A deshora
Juan Claudio de Ramón

A deshora

Como un motor que se para en mitad del cielo. Con estas bellas palabras describe Simone de Beauvoir nuestra experiencia de la muerte. De otro modo: un accidente. Es extraño: a despecho de una apabullante regularidad estadística, para nosotros, los modernos, l

¿Savile Row? Exprópiese
Cristian Campos

¿Savile Row? Exprópiese

A Owen Jones, el escritor y comentarista de izquierdas de moda en Gran Bretaña, le ha caído una buena tunda en las redes sociales tras posar con una chaqueta de mil libras (unos mil doscientos euros) en una entrevista para la edición británica de la revista GQ al mismo tiempo que pontificaba sobre el fin del capitalismo.

Dolor
Enrique García-Máiquez

Dolor

Si no le corriese cierta prisa a The Objective, este artículo lo podría escribir mi hija a la perfección dentro de veinte años. Concurren en la niña dos tradiciones familiares sobre el dolor que se compensan y equilibran…

Un reflejo nervioso
Daniel Capó

Un reflejo nervioso

En una nota del 29 de mayo de 1941, el capitán de la Wehrmacht Ernst Jünger explica que supervisó el fusilamiento de un soldado condenado por deserción. Al principio dudó si debía aceptar el encargo o inventarse algún tipo de excusa.

Cuando el cinturón rojo
Jordi Bernal

Cuando el cinturón rojo

Nació y se crió en el llamado cinturón rojo de Barcelona. Cuando el área metropolitana de la ciudad condal era el claro reflejo de las sucesivas mayorías absolutas del PSOE. Por aquel entonces Cataluña se dividía entre una capital socialista y un territorio interior de marcado carácter convergente. De esta manera, el relato político catalán, que el tiempo demostró desmedido y hasta cierto punto ficticio, avanzó en una dialéctica marcada por la preponderancia de políticas sociales, por una parte, y por la construcción nacional, por otra. En pleno pujolismo, la Barcelona socialista se presentaba como la vanguardia de una socialdemocracia aseada y moderna. Con los años, el espejismo estalló drásticamente.

Adictos
Andrea Mármol

Adictos

Cuando se tiene el teléfono móvil como principal herramienta de trabajo no son infrecuentes los comentarios, a caballo entre la piedad y el desaire, que sugieren que uno tiene-un-problema de adicción al dispositivo. La acusación, por llamar a las cosas por su nombre, no deja de ser un indicativo de hasta qué punto nos creemos a menudo libres de imperfecciones. Aunque, al cabo, no constituye novedad alguna el hecho de que abundan más los anhelosos de cambiar el mundo que los que tratan primero de conocerlo.