
El miedo de los buenos
Había ayer debate sobre la chica presuntamente violada por un grupo de chicos en un polígono de Sabadell. ¿Qué debatir?, se preguntarán.

Había ayer debate sobre la chica presuntamente violada por un grupo de chicos en un polígono de Sabadell. ¿Qué debatir?, se preguntarán.

De tarde en tarde me doy el caprichito de ir a Casa Aranda, fundada en 1932, el mejor sitio para comer churros en Málaga y en el mundo. Esa calle Herrería del Rey es además una de las pocas que quedan en la ciudad con su toque antiguo, con una estrechez y un abigarramiento que son una inmersión en otra época. En ciertas calles de Lisboa y Río de Janeiro me acordé de ella, y ahora en ella me acuerdo de Lisboa y Río de Janeiro. Si me abandono en una mesita, puedo percibir a mis paisanos como lisboetas o cariocas que hablasen en malagueño.

El socialismo ha avanzado en Venezuela hasta alcanzar la cima de todas sus conquistas: una dictadura corrupta que sobrevive porque somete a su sociedad a un estricto régimen de hambre y terror.

Una de las grandes preguntas a las que se enfrenta el periodismo en la era de la posverdad es qué hacer con los malos: al informar sobre ellos se corre el riesgo de hacerles de altavoz. Por otro lado, interesan. El periodismo se hace la pregunta y trata de dar una respuesta a la vez que sucede y se enfrenta a eso (las reflexiones en torno a cómo tratar a los malos en los medios han ocupado casi lo mismo que los ejemplos mismos). Para un observador atento, el espectáculo es fascinante.

Qué lejos quedan aquellos días de mayo en que los jóvenes del Sur de Europa tomaron las plazas y los parques clamando por una democracia real y exigiendo un porvenir arrebatado.

Pedro Sánchez se queja de que PP y Ciudadanos no apoyan las políticas de Estado, pero tendría que preguntarse el presidente si sabe qué es política de Estado. Socialistas y populares, de siempre, han llegado a acuerdos en política de Defensa y de lucha contra el terrorismo, y cuando surgió el desafío independentistas también se pusieron de acuerdo para aplicar el 155, aunque a Rajoy le costó dios y ayuda que lo aceptara Sánchez … pero mucho más le costó que lo aceptara Albert Rivera.

Gabriel García Márquez dijo: “el periodismo es el mejor oficio del mundo.” Hace par de años, cuando mi papá celebraba el 25 aniversario de su programa de radio, un asistente al evento le preguntó justamente eso. ¿Es el periodismo el mejor oficio del mundo? Su respuesta: que no. Más importantes son los doctores, que salvan vidas, y luego quizás los abogados o los policías. El periodista estaba al final de toda la lista, pues su tarea era simplemente relatar lo que habían hecho ya todos los demás.

La luz se consume y se apaga, incluso cuando apela a los sentimientos más nobles de una época.

Dentro de unos días, se iniciará en el Tribunal Supremo la vista oral del juicio contra los instigadores del procés, circunstancia que con previsible automatismo ha renovado la atención de los medios extranjeros sobre España. Hemos leído comentarios editoriales sobre la inquisición medieval y recomendaciones de indulto, mientras el independentismo redoblaba su campaña para presentarse como víctima de un injusto delito de opinión.