THE OBJECTIVE
Lorena Monton

Robots, ¿nuestros sustitutos?

Puede sonar a ciencia ficción pero me da la impresión de que los roles se están intercambiando: mientras los humanos nos estamos robotizando cada vez más, los diseñadores de robots pretenden que éstos queden cada vez más humanizados.

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Robots, ¿nuestros sustitutos?

Puede sonar a ciencia ficción pero me da la impresión de que los roles se están intercambiando: mientras los humanos nos estamos robotizando cada vez más, los diseñadores de robots pretenden que éstos queden cada vez más humanizados.

“¿Pueden los robots confiar en los humanos?” Esta es la cuestión que se plantean los creadores de Hitchbot, un robot ideado para recorrer todo Canadá haciendo autostop. Este atípico viajero recogerá historias y comentará su experiencia a través de internet para que todo aquel que quiera pueda hacer un seguimiento de su aventura. Un “Callejeros viajeros” fusionado con “El hombre bicentenario”.

No soy una fanática de la tecnología aunque reconozco que sin ella nuestra vida sería mucho más complicada. La uso, como la mayoría, para una mayor comodidad. Lo que me inquieta es ver que cada vez se emplea más para “sustituirnos” a nosotros: los humanos.

Las bromas acerca de nuestra dependencia a los gadgets tecnológicos circulan por internet constantemente. Sí, vivimos pegados al móvil y con la cabeza gacha, más pendientes de la pantalla que de lo que nos rodea. Pero, aun así, los que vivimos y experimentamos somos nosotros, las personas. Que un robot tenga que explicarnos a través de internet lo que se siente haciendo autostop, viajando con un desconocido o visitando nuevos paisajes, me deja perpleja.

Puede sonar a ciencia ficción pero me da la impresión de que los roles se están intercambiando: mientras los humanos nos estamos robotizando cada vez más, los diseñadores de robots pretenden que éstos queden cada vez más humanizados. Deberíamos darnos por aludidos y recibir este paradigma como un pequeño aviso. Potenciemos lo que nos distingue de las máquinas, los sentimientos, y vivamos lo que ellos (aún) no pueden vivir.

Que el experimento de Hitchbot se plantee si éste puede confiar en nosotros, no dice mucho a favor de la raza humana. ¿Acabarán los robots por sentir más que nosotros? Esperemos que la realidad no supere a la ficción, aunque cada día hay más humanos que viven como si fueran robots.

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