Nació y se crió en el llamado cinturón rojo de Barcelona. Cuando el área metropolitana de la ciudad condal era el claro reflejo de las sucesivas mayorías absolutas del PSOE. Por aquel entonces Cataluña se dividía entre una capital socialista y un territorio interior de marcado carácter convergente. De esta manera, el relato político catalán, que el tiempo demostró desmedido y hasta cierto punto ficticio, avanzó en una dialéctica marcada por la preponderancia de políticas sociales, por una parte, y por la construcción nacional, por otra. En pleno pujolismo, la Barcelona socialista se presentaba como la vanguardia de una socialdemocracia aseada y moderna. Con los años, el espejismo estalló drásticamente.