Pinker en el autobús
José María Albert de Paco

Pinker en el autobús

Las dos mujeres que se sientan enfrente deben de andar sobre los cuarenta y largos, tal vez cincuenta y pocos; empieza a ser complicado cifrar según qué edades, más cuando el ingreso en la madurez (y aun en la vejez) no conlleva renuncias. Ni al yoga ni al sexo ni a la indignación. Además de la esperanza de vida está ese insólito alargamiento de la plenitud. El Gardel que cantaba “las nieves de tiempo platearon mi sien”, conviene recordarlo, apenas había rebasado los cuarenta.

Septiembre
Aloma Rodríguez

Septiembre

Después de años ordenando el paso del tiempo por el calendario escolar, que marcaba el año nuevo hacia mediados de septiembre, me resulta muy difícil verlo de otra manera. Ahora que tengo hijos, su curso escolar me sirve como justificación para mantener ese orden del tiempo, en realidad un poco forzado: como soy de Zaragoza

Cómo lograr que triunfe la ultraderecha
José Carlos Rodríguez

Cómo lograr que triunfe la ultraderecha

Que lo que llamamos ultraderecha obtenga un apoyo relevante, mayoritario incluso, es muy complicado. El final de la II Guerra Mundial introdujo un nuevo catálogo de tabúes, entre los cuales se incluyen sus temas favoritos, como la raza, o el interés nacional por encima de todo.

Dios no escribía en prosa
Andrés Miguel Rondón

Dios no escribía en prosa

El que acepta que este mundo que vivimos no está hecho de unos y de ceros, que su dimensión más real no es la de que describen los científicos o enciclopédicos, sino precisamente la espiritual, aquella hecha de historias (humanas, personales, universales) y metáforas y sensaciones.

Post-verdad: un equívoco
Manuel Arias Maldonado

Post-verdad: un equívoco

No cabe duda: la de post-verdad es una de las etiquetas más exitosas de nuestra época. Palabra del año a juicio de los Oxford Dictionaries en 2016, forma junto al populismo y el nacionalismo una santa trinidad causal para explicar las turbulencias políticas de nuestra época.

Comienza un nuevo curso, ¡sapere aude!
Miguel Ángel Quintana Paz

Comienza un nuevo curso, ¡sapere aude!

Permítame el lector rogarle que, por unos instantes, se figure la siguiente escena. Un caminante, de no muchas luces, se topa, mientras atraviesa un frondoso bosque, con un río que debe por fuerza franquear si de llegar a su destino se trata. El hombre empero vacila, pues siente miedo de la corriente y no divisa ni aguas arriba ni aguas abajo vado alguno que le facilite el tránsito.