Bruselas. La de los jóvenes, que enfrentan restricciones para conseguir contratos de alquiler en ciudades como Berlín. La de las barreras laborales a discapacitados en países como Suecia, contando con que les dejen nacer. La de las políticas de «discriminación positiva» para mujeres sobre hombres o extranjeros sobre nativos en universidades, programas laborales y de vivienda social en países del centro y norte de Europa.

10.- Tolerancia: la de la libertad religiosa que prohíbe en Francia hasta los belenes o en Bélgica hasta llevar una cruz al cuello en clase. La del señalamiento y persecución de supuestos «negacionistas» en Austria, «conspiranoicos» en Suecia o «prorrusos» en Polonia. La que se tiene con los ganaderos y agricultores que protestaron en buena parte de Europa el año pasado, obligados a desaparecer por ser «culpables del cambio climático». La del descrédito y «espiral de silencio» contra los críticos del euro y el federalismo y el euro-ejército (Anguita en España en los 90s, David McWilliams en Irlanda en 2011, Yanis Varoufakis en Grecia en 2015 o Sahra Wagenknecht en Alemania a día de hoy).

11.- Justicia: la de la persecución sueca contra Julian Assange y el silencio del resto de la UE. La de la impunidad de las grandes empresas ante la justicia europea (desde el Dieselgate de la Volkswagen hasta el Pfizergate). La que funciona a dos velocidades: rápida para los débiles y con retrasos de décadas a la hora de juzgar los grandes delitos económicos en países como Austria. La de no perdonar ni una multa europea a los países-miembro más pobres, pero relajar las deudas millonarias de bancos y fondos de inversión.

12.- Solidaridad: la que han tenido con los países del sur y del este a la hora de imponernos recortes sociales, hacernos firmar «rescates» que son un secuestro, retener material sanitario durante la crisis del covid e intentar evitar y retrasar el pago de los corona-bonos, para ahora decirnos que tenemos que financiar su rearme en pago por lo muy solidarios que han sido.

13.- Igualdad entre mujeres y hombres: la de las madres, sistemáticamente rechazadas por empresas del neoliberalismo europeo que no quieren mujeres embarazadas. La de los padres, con unas ayudas y unos permisos de paternidad peores para los hombres en varios países. La de las mujeres pobres, condenadas a trabajar en sectores precarios como los cuidados. La de los hombres pobres, condenados a trabajar en sectores precarios del trabajo físico. La de las mujeres expuestas en vitrinas en Ámsterdam o los hombres sometidos a la presión del estereotipo de ser proveedores en los países germanos.

Y usted, ¿por cuál de los 13 preferiría morir?

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