
El horror vacui de Ciudadanos
Juan Carlos Girauta ha escrito, en menos de 280 caracteres, lo siguiente: “Para que quede claro: Cs no pactará con el PSOE tras las generales. Decisión unánime de la Ejecutiva.

Juan Carlos Girauta ha escrito, en menos de 280 caracteres, lo siguiente: “Para que quede claro: Cs no pactará con el PSOE tras las generales. Decisión unánime de la Ejecutiva.

Iván Redondo es el Jefe de Gabinete del Presidente, pero para desgracia de Pedro Sánchez la mayoría de la gente de su entorno, incluidos sus ministros

“Nadie es un sistema abierto. Nadie es autor de sí mismo. Nadie es un invento propio.” El sinfín de cosas que han dado forma a nuestras vidas –lugar y familia, traumas y tropiezos, amores y odios— ahí estaban todas antes que nosotros. Incluso nuestra psicología es un fenómeno probabilístico.

Nada ha salido como se preveía. Cuando Pedro Sánchez nombró su primer gobierno, enseguida se habló del jogo bonito de un equipo de ministros estelar frente al tosco catenaccio que se reprochaba a Rajoy. Llegaba la alegría, la diversión, una nueva meritocracia ajena a las servidumbres partidistas y llamada a modernizar el país después de unos años de pretendido oscurantismo.

Como en las obras de Shakespeare, la vida. Hasta el final no se sabe si estamos ante una comedia o una tragedia. A ver, por tanto, cómo acaba el procés.

Las elecciones nos abocan a un escenario muy polarizado

«Reconciliación nacional» era el eslogan que enarbolaba el PCE cuando, en un informe interno, hizo constar lo que sigue: aunque la República representara los intereses del pueblo, no podía negarse que los campesinos castellanos, navarros o andaluces que se habían sumado al bando de Franco también eran pueblo. Una verdad de Pero Grullo que escondía una advertencia ineludible. Corría el año 1956 y era bien sabido (¡a la fuerza ahorcan!) lo que sucede cuando se levanta un proyecto común excluyendo a la mitad de la población.

Escuchaba esta semana a Carlos Alsina hablar con José María García sobre la grandeza, la magia de la radio, en uno de esos habituales automasajes a que los radiofonistas son tan propensos.

Entre críticos, periodistas y escritores –y más gente de las letras- se ha manifestado una reacción general de asombro y de perplejidad desde que la pasada semana se supiera el nombre del Premio Biblioteca Breve de este año.