The Objective
Victoria Carvajal

La otra cara del ‘milagro’ español

«España es el país con la tasa más alta de niños y adolescentes en riesgo de exclusión social de la UE. Un problema que se ha agravado desde que Sánchez llegó al poder»

Opinión
La otra cara del ‘milagro’ español

Ilustración de Alejandra Svriz.

El robusto crecimiento de la economía española ocupa merecidos titulares de la prensa nacional y extranjera. Ha sido la economía europea que más ha crecido en los últimos dos años y todo apunta a que este 2025 seguirá liderando esa clasificación. Pero hay otra clasificación en la que también es líder pese a su sobresaliente rendimiento. Y esa es la de la pobreza infantil. España es el país con la tasa más alta de niños, niñas y adolescentes en riesgo de exclusión social de la UE. Un problema social que se ha agravado desde que Pedro Sánchez llegó al poder y que los años consecutivos de ingresos fiscales récord apenas han ayudado a mitigar. Es la otra cara del milagro económico español. 

Nada más llegar al poder en 2018 Pedro Sánchez creó el Alto Comisionado para la Lucha Contra la Pobreza Infantil. Fue esta una de las grandes apuestas del presidente. La institución echó el cierre a finales de 2023. Sánchez llegó a acusar a su antecesor en el cargo, Mariano Rajoy, de dejarle como herencia el país más desigual de la UE con un grave problema de pobreza infantil que «requería una acción inmediata». Siete años después y pese a ese Alto Comisionado frustrado y la fundación del nuevo Ministerio de Juventud e Infancia, la pobreza infantil sigue estancada en unas tasas insoportablemente altas.

La vulnerabilidad a la que se enfrenta la población menor de 18 años es preocupante. En 2024, más de 2,7 millones de niños, niñas y adolescentes estaban en riesgo de exclusión social. Es decir, el 34,6% del total, frente al 24,2% del promedio europeo. De esos, 2,3 millones viven en la pobreza. Es decir, un 29,2%. Es la tasa más elevada de la UE, por delante de Bulgaria o Rumanía. Todo un logro para una de las economías con una renta per cápita por encima de la media europea y cuyo PIB además ha crecido muy por encima del de sus socios en los últimos ejercicios: un 2,7% en 2023 frente al 0,4% de la media europea; un 3,5% en 2024 frente al 1% comunitario. Y que este año, tras revisar el FMI y otros organismos al alza sus previsiones, se espera que avance un 2,9%, de nuevo muy por encima del 1,1% que se estima crecerá de media la UE.

Pero ni ese vigoroso crecimiento ni tampoco la recaudación fiscal récord de los últimos ejercicios, que dota de más recursos al Gobierno para ampliar el gasto social, han servido para aliviar este grave problema social. En 2023, los ingresos fiscales ascendieron a 271.935 millones de euros, un 6,4% más que en el año anterior y a 294.734 millones en 2024, un 8,4% superior. Y todo apunta a que 2025 será otro año récord. Solo hasta agosto, los ingresos ya superaban los 200.000 millones, un 11,6% con respecto al mismo periodo del año anterior. 

La elevada tasa de pobreza es un fracaso colectivo que debería hacer saltar las alarmas de la sociedad. Pues no solo representa un problema actual, sino que tiene que ver con la incidencia de la pobreza en el futuro. Los estudios demuestran que quienes de niños viven en un hogar pobre tienen un elevado riesgo de ser pobres en su vida adulta. La brecha de desigualdad ha aumentado también en estos años. La pobreza infantil, además de ser más extensa, es más intensa: la pobreza severa (14,1%) y la brecha de pobreza (32,0%) han crecido en los últimos años. Y es que, aunque los ingresos medios de la población han mejorado, la infancia sigue siendo el grupo más vulnerable, con tasas de riesgo de pobreza más altas que las de las personas adultas. 

«Las ayudas sociales dirigidas a la infancia tienen un impacto muy inferior al que se observa en otros países europeos»

¿Cómo era eso que decía el presidente de que venía a luchar contra la desigualdad y a atajar de forma inmediata la lacra de la pobreza infantil? Poco ha hecho este Gobierno para mejorar algunas de las causas que perpetúan el problema de la pobreza infantil. En un informe publicado hace pocos días por Funcas, se identifican varias: el mal diseño de las prestaciones sociales, el empleo y el nivel educativo de los padres y la falta de vivienda asequible. En el primer caso, las ayudas sociales dirigidas a la infancia tienen un impacto muy inferior al que se observa en otros países europeos. Así, el sistema de impuestos y transferencias en España reduce la pobreza infantil en apenas 1 o 2 puntos, mientras que en los países europeos que registran una mayor eficiencia en su gasto social, el impacto es de 4 a 8 puntos. 

En cuanto al empleo y nivel educativo de los padres, de nuevo la brecha con Europa es grande. Hay una mayor rigidez en la movilidad social ascendente. «Un nivel educativo más alto de los progenitores no ofrece en el caso español una protección tan eficaz como en otros países europeos: la tasa de pobreza infantil entre hijos de padres con educación terciaria alcanza el 18,9%, frente a la media del 11% de la UE». También frente a nuestros socios europeos, España arrastra un déficit estructural de vivienda social y de alquiler asequible. El promedio europeo de este tipo de vivienda se sitúa en el 7% y en España en el 2%. 

¿Saben cuándo fue la última vez que los sindicatos se manifestaron contra la pobreza infantil? En octubre de 2015. Entonces gobernaba Mariano Rajoy. La Gran Recesión había disparado este índice. Ese año se situó en el 29,6%. Mismo nivel que en la actualidad, pero en esta ocasión España vive en medio de una confortable bonanza económica. Los mismos que se movilizan por Gaza, manifiestan su simpatía por las causas independentistas o se muestran comprensivos con la Ley de Amnistía, parecen haberse olvidado del problema de la pobreza infantil que tanto compromete el futuro bienestar social del país. Probablemente, no tenga nada que ver con el hecho de que el Ejecutivo les ha duplicado las subvenciones que reciben de los Presupuestos Generales. Y que sea una simple casualidad que coincida con el Gobierno en esta idea de que cuando gobierna la izquierda los problemas sociales no tienen la misma gravedad que cuando lo hace la derecha. Antes de que llegara Sánchez al Gobierno, la lucha contra la pobreza infantil era una emergencia. Hoy se convive cómodamente con ella. 

Publicidad