Tener hijos va a ser menos caro que la alternativa
«Lo que pocos admiten es que tener hijos no es solo una fuente de cariño, sino el mejor seguro de vida en un país donde el Estado ya no podrá cumplir su promesa»

Ilustración de Alejandra Svriz.
España atraviesa una crisis demográfica sin precedentes. En 2023 nacieron apenas 322.075 niños, la cifra más baja desde 1941, con una tasa de fecundidad de 1,12 hijos por mujer, muy lejos del 2,1 necesario para el reemplazo generacional. Con estos números, España se sitúa entre los países con menor natalidad del planeta. Y mientras la conversación pública se centra en lo caro que es criar hijos —y lo es, porque dedicamos apenas el 1,4% del PIB a políticas familiares, frente al 3% de Francia—, casi nadie señala la otra cara: el coste de no tenerlos.
Durante siglos, la lógica era simple: los hijos cuidaban de los padres. Primero en la infancia eran una carga, pero en la vejez se convertían en la red de seguridad más sólida que existía. El sistema de pensiones de reparto, implantado en el siglo XX, rompió ese pacto generacional. A cambio de cotizaciones, el Estado garantizaba a los mayores una pensión. Esto llevó a muchos a pensar que tener hijos ya no era una necesidad para la vejez. Pero el modelo está agotado: hoy acumula un déficit de más de 65.000 millones de euros al año y solo se sostiene con deuda pública y transferencias extraordinarias.
Cuando los que ahora tienen 35 lleguen a los 70, se encontrarán con un Estado incapaz de pagar pensiones dignas. La tasa de dependencia (mayores de 65 sobre población activa) rozará el 60% en 2050, lo que significa menos trabajadores sosteniendo a muchos más jubilados. En ese escenario, la alternativa a tener hijos no será la libertad individual ni el ahorro, sino el riesgo real de abandono y pobreza. Por eso, aunque criar hijos implique esfuerzo económico y personal, lo que pocos quieren admitir es que tener tres o más hijos no es solo una fuente de cariño y emociones, sino también el mejor seguro de vida en un país donde el Estado ya no podrá cumplir su promesa.