The Objective
José María Rotellar

La insistencia en el error proteccionista

«Da la sensación de que Trump quiere ir por la vía de provocar una recesión, y da la sensación de que la UE ha optado también por seguir por ese camino»

Opinión
La insistencia en el error proteccionista

Ilustración de Alejandra Svriz.

El retorno del proteccionismo es un grave error. Podemos pensar que se ha llegado a un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea para evitar un tipo arancelario superior, pero no deja de ser una mala noticia. El establecimiento del proteccionismo es un elemento empobrecedor, que se está abriendo camino de nuevo en el contexto internacional, con todo el efecto negativo que ello tendrá en la economía y el empleo. De esa manera, las restricciones al comercio y a la internacionalización de la economía son nocivas para el desarrollo económico, al frenar la actividad económica y el empleo. Cuando se implantaron en la segunda mitad del siglo XIX, generaron el caldo de cultivo de las dos grandes guerras del siglo XX. Por tanto, el proteccionismo es un peligro para el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad de todos los ciudadanos, pues impide el progreso y, con ello, la generación de actividad, puestos de trabajo y riqueza. La política comercial del presidente Trump es el paso más profundo en este inmenso error económico que supone el levantamiento de más aranceles y barreras aduaneras.

Trump achaca a los males exteriores la decadencia de la importancia de la economía estadounidense, cuando, si en lugar de aranceles hubiese aplicado una política real de bajada del gasto y una importante reducción de impuestos, que ahora intenta con su ley fiscal, pero que se queda corta en la reducción del gasto, la habría revitalizado. Sin embargo, ha optado por este elemento empobrecedor, que es el proteccionismo. Junto a ello, la incertidumbre se apodera de la economía, ya que su dinámica es variable: anuncia unos aranceles para rectificarlos a las horas y volver a modificarlos poco después, y así sucesivamente, hasta llegar a un acuerdo que el tiempo dirá si se cumple o no y que, en cualquier caso, aunque sea en menor medida, afectará negativamente a la economía.

Tampoco ha contribuido a la credibilidad el sistema de cálculo empleado para calcular los supuestos aranceles que el resto de países impone a Estados Unidos, según Trump, empleando para ello el cociente entre el déficit comercial de Estados Unidos con ese país, dividiéndolo por los bienes importados de ese país, en lo que vienen a ser unas cuentas del Gran Capitán al otro lado del Atlántico. Para consumo interno, dice ahora que estudia repartir una especie de «dividendo», en forma de devolución, a los estadounidenses por la parte que les corresponda del incremento recaudatorio por los aranceles, es decir, por lo mismo que dichos ciudadanos habrán pagado de más antes por la imposición de dicho arancel.

Trump, con esta política económica errática y equivocada de la guerra arancelaria, está introduciendo una alta volatilidad en los mercados, imprescindibles para canalizar el ahorro hacia la inversión empresarial; y está generando unas expectativas de posible recesión en Estados Unidos. Esos aranceles, que no dejarán de ser impuestos que paguen los ciudadanos estadounidenses, que los empobrecerá, presionará al alza a los precios en un entorno de peores expectativas y menor crecimiento, pudiendo llegar a crear una situación de estanflación, donde la Reserva Federal puede encontrarse en una difícil disyuntiva en su política monetaria, entre elevados precios y bajo crecimiento, de producirse dicha estanflación, elemento que incidiría todavía más en la desaceleración de la economía, por mayor incertidumbre. Ya vemos cómo el dato de empleo en Estados Unidos ha empeorado fuertemente y cómo su economía puede empezar a dar señales de desaceleración. No es que el proteccionismo sea el único motivo que puede empeorar el escenario de la economía, tanto estadounidense como del conjunto mundial, pero es un elemento muy relevante para ello y puede ser, además, el detonante de la crisis.

Da la sensación de que Trump, en lugar de optar por el camino más difícil y largo, pero estructuralmente ortodoxo, de recortar gasto y bajar impuestos para enderezar la economía, quiere ir por la vía rápida de provocar una recesión que, pese a la subida de precios, pudiese hacer que la Fed bajase tipos, para refinanciar de manera más barata la ingente deuda pública de Estados Unidos, gran problema de dicha economía y que puede que esté todavía peor de lo que parece dado este movimiento de Trump. Y da la sensación de que la UE ha optado también por seguir por ese camino en su contestación: la aceptación del retorno del proteccionismo que sólo puede empobrecer a los ciudadanos.

El proteccionismo es empobrecedor y la prosperidad económica de cada país y del conjunto internacional sólo se consigue con una mayor libertad comercial, con mayor especialización y mejores condiciones de intercambio, no encerrándose en el error proteccionista que sólo nos hará más pobres a todos, especialmente a los ciudadanos de los países que impongan aranceles, como Estados Unidos, como los países miembros de la UE.

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