
De los fachas españoles
No pienso como Santiago Abascal, pero le conozco, y es un hombre de derechas, sí, lo cual es legítimo. Es un conservador a quien le disgustan muchas cosas de nuestra Constitución.

No pienso como Santiago Abascal, pero le conozco, y es un hombre de derechas, sí, lo cual es legítimo. Es un conservador a quien le disgustan muchas cosas de nuestra Constitución.

Miguel Ángel Quintana Paz reflexiona sobre un posible cambio en el panorama político tras las elecciones andaluzas. De esta forma, según su opinión, estos comicios podrían marcar un antes y un después en las dinámicas que movían, hasta ahora, la política española.

Acertar una predicción política es como ganar a la ruleta: dan ganas de volverlo a intentar. Hará cosa de dos meses predije aquí mismo que al auge de Vox proseguiría de darse las cuatro condiciones que podían auparlo; esas condiciones se dieron y ese auge se produjo el domingo, en Andalucía. De modo que voy a volver a probar.

Había una vieja viñeta, publicada por The New Yorker hace ya algunos años, a la que Jimmy Carter -ahora el más veterano de los presidentes de los Estados Unidos, 93 años- le gusta referirse: un niño de corta edad mira a su padre y le dice: “Ya he decidido lo que seré cuando sea mayor: un ex presidente norteamericano”. Con el solemne funeral de estado y las exequias de George Herbert Walker Bush, el número 41 de los presidentes, Norteamérica ha rendido tributo a su propia monarquía elegida por el pueblo. Los (ex) presidentes, una vez que han pasado por la fragua donde se (re)forja su pasado y se moldean los errores de sus mandatos, suelen mantenerse en una hornacina apartidista. Pero el entierro del patriarca Bush ha tenido un peralte especial, ha habido una insistencia sostenida en comparar al último ‘estadista-soldado’ – veterano de la Segunda Guerra Mundial, obstinado en la idea del servicio público, de la misma estirpe que George Washington y Ike Eisenhower- con los alocados tiempos de la administración de Donald Trump. “Me gustaría que me recordaran -anticipó el finado en una entrevista para el Canal Historia concedida hace quince años y que se proyecta a diario en el Museo de Historia Americana de la capital federal- como alguien que ha servido a su país con honestidad y celo”.

Fue el sueño de una breve legislatura y yo recuerdo el camino hacia la Constitución de 1978 a través de un prisma bastante particular: el de quien era un periodista joven, atosigado por el momento histórico y por la responsabilidad de redactor jefe de cierre de un diario vespertino -sí, esas cosas existían- obligado a meter con calzador la mayor cantidad de noticias históricas cada día antes de las tres de la tarde, y a la vez el del hijo de uno de los senadores que estaban escribiendo aquella Constitución democrática.

El mes pasado se conmemoró el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial en noviembre de 1918. Los líderes globales se reunieron en Francia para participar en una serie de actos de homenaje y memoria. Conmemoración que tuvo su cénit en la visita de la canciller Merkel y el presidente galo a la reproducción del vagón donde se firmó el acuerdo que terminaba con cuatro años de batallas y muerte. Allí se vieron gestos graves y contritos, con los que los dirigentes –sobre todo los europeos– pretendían transmitir el compromiso con la paz en un momento en el que las potencias desconfían de los organismos multilaterales de posguerra.

Llegan tarde, Matías. Llegan tarde y mal a rebuznar contra esos 400.000 pedazos de fascistas que hay en Andalucía, según las últimas estadísticas. Llegan tarde a romper escaparates, a procesionar vaginas y esteladas por las calles de Cádiz y Sevilla, por Granada y Málaga.

El poder de la imaginación, la imaginación al poder… Para que algo exista, primero hay que imaginarlo. Hoy mismo le dije esta frase a uno de mis hijos, que me preguntó quién fue el inventor de las leyes de la robótica.

La irrupción de Podemos en 2014 hizo tambalear el escenario político español. El programa que presentaron a las elecciones al Parlamento Europeo incluía algunas medidas que sembraron cierta inquietud, sobre todo cuando en algunas encuestas posteriores aparecieron como ganadores de las elecciones generales.