The Objective
Cristina Casabón

Somos carne de cañón

«Ni siquiera una crisis como el apagón puede despertar a quienes aún duermen su sueño político»

Opinión
Somos carne de cañón

Alejandra Svriz

La ansiedad se propaga rápidamente. Durante el apagón, la ciudad fue un laberinto de ansiedades que se aprietan pero no se comunican. Mantuve la calma lo mejor que pude durante la mayor parte de la tarde, pero el asombro vino después: pasan los días y observo que hay gente que decide no exigir explicaciones al Gobierno, tampoco van a preparase para el siguiente apagón ni a cambiar de opinión sobre una política energética basada en ideología. La arrogancia de la tal Beatriz Corredor todavía me asombra más: “España será verde o no será”, dice en la red social X. Ni una disculpa por las molestias ocasionadas. Una observación se hace evidente: el Gobierno no va a rectificar pese a los errores y evidencias, los muertos van al armario y los españoles somos carne de cañón, somos sus hijas casaderas y sus conejillos de indias. 

Por encima de todo, el apagón fue una lección de cuán absolutamente dependiente es la sociedad española de una política energética mal diseñada. El incidente plantea algunas preguntas sobre el futuro del sistema eléctrico. Intentar que el dinero, los automóviles, la calefacción doméstica y los procesos industriales, todo absolutamente dependa de la electricidad, nos hace dependientes y vulnerables. Dijo Simenon que «toda familia esconde un cadáver en el armario». Ahora tendremos que esconder comida, radios a pilas, alcohol, dinero, un camping gas y una cuerda para lo que sea. Al mismo tiempo, estamos dependiendo excesivamente de fuentes de energía renovables, especialmente eólica y solar, para generar esa gran cantidad de electricidad y se están cerrando las alternativas basadas en carbón, gas y energía nuclear por pura ideología. Aquí y en Europa. Según una estimación del Financial Times, la electricidad será responsable del 70% de la energía del continente en 2050, frente al 20% actual. Más del 90% de esa electricidad podría provenir de energías renovables.

«REE advirtió hace poco más de dos meses sobre el riesgo de desconexiones de generación por elevada penetración de renovables»

Red Eléctrica Española advirtió hace poco más de dos meses sobre el riesgo de “desconexiones de generación por elevada penetración de renovables”. El hecho de que el Gobierno no haya actuado a tiempo y no vaya a rectificar en su política energética no deja de ser asombroso. Es escalofriante, en realidad. España es líder en la adopción de energías renovables, el 72% de nuestra electricidad provenía de energía eólica y solar momentos antes del apagón y lo peor es que esto se preveía, se anunció que podrían avecinarse cortes de suministro “severos” si no contábamos con otras fuentes, como la nuclear. El año pasado, el gobierno confirmó su decisión de retirar las cinco centrales nucleares del país, incluso sabiendo que esto podría ocurrir. Y ahora, como era de esperar, han negado en varias ocasiones que la dependencia excesiva de la energía verde fuera la culpable del apagón. 

También se ha demostrado que Red Eléctrica no es privada: ante una crisis de estas dimensiones intenta lavarle la cara a su mayor accionista, el Gobierno. Y vemos que la propia dirección es un cementerio de elefantes del PSOE donde nadie responde por las molestias ocasionadas. Pero el problema, en realidad, es la planificación energética nacional, el PNIEC, que ya vemos que no va a modificarse ni a apostar por la nuclear por motivos que nada tienen que ver con la seguridad. En estas manos estamos y da igual lo que ocurra, porque la propaganda siempre tendrá una versión amigable y heroica de lo bien que lo pasaron algunos inconscientes durante el apagón, cómo se hicieron amigos mientras jugaban al corro de la patata en las horas críticas. Una constatación se hace evidente: ni siquiera una crisis de esta escala puede despertar a quienes aún duermen su sueño político. Pero, aun así, no desisto y pido, por el bien de España, un poco de amor propio. Ningún ser humano merece esta arrogancia, esta ausencia de rendición de cuentas de políticos que juegan a ser empresarios. Ni siquiera quienes a día de hoy aseguran que aquí no ha pasado nada mientras esconden los muertos junto con las latas de comida en el armario. Que los ecologistas de turno en la Gran Vía velen por todos nosotros. 

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