The Objective
Esperanza Aguirre

Los coches eléctricos y la dictadura pseudoecologista de la UE

«Por mucho que los inquisidores del cambio climático se empeñen, las medidas que proponen son dudosas y, como en Alcorcón, pueden resultar trágicas»

Opinión
Los coches eléctricos y la dictadura pseudoecologista de la UE

El incendio del parking de Alcorcón en el que murieron dos bomberos. | Ilustración de Alejandra Svriz

Lo acabamos de ver el miércoles pasado en todas las primeras planas de los medios de comunicación: dos bomberos del Cuerpo de Alcorcón han muerto, otros 14 han resultado heridos y un vecino intoxicado como consecuencia de la explosión de un vehículo eléctrico en un edificio de ese municipio de la Comunidad de Madrid. Sin contar con que las tuberías del edificio se han derretido y los vecinos han tenido que ser realojados porque la temperatura alcanzó más de 1.000 grados centígrados.

Según fuentes de los bomberos que allí acudieron, todo empezó cuando un coche eléctrico que entraba en el garaje chocó con otro vehículo que allí estaba.

Al momento se acercaron efectivos del Cuerpo de Bomberos de Alcorcón (la única ciudad de la Comunidad que cuenta con un cuerpo propio, además de la capital). Y lo que debía haber sido un incendio como cualquier otro en un parking subterráneo se convirtió en una tragedia, por el hecho de que uno de los coches era eléctrico, según manifestaron los bomberos. Cuando el fuego alcanzó picos extremos, tres de los bomberos quedaron bloqueados. Dos de ellos acabarían muertos, y el tercero en estado crítico.

Los bomberos ya saben desde hace tiempo el peligro que suponen las explosiones de las baterías de los coches eléctricos. 

Algunos responsables de los cuerpos de bomberos ya llevan tiempo diciendo con claridad que este tipo de coches no deberían estar aparcados en parkings subterráneos porque los extintores de fuegos de vehículos normales no sirven para los eléctricos porque ni siquiera es posible acercarse. Además, los gases que generan los eléctricos son de una toxicidad mucho mayor, por no hablar de que las baterías de alto voltaje, al arder, provocan explosiones.

«La tragedia de Madrid es una razón más para reflexionar sobre las políticas que nos está imponiendo la Unión Europea»

Por todo esto no es de extrañar que los chats telefónicos de los bomberos madrileños se llenaran con la expresión «¡Malditos eléctricos!», según cuentan las fuentes de los bomberos.

Esta tragedia es una razón más para reflexionar sobre las políticas que nos está imponiendo la Unión Europea, que, en nombre de los dogmas de la ideología de la corrección política, ha decidido que hay que acabar con los coches tradicionales para sustituirlos por los eléctricos, como el que acaba de provocar la tragedia de Alcorcón.

Es evidente que, en este asunto, como en muchos otros, los burócratas de Bruselas van de la mano de los políticos europeos que han hecho suyo ese objetivo de acabar con las emisiones de lo que llaman gases de efecto invernadero porque afirman, como si fuera un dogma de fe, que esos gases van a destrozar el planeta.

Y no sólo quieren acabar con los vehículos de gasolina y de diésel, sino que pretenden que sean sustituidos por eléctricos.

«A partir de 2035 queda prohibido vender coches nuevos con los motores tradicionales»

Por si alguno de los lectores no lo sabe, a partir de 2035 queda prohibido vender coches nuevos con los motores tradicionales. O sea, que se podrá adquirir un coche de gasolina o diésel hasta el 31 de diciembre de 2034. A partir de ese momento podrán seguir circulando y se podrán comprar y vender modelos con este tipo, pero sólo en el mercado de segunda mano. En 2035 va a estar prohibido vender furgonetas y turismos nuevos con motor de gasolina y de gasoil.

La Unión Europea, no obstante, disuadirá a los usuarios del uso de estos vehículos. Uno de los métodos que emplearán para disuadirnos antes de esa fecha es prohibirnos la entrada a zonas de bajas emisiones en núcleos urbanos cada vez más extensos. También subirán el impuesto de circulación y los precios del combustible.

Todo esto lo han hecho los políticos de Bruselas sin consultar con las personas que de verdad saben de esto, por ejemplo, los bomberos, que han experimentado en sus carnes los efectos de estos coches. Y sin consultar con arquitectos y constructores que tendrían que dar solución al problema de cómo aparcar estos coches, dado que ya está demostrado que en parkings subterráneos son un peligro mortal. Y sin preguntarnos a los ciudadanos si estamos de acuerdo en que el precio de nuestro vehículo aumente un cien por cien. Y sin tener en cuenta que las baterías eléctricas, al desecharlas, pueden ser inmensamente contaminantes, puede que mucho más que los coches actuales.

Alguien tiene que hacer que el sentido común vuelva a una institución supranacional como la UE. Por mucho que los inquisidores del cambio climático se empeñen en predicar su doctrina, no está nada claro que tengan razón, pero es que, además, las medidas que proponen para frenar ese cambio son enormemente dudosas y, como acabamos de ver en Alcorcón, pueden resultar trágicas. ¡Basta de dogmas! y ¡basta de decisiones tomadas por políticos y burócratas que viven alejados de la realidad y de los verdaderos protagonistas de los asuntos sobre los que se empeñan en legislar y en dictar sus regulaciones!

Publicidad