León XIV: un continuador de Francisco, pero con perfil propio
«Muchos habíamos escrito que era difícil que el obispo de Roma fuera un norteamericano por sus implicaciones geopolíticas, pero no ha sido así»

El papa León XIV. | Ilustración de Alejandra Svriz
Acertar el nombre del pontífice es una actividad de riesgo, porque casi nunca se consigue. Llevábamos días escuchando en los mentideros vaticanos que la elección del Papa número 267 en la historia de la Iglesia iba a ser rápida, al menos, que no se iba a superar el tiempo de los dos últimos cónclaves. Algunos éramos escépticos, pero han acertado. La tarde del segundo día nos ha traído a un Papa norteamericano que había surgido en los últimos días como un posible papable, aunque no estuviera en las primeras quinielas originales. Era uno de los tapados de los que no se hablaba. La otra gran sorpresa es su nacionalidad. Muchos habíamos escrito que era difícil que el obispo de Roma fuera un norteamericano por las implicaciones geopolíticas que esta elección podría tener. Pero no ha sido así.
Habemus papam. El nombre escogido por el cardenal Robert Francis Prevost Martínez ha sido el de León XIV. Era una de las claves en las que habría que fijarse hoy. León XIII fue el papa de la Rerum Novarum y de la introducción de la cuestión social en la agenda del papado. La doctrina social de la Iglesia tiene en esta encíclica un pilar fundacional. Es evidente el simbolismo que busca Prevost y que muestra un claro continuismo con los acentos del pontificado de Francisco: justicia social, preocupación por las personas que viven en los márgenes y también una preocupación por el medioambiente.
La otra clave de esta jornada era la vestimenta. Francisco había roto con la tradición y León XIV ha vuelto a lo habitual. También es una declaración de intenciones. Hay que subrayar que su motto episcopal es En illo uno unum algo así como “en el único Cristo somos uno”. Como religioso agustino, no es extraño que eligiese como lema una frase de san Agustín. Pero que también remarca la idea de comunión y la unidad en la Iglesia. En muchos de los discursos y declaraciones de estas semanas, ha sido una insistencia ante la creciente polarización eclesial. Será, con toda probabilidad, otro de los aspectos fundamentales de su pontificado.
Nacido en septiembre de 1955 en Chicago, Prevost cumple con el ideal de edad del Colegio cardenalicio para una cierta estabilidad en el pontificado. Es un norteamericano extravagante, ya que ha ejercido su ministerio más tiempo fuera del país que dentro. Habla seis idiomas e hizo sus votos en la Orden de San Agustín en 1981. Tiene estudios en Matemáticas, Teología y Derecho canónico. Desde muy pronto, sus pasos lo encaminaron a las misiones agustinas en Perú. Ha sido párroco, formador del seminario o vicario. A su regreso a Estados Unidos en 1999, fue elegido prior provincial. Sin embargo, estuvo apenas dos años y medio en el cargo, porque fue elegido prior general de los agustinos durante dos mandatos.
Después de este servicio en su orden, el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Chiclayo en Perú y terminó siendo el obispo titular de aquella diócesis desde 2015. Además, fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana (2018-2023) y, como otros prelados peruanos, jugó un papel importante a nivel político en las diferentes crisis que atravesó el país. Entre 2020 y 2021, Prevost también fue administrador apostólico de la diócesis del Callao. Su intensa actividad pastoral llamó la atención de Francisco, quien le nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos en enero de 2023, un cargo que ha ocupado hasta la muerte del pontífice y que le ha puesto en el centro de las decisiones sobre los obispos.
Es una figura de reconocido prestigio en la Curia y entre los prelados de medio mundo. El 30 de septiembre de 2023, fue elevado al rango de cardenal, así que era uno de los noveles del actual Colegio cardenalicio. Ha sido considerado siempre un bergogliano que ha apoyado públicamente la mayoría de sus decisiones más controvertidas. Quizá donde más cauto se ha mostrado haya sido en la cuestión de las bendiciones a parejas homosexuales. En la mochila de Prevost, como ya sucedió con Benedicto XVI y Francisco, tenemos también aspectos que alimentarán las polémicas mediáticas en estos primeros meses. Algunas organizaciones le han denunciado por su comportamiento ante casos de abusos en su diócesis y en su orden. Se ha considerado que muchas de estas acusaciones son infundadas, pero traerán cola con seguridad.
“Algunas organizaciones le han denunciado por su comportamiento ante casos de abusos en su diócesis y en su orden”
Su primer discurso ha marcado algunas de las posibles líneas generales de su pontificado, además de cambiar durante un momento al español para saludar a Chiclayo. Ha demostrado la timidez que destacan quienes le conocen y se le ha visto tan emocionado como encorsetado por el momento histórico que estaba viviendo. León XIV ha señalado la necesidad de abrirse al amor de Dios y ha exclamado que el mal no prevalecerá en el mundo.
Ha repetido en varias ocasiones la palabra ‘paz’. También ha subrayado la importancia de construir puentes y de la necesidad de generar espacios de diálogo y encuentro. Ha tenido un recuerdo cariñoso para Francisco y ha apostado por un caminar unido de todos los cristianos, acentuando la dimensión sinodal de la Iglesia. Parece evidente que este conclave ha escogido a un continuador de la agenda reformista de Francisco. Pero parece que tendrá su propio perfil, no será un Francisco II. Habrá que atender a sus palabras y sus acciones en estas primeras semanas para comenzar a comprender el significado del nuevo pontificado.